La decisión sobre si estacionalizar visitas experimentales a Altamira podría llegar dentro de "seis u ocho meses"

  • Alerta de que la "masificación" de visitantes en ciudades y museos "pone en peligro el patrimonio"
EUROPA PRESS

La decisión sobre si finalmente se estacionalizarán las visitas experimentales a la cueva de Altamira para proteger su conservación podría demorarse en torno al menos "seis u ocho meses".

Así lo ha confirmado Fatás, en declaraciones a Europa Press, que ha explicado que ya se está estudiando esta posibilidad, anunciada el pasado junio tras el Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación Altamira, en el que se aprobó mantener el número de visitas experimentales pero analizando la posibilidad de concentrarlas fuera del periodo entre febrero y junio, que es cuando se acentúan los problemas de filtración y condensación del agua en la cavidad. Hasta el momento, cada viernes se realiza un sorteo para que cinco personas puedad acceder a la cueva original.

"Estamos en ello. No es una cosa que partamos de cero. Estamos en ello, lo que pasa que todos los procesos y toda la investigación relacionada con los temas de conservación son a largo plazo, por lo tanto de lo que estamos hablando de por lo menos seis u ocho meses para poder tomar esa decisión", ha explicado Fatás a Europa Press.

Según ha aclarado, lo que se va a analizar es si dicha estacionalización sería beneficiosa para la conservación de la cueva de Altamira.

LOS VALORES DEL PATRIMONIO

La directora de Altamira dirige desde hoy, y hasta el viernes, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander la VII Escuela de Arte y Patrimonio 'Marcelino Sanz de Sautuola', que versará en esta edición sobre la Economía de la cultura: museos y sitios patrimoniales'.

En su exposición inicial, Fatás ha hablado, entre otros aspectos, que el patrimonio cultural "puede ser una herramienta de desarrollo" para un territorio y de generación de riqueza y empleo.

Y respecto a lo que supone en este sentido Altamira, Fatás ha recordado, en posteriores declaraciones a Europa Press, que el CSIC llevó a cabo entre 2012 y 2014 un estudio sobre el valor social de Altamira, dentro del Programa de investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso a la cueva, que, según ha consultado esta agencia, cifraba en 36 millones de euros anuales el impacto del Museo de Altamira.

Ese informe señaló que del trabajo sociológico realizado no se podía deducir que hubiera demanda social para que la cueva se abrieraal público, tanto de forma restringida o generalizada, sino todo lo contrario.

Y es que, según apuntaba el estudio, la opinión mayoritaria entre la población española (57%) era que la cueva pudiera abrirse a un número limitado de personas, si las pinturas no corren peligro y un 95% de los visitantes al Museo de Altamira veía muy bien, o bastante bien, que la cueva esté cerrada para garantizar su conservación futura. También la gran mayoría de los encuestados (un 72%) opinaba que la decisión debe estar en manos de los científicos, no de los políticos

Además, el estudio económico realizado mostraba que la apertura de la cueva, incluso aunque se ampliase a un número mucho mayor de visitantes, no tendrá un impacto económico superior al que ya tiene de por sí el Museo de Altamira.

Este estudio se expondrá el miércoles, 12 de julio, a los alumnos de la Escuela de Arte y Patrimonio, durante una jornada en el Museo Altamira.

Además de hablar del valor e impacto económico del patrimonio, cuestión en la que se profundizará en los próximos días, Fatás ha hablado del patrimonio como "símbolo de identidad", algo que, según ha dicho, es un "arma de doble filo" porque, al ser esto un valor "subjetivo", "fácilmente se puede instrumentalizar".

"Los museos, por ejemplo, puede ser usados para crear discursos sobre la identidad que pueden estar más o menos dirigidos o instrumentalizados por los poderes que los gestionan", ha dicho Fatás.

Al margen de este asunto, Fatás ha subrayado en su intervención en la UIMP de las posibilidades de los museos para "promover la interculturalidad" y un "espacio de diálogo" entre sociedades y culturas.

Precisamente, ha señalado que la interculturalidad es una de las líneas de trabajo del plan Museos+ Sociales impulsado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para que las instituciones museísticas se adapten a las realidades sociales del contexto actual, con la finalidad de ser accesibles y responder a las necesidades de toda la ciudadanía, en especial, de aquellos colectivos que mayores dificultades tienen para la visita o que se encuentran en riesgo de exclusión social.

Junto a la interculturalidad, otras líneas de trabajo están dirigidas a convertir a los museos en recursos "abiertos", "accesibles", "sostenibles" e "inclusivos".

Fatás ha subrayado también el trabajo que desde algunos museos, como el Museo de América en Madrid, se está realizando para intentar que en sus muestras quede reflejo de la sociedad actual. Como ejemplo, ha citado el 'Programa Trans', con diversas exposiciones temporales y actividades en torno a la identidad de género y transexualidad.

Fatás también se ha referido al giro que, según ha dicho, han dado en la última década los museos al fijar el foco y "priorizar" la labor de difusión sobre otras, como la de investigación y conservación, que también se realizan.

LA MASIFICACIÓN DEL TURISMO Y SUS RIESGOS PARA EL PATRIMONIO

En su intervención, también Fatás reconocido la importancia del turismo cultural pero ha subrayado la necesidad de que sea "sostenible" y sea "aquel que el patrimonio pueda sostener".

Así, ha alertado de los riesgos que puede suponer la "masificación" que se da, en ocasiones, en monumentos, museos o ciudades, y que, según ha dicho, "ponen en peligro", por razones de conservación el patrimonio y los valores originales de éste.

Como ejemplo, ha señalado la masificación que viven ciudades como Venecio o, en España, Barcelona, donde esta situación ya es percibida como un "problema" o la que sufren algunos de los principales valores patrimoniales de la Ciudad Condal, como la Sagrada Familia o el Parque Güell, o de otros lugares, como la Muralla China, La Alhambra o la Fontana di Trevi en Roma.

Y ha señalado que en algunos lugares se están "tomando medidas al respecto" ya que, si no se adoptan, pueden perjudicar al Patrimonio.

En el lado opuesto, y como ejemplo de una "estrategia bien planificada", ha citado el caso de Málaga y su 'ciudad de los museos', que tiene 36 museos.

Respecto a Altamira, ha aludido al "grave riesgo" que generó para la cueva original la gran afluencia de visitantes registrada sobre todo en los años 70. "Gracias a Dios se frenó", ha señalado Fatás, que ha afirmado que "los problemas de conservación de Altamira son heredado de lo que sucedió en etapas del pasado".

En su intervención, Fatás ha reconocido que en ocasiones el Museo de Altamira, que incluye una réplica de la cueva original, "también comienza a estar masificado".

Sobre ese asunto, en declaraciones realizadas a Europa Press, ha explicado que el Museo de Altamira tiene cada día tiene un aforo limitado, que en verano se fija en 2.200 personas.

Ha señalado que el "problema" que hay en el Museo de Altamira y en otros recursos de Cantabria, como el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, es que el turismo en la comunidad es "muy estacional" y "muy centrado" en los meses de verano o en Semana Santa que pueden hacer que los sitios estén "saturados".

Ha explicado que en Altamira se están intentando ofrecer "alternativas" dentro del propio recinto del Museo para "descongestionar" el edificio principal, que es donde se encuentra la mayor parte del patrimonio que alberga.

Así, por ejemplo, ha citado una exposición temporal este verano en la zona de pabellones o, en el futuro, lo que supondrá el proyecto de apertura de la Cueva de Estalactitas.

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