Soria, 10 mar.- Una de las figuras más influyentes de la filosofía española del siglo XIX y con un papel determinante en la reforma educativa posterior en España e Hispanoamérica, Julián Sanz del Río, nació hoy hace dos siglos en Torrearévalo, pequeño pueblo situado a los pies de la sierra del Alba, en Soria.
El Ayuntamiento de Torrearévalo nombró a Sanz del Río su hijo predilecto el 11 de febrero de 1906 y el próximo verano, de la mano de Arévalo de la Sierra -del que hoy depende administrativamente- su asociación cultural y la Diputación soriana le homenajeará con un ciclo de conferencias, una exposición y un concierto de la Joven Orquesta Soriana.
Así lo ha confirmado hoy a Efe su alcalde Miguel Ángel Arancón, quien ha destacado la figura de este soriano adelantado a su tiempo, que marcó el futuro educativo de generaciones posteriores, con su adaptación a España del krausismo alemán.
Además, la Junta de Castilla y León tiene previsto abrir antes de Semana Santa la casa del parque del acebal de Garagüeta, en Arévalo de la Sierra, en cuya tercera planta hay prevista una pequeña aula dedicada a recorrer la biografía y la obra de Sanz del Río.
Por el contrario, la restauración de la casa natal de Sanz del Río se ha quedado en el debate político, a pesar de que en noviembre de 2006 se aprobó en el Senado una moción para recuperar la vivienda, hoy en estado de semirruina, y habilitar un museo.
El filósofo nacido en Torrearévalo hace hoy dos siglos abrió caminos al pensamiento anquilosado de su tiempo y fue un adelantado que permitió las nuevas ideas a las generaciones posteriores.
Entre ellas la de Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, que incentivó la renovación educativa, cultural y social de España y en la que se formaron, entre otros, Joaquín Costa, Leopoldo Alas Clarín, Julián Besteiro, Manuel y Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset y Américo Castro.
Algunas ideas o principios de Sanz del Río y del krausismo inspiraron la Institución Libre de Enseñanza.
El principio "institucionalista" de hacer hombres entronca con el magisterio abierto de Sanz del Río quien sostuvo que su misión consistía en "atraer, persuadir y adoctrinar a aquellos en quienes duerme todavía la idea de la humanidad, la libertad y la tolerancia".
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