El desayuno es algo íntimo. Podemos comer y cenar en cualquier sitio, pero no admitimos desayunar en un lugar donde no nos sentimos cómodos. Hay quien elige su cocina y quien el bar de la esquina. Y también hay quien, como Holly Golithly, la protagonista de Desayuno con diamantes, elige la célebre joyería Tiffany & Co. porque allí, dice, no puede pasarte nada malo. Si Holly Golithly pudiera desayunar en Tiffany & Co., no hay dudas de que no se limitaría a beber un café en una taza de papel y mordisquear un cruasán como hace al inicio de la película.
Con glasa
Quizás se dejaría llevar por las joyas de Tiffany & Co., sorprendentemente inspiradoras desde el punto de vista gastronómico. Hay brazaletes con pavé de diamantes que recuerdan una glasa espesa y dulce que envuelve y oculta un trozo de tarta recién hecha, quizás una Red Velvet, con su bizcocho rojo y sus capas de vainilla. Para rematar la dulzura de este desayuno sería perfecto un batido, también de vainilla y con una ligera espuma.
¿Rusia o mediterráneo?
Hay diamantes amarillos que evocan un desayuno mediterráneo con tostadas de pan, aceite de oliva virgen, tomate triturado y un café con leche. También hay pulseras de diamantes Art-Deco que se sujetan sobre estructuras impalpables de platino como caviar sobre cucharitas de ónice, como se hace en Rusia: con una taza de té hirviendo y unas rebanadas de pan negro untadas con mantequilla.
Romántico
Obviamente hay anillos de compromiso o más bien el anillo de compromiso: el Tiffany® Setting al que sólo le puede ir bien el desayuno más romántico del mundo. Con una cestita de frambuesa, yogur con miel, quizás un café irlandés y galletas de mantequilla.
De película
Pero probablemente de todas las joyas de Tiffany & Co., Holly Golithly se quedaría con la más sabrosa: ese collar de diamante amarillo diseñado por Jean Schlumberger que en la película se asoma debajo de una vitrina mientras ella y su amigo Paul Varjak 'profanan' la seriedad de ese templo con sus risas y sus pretensiones absurdas. Tan estadounidense como ella y a pesar de su inalcanzable elegancia, ese collar sabría sin duda a tortitas con sirope de arce, cereales y zumos de naranja. El desayuno ideal para el primer día de su nueva vida. Nada más y nada menos.
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