Bilbao revoluciona el diseño en natación sincronizada

  • El bañador que ha revolucionado el diseño en la natación sincronizada, tras lucirlo las integrantes del equipo español en los Mundiales de Shanghái, se gestó en un estudio del bilbaíno barrio de Deusto: Peccata Minuta.

Naiale Urkijo

Bilbao, 2 ago.- El bañador que ha revolucionado el diseño en la natación sincronizada, tras lucirlo las integrantes del equipo español en los Mundiales de Shanghái, se gestó en un estudio del bilbaíno barrio de Deusto: Peccata Minuta.

El bañador simula la cara de un tiburón con sus fauces abiertas y el gorro muestra también la cara de un pez con unos ojos de plástico en relieve. El diseño incorpora acabados en látex metalizado, lo que le dota de brillo e intensifica los colores.

Enfundadas en este diseño las ocho componentes del equipo español lograron hace diez días la medalla de bronce en la final de artística por equipos en los Mundiales de Natación de Shanghái.

Además del triunfo deportivo, las españolas arrasaron con el diseño de la bilbaína Mónica Ausín, que, según explica en una entrevista con Efe, recibió incluso los parabienes de los equipos rivales.

El origen de esta "bonita historia" tuvo lugar en la XXXI Gala Nacional del Deporte celebrada en marzo en Bilbao. En ella, la seleccionadora nacional de natación sincronizada, Anna Tarrés, hizo un llamamiento a los asistentes a presentar ideas innovadoras en el diseño del bañador para la cita de Shanghái.

Mónica Ausín recogió el guante y transmitió a Tarrés sus deseos de tomar parte en el proyecto. Ambas congeniaron y la bilbaína se dispuso a asumir el reto planteado por la seleccionadora: "dar un bombazo" en el diseño del bañador.

"Anna quería que la imagen fuera muy impactante, muy agresiva, muy dinámica. Creo que lo más provocador es siempre una cara: unos ojos que miran, una boca. Quise poner la cara por delante y por detrás. En el gorro va en la nuca y en el bañador va en la parte delantera", explica la diseñadora.

La innovación no vino solo de la mano de la imagen, sino también de los materiales utilizados: nunca hasta entonces se había utilizado el látex "de una manera artesanal, sobre licra y pintado". Tampoco se había usado el componente con que se recrearon en el gorro los ojos del pez: bolas de plástico cortadas por la mitad.

Sin embargo, esta apuesta novedosa también causó inquietud entre los diseñadores, que temían que no se autorizaran los bañadores: "Teníamos todas las dudas del mundo. El equipo español ya había tenido la experiencia con bañadores anteriores, en los que intentaron meter (luces) 'leds' y no se lo permitieron".

"Ese era nuestro temor. Estábamos muy lejos como para reaccionar y enviar otra vez por paquete a Sanghái piezas corregidas y, por otro lado, íbamos con un histórico de rechazo", recuerda Ausín, que viajó a Barcelona para saber "de qué iban los tiros" en esto de la natación sincronizada, un deporte del que, según confiesa, "no sabía prácticamente nada".

El conocimiento adquirido sobre la natación sincronizada y las indicaciones de Tarrés llevaron a la bilbaína a modificar sus primeros diseños y del tirante ancho y la pata a la cadera, se pasó a un corte más fino en el hombro y más elevado en la cadera.

Influida por su labor como estilista, Ausín trató de afinar la figura de las nadadoras colocando las líneas que marcan la boca del tiburón sobre la cadera y bajo el pecho.

La bilbaína se siente "muy sorprendida" por el "impacto" del bañador, aunque adjudica gran parte del mérito a Ana Tarrés y su equipo, a quienes además agradece que hayan confiado en ella "desde el principio". EFE.

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