El negocio de las 'cajas sorpresa' de las influencers: ¿merece la pena pagar 48€?

  • Las chicas más populares de las redes sociales se han unido a la plataforma 21 Buttons para sacar rentabilidad a su gran audiencia.
Marta Pombo
Marta Pombo
Instagram

Desde hace unos días, influencers como Aretha Fusté, Natalia Osona o Bárbara Pérez están anunciando un nuevo proyecto en sus redes sociales que no ha pasado desapercibido para los usuarios y que promete ser muy exitosos. De la mano de la plataforma de moda '21 buttons' han creado una serie de cajas de productos 'sorpresa' por suscripción que se vende por 48 al mes. El total del contenido estaría valorado entre 65 y 85 euros, e incluso más en algunas ocasiones.

Por ejemplo, la caja de Aretha Fusté, conocida como 'Aretha la galleta' en Instagram, llevaba en septiembre una agenda para el nuevo curso, una falda de la marca española Brownie, una vela aromática y un recuerdo de Bali, uno de sus sitios favoritos. El éxito está siendo tal que las cajas de octubre ya están agotadas, por lo que las interesadas tendrán que esperar a la de noviembre.

De este modo, la red social '21 buttons', donde las influencers y también usuarios anónimos cuelgan sus looks etiquetando la procedencia de las prendas, que se pueden comprar directamente desde ahí, se ha apuntado a uno de los fenómenos que más está pegando en el mercado anglosajón de moda, el de las cajas de ropa y belleza por suscripción. Este tipo de empresas se dedican a enviar cajas personalizadas a sus clientes con prendas diferentes cada mes, lo que les evita ir de compras. En España tenemos el ejemplo de la vasca Lookiero, que cada mes envía cinco prendas diferentes en su caja y solo pagas por las que te quedas, más los 10 euros por comisión al 'personal shopper' que hace la selección personalizada de prendas según los gustos expresados por la clienta.

Pero en el caso de las influencers y '21 buttons', esa 'personal shopper' son ellas mismas, y solo hay que pagar 48 euros, independientemente de lo que vaya en la caja. Eso sí, no es solo ropa, de hecho, lo más normal es que en cada una solo haya una prenda entre los cinco productos máximo que envían. La pregunta que se hacen muchos es si de verdad merece la pena este servicio.

Un negocio detrás

La iniciativa es, desde luego, novedosa y supone una nueva forma de compra, pero evidentemente conlleva un negocio detrás. Por ejemplo, redondo es para Natalia Osona, que es dueña de la marca de ropa Glowrias, que arrasa entre sus seguidoras. Ella va a incluir cosas de su propia firma en sus cajas, como ya ha dicho, que serán exclusivas para las suscriptoras de la caja. Por lo tanto, se trata de una forma de que crezca su propia marca y de aprovechar un nuevo canal de venta.

Además, la mayoría de los productos que incluyen son de firmas con la que ellas ya trabajan habitualmente, por lo que se trata de una fórmula diferente de que se compre lo que ellas mismas promocionan, pero de forma velada. Esto supone otra forma de incitar al consumo y esta vez, creando más efecto deseo al no saber qué te vas a encontrar en la caja.

¿Puede ser una decepción? Eso depende de cada persona y de sus gustos, pero evidentemente que nadie espere encontrar productos de grandes firmas o mucha ropa, porque es probable que contenga más accesorios que otra cosa. Si bien lo que no se quiera se puede devolver y se reembolsa la parte correspondiente a ese producto de los 48 euros mensuales. Pero nadie da 'duros por pesetas', por lo que si pagas 48 euros no puedes esperar cosas excepcionalmente caras.

En Estados Unidos, estas plataformas de suscripción se usan para reducir el exceso de consumo al dar cada mes un número limitado de prendas, lo que puede saciar el ansia consumista y hacer que las personas compren menos. Incluso algunas son para alquilar la ropa y luego devolverla, lo que permite renovar periódicamente el armario sin tener que acumular prendas en el armario, sin gastar tanto dinero y evitando la compra compulsiva. 

En cualquier caso, hablamos del mismo perro con diferente correa, es decir, de promover el consumo aunque presentada de una forma más innovadora y sostenible y con el factor sorpresa de por medio, que todavía incita más. Pero también se corre el riesgo de que la inversión no sea acertada y que lo que contenga la caja no coincida con los gustos personales.

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