Buen debut de Pascual Javier, aún sin pasear trofeos

  • El novillero Pascual Javier protagonizó un interesante debut hoy en Las Ventas, pues aunque no paseó trofeos al menos fue el único que se justificó.

Javier López

Madrid, 11 sep.- El novillero Pascual Javier protagonizó un interesante debut hoy en Las Ventas, pues aunque no paseó trofeos al menos fue el único que se justificó.

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Couto de Fornilhos, bien presentados y de juego variado. El mejor, el quinto; "sirvió" también el tercero, noble aunque a menos; soso y justo de fuerzas el primero, manso y con genio el segundo; parado y con guasa el cuarto; y deslucido el sexto.

Pablo Santamaría: pinchazo, media tendida y cuatro descabellos (silencio tras aviso); y pinchazo y casi entera muy baja con derrame (pitos).

Luis Miguel Amado: estocada caída y cuatro descabellos (silencio tras aviso); y pinchazo, otro hondo, cuatro pinchazos más y cinco descabellos (silencio tras aviso)

Pascual Javier: pinchazo y estocada (ovación tras leve petición); y pinchazo, estocada y tres descabellos (palmas tras aviso).

En cuadrillas, Manolo Macías y Antonio Vázquez se desmonteraron en el quinto.

La plaza tuvo un tercio de entrada en tarde-noche agradable.

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UN NOVILLERO Y UN NOVILLO

Otro suplicio de tarde. Aunque en lo positivo cabe destacar las buenas maneras del valenciano Pascual Javier y un buen novillo, el quinto, que no fue convenientemente aprovechado. Pero hasta ahí. El resto del encierro no funcionó, y ni Santamaría ni Amado llegaron a interesar por muchas ganas que pusieron ambos para agradar.

Santamaría tuvo en primer lugar un novillo que marcó querencias de salida y que se dejó las fuerzas en el primer encuentro con el caballo. En banderillas esperó, y en la muleta resultó probón, descompuestito y extremadamente.

El ecuatoriano quiso mucho con él, incluso consiguió algún pasaje reseñable en el toreo a derechas. Por el izquierdo se quedaba más corto el animal, reponiendo y defendiéndose con la cara alta al final de cada pase. Labor aseada de Santamaría, que aunque no llegó a resolver nada, al menos puso con ganas. Eso si, con la espada, muy mal.

En el cuarto tuvo lugar un tercio de banderillas de lo más denigrante. Ni un sólo par en condiciones. Todos los banderilleros huyendo despavoridos según se arrancaba el toro, e incluso uno de ellos, Gabriel Nadal, resultó empitonado contra las tablas.

Triste espectáculo en el ruedo, pero más aún en el tendido, repleto de turistas, que lo vivió entre risas y con una absoluta falta de respeto.

El novillo, manso, parado y complicado, no fue nada propicio. Y aquí Santamaría evidenció su falta de rodaje para no llegar a pasar de las probatura.

El primero de Amado derribó al picador que hacía puerta en la primera vara y fue castigado excesivamente en la segunda. En el último tercio el novillo se desplazó con brusquedad, y el novillero supo vender al principio esa movilidad para pegar una primera serie un punto rapidito pero que conectó con los tendidos.

El resto de la faena fue una sucesión de trallazos por uno y otro lado, lógico dado el genio del animal, que nunca se templó, aunque tampoco faltaron enganchones e incluso algún desarme.

El quinto fue el novillo de mejor condición del envío pero Amado no estuvo a la altura. Puso mucha voluntad, pero le faltaron muchas cosas a la faena, sobre todo colocación, pero también temple, limpieza y quietud. Hubo muletazos aislados de buen aire, pero el novillo era de lío: noble y con recorrido.

Lo mejor de Pascual Javier fue el valor y el sentido del temple que tiene, lo que le valió para sacar tajada del tercero, novillo tan noble como falto de recorrido, al que toreó por momentos al ralentí por los dos pitones.

Muletazos lentos, limpios y algunos de mano baja, aunque a decir verdad faltó algo más de hilván debido a que el novillo se iba quedando cada vez más corto hasta que acabó negándose por completo. Sin duda, lo más destacado de la tarde. Manoletinas finales y estocada a la segunda, suficiente para ser ovacionado.

Con el sexto no pudo redondear nada Pascual Javier ante un novillo manso y reservón con el que volvió a justificarse con muy buenas maneras al principio y valor al final con el astado ya "rajado" en tablas.

No hubo sintonía para el triunfo, pero al menos fue el único espada que abandonó la plaza con la sensación del deber cumplido.

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