Bolívar corta la única oreja de una áspera corrida en La Rioja

  • El colombiano Luis Bolívar inauguró hoy la Feria de San Mateo de Logroño, en La Rioja, norte de España, con la única oreja de una áspera corrida de toros de la ganadería de Palha.

Logroño (España), 18 sep.- El colombiano Luis Bolívar inauguró hoy la Feria de San Mateo de Logroño, en La Rioja, norte de España, con la única oreja de una áspera corrida de toros de la ganadería de Palha.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Palha, bien presentados, bravos en varas, pero acusándolo en el último tercio, en general deslucidos. El sexto además desarrolló peligro.

Juan José Padilla: pinchazo y estocada caída (silencio); y buena estocada (silencio).

Javier Castaño: estocada que asoma y descabello (silencio); y estocada y tres descabellos (silencio).

Luis Bolívar: estocada (oreja); y estocada atravesada (silencio).

En cuadrillas, David Adalid se desmonteró en el segundo. El picador Ismael Alcón fue muy ovacionado en el tercio de varas al sexto.

En la enfermería fue atendido Javier Castaño de un "varetazo en el antebrazo izquierdo, de pronóstico leve".

La plaza tuvo un cuarto de entrada.

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LOS SEIS SE ACABARON EN EL PETO

El primer toro de Padilla acusó sobremanera el excesivo castigo de varas que llevó, motivo por el que llegó al último tercio muy apagado y corto de viaje. El jerezano llevó a cabo una faena intermitente con el que apenas llegó a interesar.

No mejoró Padilla en el cuarto, al que cuajó una faena plana y sin emoción.

Castaño tuvo en primer lugar un toro tan noble como blando, al que instrumentó una labor encimista, en la que sobresalieron algunos pases sueltos dentro de un conjunto ayuno de ritmo y unidad.

Con el quinto volvió a poner las mismas ganas Castaño, que prologó su labor de rodillas, pero de nuevo pecó el torero de un toreo muy en corto y demasiado accesorio.

La primera oreja de la feria la paseó Luis Bolívar del tercero, primero de su lote, toro que aguantó más que sus hermanos y con el que el colombiano anduvo fácil y voluntarioso, con un toreo limpio y a media altura basado en la mano diestra, pero sin entrar en profundidades y sin acabar de someter al animal por abajo.

El sexto fue el toro más peligroso del envío, con el que Bolívar quiso mucho, pero sin llegar a someter a un animal que cada vez iba poniéndose más violento.

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