Calixto Bieito deja libertad a los cantantes en una "Carmen" más madura

  • Barcelona.- El Gran Teatro del Liceo representa a partir del día 27 una nueva coproducción de "Carmen", una ópera que ha evolucionado desde su estreno en el Festival de Peralada en 1998 y en la que el director de escena Calixto Bieito deja total libertad a los cantantes.

Calixto Bieito deja libertad a los cantantes en una "Carmen" más madura
Calixto Bieito deja libertad a los cantantes en una "Carmen" más madura

Barcelona.- El Gran Teatro del Liceo representa a partir del día 27 una nueva coproducción de "Carmen", una ópera que ha evolucionado desde su estreno en el Festival de Peralada en 1998 y en la que el director de escena Calixto Bieito deja total libertad a los cantantes.

Bieito aleja la escena de la Andalucía tópica y por ello sitúa la acción en un viejo cuartel español de hace cuatro o cinco décadas, con una disciplina cruel y una virilidad primitiva y ruda en el que el enamoramiento y los celos, la sexualidad y la marginación, adquieren una violencia emocional y física muy poderosas.

Acto tras acto, los personajes deambulan por el patio de armas, por cruces de carreteras frecuentados por personajes marginales de la noche y contrabandistas, para acabar en un coso taurino, escenario del trágico desenlace de "Carmen".

Bieito ha explicado hoy en la presentación que en esta ópera conviven "el crimen pasional, pero también el hecho de ser el primer drama de género".

El director de escena ha confesado sin ambages la "complicidad" que siente con el cantante Roberto Alagna, ya presente en el reparto de estreno en Peralada hace once años: "Tiene una inteligencia emocional extraordinaria".

Admite que "aunque conceptualmente se trata del mismo proyecto, plasticamente es mucho más grande, por cuestiones obvias: es un teatro mucho más grande, y los cantantes aportan muchos matices y sinuosidades a los personajes".

Roberto Alagna, que interpreta al cabo Don José, reconoce que desde Peralada ha cambiado mucho: "El personaje ha cambiado porque yo soy más veterano, tengo más experiencia vital, y creo que ahora Don José es más humano. No tiene miedo de Carmen, pero tiene miedo de su pasado, y en ese sentido es un personaje muy sensible y en algunos momentos más espiritual".

Para Alagna, "el arte no es una cosa fija, tiene una respiración propia, una atmósfera con energía, con amor y evoluciona; y si no hay comunión entre los cantantes en el escenario, el público lo notará".

Confiesa el tenor francés que canta en función de la Carmen que tiene delante, y con la mezzosoprano Beatriz Uría-Monzón, francesa de origen español, se siente "capaz de crear juntos".

Tanto Alagna como Bieito piensan que "se debe respetar la libertad que Bizet dejó a los cantantes en la partitura".

Beatriz Uría-Monzón describe a su personaje como "una mujer con emociones, con libertad" y asegura que no le interesa para nada la idea de mujer fatal que se ha mantenido desde siempre de Carmen.

Sobre el escenario, Uría-Monzón trata de aportar su propio punto de vista al personaje. "Intento reproducir cómo lo haría yo en esa situación -apunta- y después de 300 funciones-, ésta es la Carmen que yo esperaba, fuera de los clichés, del flamenco y de otros estereotipos".

El director musical de la obra, Marc Piollet, elogia la propuesta de Calixto Bieito, capaz de huir de esa "tendencia perversa de convertir 'Carmen' en un espectáculo con más folclore que teatro, porque el folclore no debe sustituir al teatro".

Piollet se muestra respetuoso con la libertad que Bieito da a los cantantes: "No me encargo de controlar, sino de escuchar a los cantantes, para que el drama se desarrolle en concordancia".

Su función, añade, es "integrar en la orquesta lo que sucede en la escena".

Para un director de orquesta es fantástico encontrar en una puesta en escena las imágenes exactas que hacen falta para que la música tenga el sentido que hay en la partitura, porque "ayuda a interpretarla y ayuda al público a darse cuenta de la excepcionalidad de la obra".

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