Redacción internacional.- No es habitual en Ken Loach contar con estrellas, pero para "Buscando a Eric" la voz de la conciencia del cine británico se ha desmarcado y ha "fichado" a un astro no del cine sino del balón, el ex futbolista Eric Cantona, con el que propone un refrescante encuentro entre realidad y optimismo.
En toda denuncia se esconde el pensamiento positivo de cambiar las cosas, pero en el cine social, terreno al que siempre se ha adherido Ken Loach, a menudo ese matiz se pierde por lo desgarrador del objeto denunciado.
Pero, justamente, el realizador de títulos como "Tierra y libertad" o "Mi nombre es Joe" se ha caracterizado por lanzar sus dardos envenenados contra el sistema, reservando a las criaturas que lo sufren una parcela de felicidad en los pequeños momentos íntimos.
En "Buscando a Eric" -de estreno esta semana en España-, Loach amplía esa parcela y centra su mirada en un objetivo más emocional. Aunque con el rabillo del ojo no deja de observar las consecuencias familiares del thatcherismo, prefiere dar rienda suelta a su lado más amable -el de películas como "Sólo un beso"- y remata la jugada con la ayuda maestra del ex futbolista francés.
Que el humor es compatible con la reivindicación es bien sabido gracias a la sátira, pero si ese humor es amable y la sensación al salir de ver "Buscando a Eric" es de satisfacción vital, Loach sabe que se arriesga a ser tachado de superficial.
Cuando se presentó en el epicentro de la gravedad que es el Festival de Cannes, hubo muchas risas, alguna lágrima y ovación final, pero nadie se sorprendió de que quedara fuera del palmarés.
Sin embargo, lo cierto es que la sutil combinación que Loach crea, de nuevo al alimón con Paul Laverty, funciona bajo unos patrones de precisión e inteligencia tan perfectos que son modestos y, por ello, casi imperceptibles.
En la vida del Eric que no es Cantona, sino un cartero que cometió un error hace 20 años y desde entonces ha ido incrementando cual bola de nieve su caos vital, Loach y Laverty tejen un optimismo que nada tiene que ver con lo ingenuo o lo complaciente, por mucho que opten por el "fantasma" del futbolista para construir su fábula.
Ese juego de filosofía práctica colindante con las reglas competitivas del deporte es manejado por Cantona con la elegancia que regaló al Manchester United, mientras que el enclenque pero entrañable Steve Evets, nominado como mejor actor en los Premios Europeos del Cine, completa con su matizada interpretación el manifiesto de la fe en uno mismo.
Así, mientras el ex futbolista francés recuerda que el mejor momento de su carrera no fue un gol, sino un pase para un compañero, "Buscando a Eric" se revela como justamente eso: como ese gesto generoso que allana el terreno para que alguien -en este caso, al público- se sienta mucho mejor.
Mateo Sancho Cardiel
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