Canciones con letras para gente corriente

  • JarvisCocker nació en Sheffield, en Gran Bretaña, en septiembre de 1963. Esta semana está en Madrid firmando su libro "Madre, hermano, amante", editado por ReservoirBooks, que recoge las letras de sus canciones en Pulp, una de las mejores bandas del famoso britpop de mediados de los noventa.

Juan Carlos Gomi

Madrid, 25 jun.- JarvisCocker nació en Sheffield, en Gran Bretaña, en septiembre de 1963. Esta semana está en Madrid firmando su libro "Madre, hermano, amante", editado por ReservoirBooks, que recoge las letras de sus canciones en Pulp, una de las mejores bandas del famoso britpop de mediados de los noventa.

Teatral, británico hasta la médula, dandy, cínico y polemista, Cocker no es escritor pero, para muchos, es uno de los mejores letristas de la cultura pop de los últimos años.

La última vez que se le vio en la península fue esta primavera en el SOS 4.8 de Murcia, donde inició el espectáculo con la inolvidable "Do yourememberthefirst time".

En su libro, sí recuerda cómo fue la primera vez: "Nunca tuve la intención de ser letrista. Había querido ser una estrella de pop desde más o menos los ocho años (...) y como se trataba de mi banda y yo era el cantante, acabé teniendo que escribir las letras".

"Así que me encontré en la posición donde se encuentran muchos compositores cuando empiezan: no te apetece demasiado hacerlo, pero como una canción no es realmente una canción hasta que tiene letra, sentarte y escribirla es tu problema", dice.

"Mother, Brother, Lover", titulo original de este volumen, recoge setenta y ocho canciones en inglés y castellano de este compositor que nos plantea la difícil relación entre la letra y la música.

No hay que remontarse a los libretos de la ópera para reivindicar la palabra.

En la historia rock hay muchos ejemplos, desde premiados por su obra escrita como Bob Dylan o Leonard Cohen a los poetas patrios como Serrat, Sabina y otros ejemplos.

Probablemente, uno de los artistas más innovadores en castellano es el exlíder de Radio Futura Santiago Auserón. Este año también ha publicado "Canciones de Juan Perro" (Salto de Página), un reencuentro con sus letras de los cinco discos que compuso con ese seudónimo.

"Es un proceso muy laborioso. Empiezo por las letras y tengo que dejar que funcionen muy lentamente, borrando muchas veces. Hace años que solo escribo con lápiz", explicó así Auseron su labor creativa, recientemente, en una entrevista con la Agencia EFE.

Del territorio más alternativo surgen otros autores que traspasan su actividad musical y entran en la literatura. Antonio Luque, alma de Sr.Chinarro, publicó a primeros de abril su primera novela "Exitus" (El Aleph Editores).

No es su primer trabajo, pues hace dos años ya sorprendió con "Socorrismo" (Alpha Mini), dos relatos de este autor que, según confiesa en su blog, "sacaba sobresaliente en lengua".

El trasvase es permanente. Esta misma semana, Santi Campos, de Amigos Imaginarios, publica su primer poemario "El hombre cometa y la mujer curvada" (Bandaáparte Editores).

O el caso de Martí Sales. Cantante del grupo ElsSurfing Sirles, su vena punk no le impide estar detrás del Festival Internacional "Barcelona Poesía" y publicar su tercer libro sobre el "indie" catalán casi al mismo tiempo.

Otros, en cambio, invaden la escena musical desde la literatura. Es el caso de Agustín Fernández Mallo que, tras la saga Nocilla, salta a la escena con Frida Laponia, un ecléctico proyecto musical que comparte con Joan Feliu Sastre y que te puedes descargar gratis desde su web.

Nacho Vegas, Fernando Alfaro, Kiko Veneno y un largo etcétera de músicos pululan en este mundo que escoge la música y nos alcanza con la palabra.

De todas formas, tengan cuidado. Como revela Jarvis en su libro, las letras de las canciones pueden ser peligrosas sobre todo si no se entienden.

Este fue el caso de la popular canción "Louie, Louie", interpretada por TheKingsmen en los años 60. Durante treinta y un meses, el FBI buscó contenido obsceno y mensajes indecentes en esta exitosa versión. El informe final no pudo confirmarlo: la letra, inofensiva, no se entendía en la voz de Jack Ely. Conclusión: a veces, no importa lo que digas. O lo que escribas.

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