Bilbao mantiene su tradición del toro como principal atractivo

  • Las Corridas Generales han sido un año más fieles a su tradición de respeto y admiración por el toro, epicentro del gran espectáculo que se da en el ruedo de la Plaza de Vista Alegre durante la Aste Nagusia o Semana Grande, la fiesta mayor de Bilbao cuyo carácter lo define precisamente el bravo animal.

Juan Miguel Núñez

Bilbao, 29 ago.- Las Corridas Generales han sido un año más fieles a su tradición de respeto y admiración por el toro, epicentro del gran espectáculo que se da en el ruedo de la Plaza de Vista Alegre durante la Aste Nagusia o Semana Grande, la fiesta mayor de Bilbao cuyo carácter lo define precisamente el bravo animal.

El toro que por presencia y comportamiento se conoce como "el de Bilbao", denominación al margen de su procedencia geográfica según la ubicación de la ganadería donde se ha criado.

Es el toro grande, de volumen generalmente disparatado en comparación con el que se lidia en otras plazas, pero, ojo, también armónico en sus formas, nada desproporcionado teniendo en cuenta que los kilos no le quitan el aspecto afinado que suele ser asimismo exigencia genética para que haya garantías de que embista, que es al fin y al cabo de lo que se trata. Toro en tipo se dice en la jerga.

Y toro, sobre todo, bien armado. El toro "de Bilbao" es astifino y con desarrolladas defensas. Pavoroso por su propia constitución, y por ende por su integridad. Aquí no valen componendas en cuanto a pitones.

Todos los que intervienen de una forma u otra en el espectáculo saben bien cuál es "el toro de Bilbao". La organización, la Comisión Taurina de la Junta Administrativa de la Plaza de Bilbao, tiene por norma que las ganaderías anunciadas vengan con las mejores garantías de presencia y juego, y para ello se basa en los resultados de años anteriores en esta misma plaza y por supuesto en el momento que atraviesan por el comportamiento en otras.

Se da el caso de haberse prescindido de corridas apalabradas al comprobar la Comisión en las visitas al campo que no iban a reunir las exigencias antes descritas. Incluso cuando se conoció que determinada ganadería había dispuesto de toros ya reseñados para Bilbao con el fin de completar la corrida de otra plaza, también los responsables de la Comisión la descartaron enseguida.

Bilbao es algo muy serio para el toro. Lo saben los toreros, que asumen de antemano el esfuerzo que significa anunciarse en su plaza, eso sí, conscientes también de que un triunfo aquí revaloriza la cotización. Lo aprecia el público, cuya respuesta en la taquilla sigue siendo muy buena, también pese a la crisis y a la televisión en directo. Y lo valora la prensa especializada que procura ser justo juez de lo bueno y lo malo que a la postre puede darse en el ruedo.

Concretamente han merecido los mejores elogios las ganaderías de Núñez del Cuvillo, "Alcurrucén" y "El Pilar", competidoras entre las tres para la mejor corrida en conjunto, e individualmente también para el mejor toro. Menudos fueron los tres encierros por fachada, bravura y clase, pese a que siempre el bisturí de la crítica encuentra matices de exigencias mayores en toros muy concretos. Pero lo que queda para el recuerdo de estos tres nombres este año en Bilbao es una nota sobresaliente.

Como importante fue también la corrida de Victorino Martín, en la que contó sobre todo la variedad, con toros para todos los gustos, desde la difícil alimaña al toro más noble y enclasado.

En otro escalón, la de Fuente Ymbro echó asimismo tres toros muy notables.

Y como la felicidad total es casi una quimera, "Jandilla" lidió lo que se dice "una mala corrida de una buena ganadería" dado su irregular y escaso juego aunque con un apreciable fondo de nobleza que tampoco la hizo imposible.

No dio la talla la de Victoriano del Río, cuando era una de las más esperadas por tratarse de su debut en Vista Alegre, pero sorprendentemente no cuidó el ganadero la presentación, y su juego también dejó que desear aún con dos toros al margen de esa debacle.

Tampoco Miura respondió a las expectativas que despierta su nombre. Llevaba nueve años sin lidiar en Bilbao, y conforme suele actuar "la Junta" en estos casos, es posible que vuelva a tener vacaciones.

Por último, la de rejones, la de los herederos de Ángel Sánchez, aunque se mira con otra lupa, fue también decepción por las dificultades que planteó.

En el análisis de toreros resplandece el nombre de "Morante de la Puebla", cuya actuación con un importante toro de Núñez del Cuvillo encandiló en todos los sentidos. La gracia y el duende, la magia y el salero se desbocaron en una faena que ya ha pasado a ser hito en la carrera de tan singular torero. Faena de dos orejas, que en Bilbao es casi récord.

No hay que dejar atrás otra de Ponce a otro toro de bandera de "Alcurrucén", por lo que tuvo de maestría y estética, de depurada técnica y prodigioso temple, las armas fundamentales de su toreo. El premio de una oreja esta vez pareció insuficiente.

El debutante David Mora entró por la vía de las sustituciones después de no haber estado anunciado inicialmente, y como se esperaba de él también sorprendió en Bilbao. Cortó una oreja en su segunda tarde, y pudo haber sumado más trofeos en los otros toros que tuvo si no falla con la espada. Muy bien por firmeza y capacidad lidiadora, incluso por el regusto en la interpretación.

"El Cid" también convenció y triunfó con una faena de enjundia y disposición al mejor toro del buen encierro de "El Pilar".

Una oreja de mucho valor ganó Padilla en la de Victorino, y antes también se hizo notar en la de Miura. Como Bolívar, buen lidiador en la de Victorino, obtuvo asimismo un apéndice.

El trofeo de Manzanares a un toro de Cuvillo tiene el mérito de haber sido por una faena posterior al "lío" de "Morante", con lo que significa poder llamar la atención en esa circunstancia.

Orejas pudieron cortar "El Juli", Perera, Luque, Urdiales y el alternativado Jiménez Fortes, pero por unas cosas u otras, fundamentalmente el fallo a espadas, todos se quedaron a medias.

Rafaelillo", sin embargo, todo corazón frente a un "miura", debió afinar más con la espada para haber tenido la recompensa que merecía de otra oreja.

Castella se quedó en la frontera de un triunfo que le negó el presidente, sin duda por la falta de rotundidad de la faena a otro toro de categoría del "Pilar".

Solamente discretas las actuaciones de César Jiménez y Alejandro Talavante.

En la de rejones salieron a una oreja por jinete, pero Ventura marcó ese día diferencias. Leonardo estuvo bien sin más. Y Hermoso, a la baja.

Pero hay que insistir que sin un abultado número de trofeos, la feria ha sido importante. Reconforta que se haya lidiado el toro en toda su pujanza. Y cuentan también como bueno la rigurosidad del "palco" y otros parámetros que definen la seriedad de esta plaza.

Mostrar comentarios