"El Octavo", el éxito de un intrigante viaje a la Suecia del siglo XVIII

  • El arte adivinatorio de las cartas y el lenguaje secreto de los abanicos juegan con el destino de Suecia a finales del siglo XVIII en "El Octavo", de la estadounidense Karen Engelmann, que ha escogido la convulsa época de Gustavo III y las intrigas palaciegas como escenario de su primera y exitosa novela.

Madrid, 24 dic.- El arte adivinatorio de las cartas y el lenguaje secreto de los abanicos juegan con el destino de Suecia a finales del siglo XVIII en "El Octavo", de la estadounidense Karen Engelmann, que ha escogido la convulsa época de Gustavo III y las intrigas palaciegas como escenario de su primera y exitosa novela.

Nacida y criada en el Medio Oeste americano, Engelmann se trasladó a Suecia tras acabar sus estudios universitarios de diseño y dibujo y vivió allí durante ocho años, aunque no fue hasta bastante después cuando decidió escribir sobre ese país y su más interesante época histórica.

"La semilla que estaba plantada décadas antes germinó", asegura en una entrevista con Efe la escritora, que se confiesa admiradora ferviente de Gustavo III, el autoritario y criticado pero también culto y patriota rey que fue asesinado en el Teatro Real de Estocolmo en 1792.

Este asesinato y las intrigas palaciegas que rodearon su reinado son el escenario de "El Octavo", un libro editado en español por Roca Editorial y cuyo título que hace referencia a un arte adivinatorio de las cartas.

La trama de la novela reúne al joven Emil Larsson, un funcionario que se introduce en los salones de la alta sociedad sueca; a la influyente y experta en cartomancia Sofía Sparrow y a la baronesa Uzanne.

La labor de documentación para este libro ha sido ardua "pero también "sorprendentemente divertida", explica Engelmann, quien varios años antes de empezar a escribir comenzó a interesarse en la historia del siglo XVIII en Suecia y Europa, así como el arte y el uso de los abanicos.

"Los temas eran lo suficientemente fascinantes como para hacerme sentir que podía construir una buena historia. Fue tan interesante que lo difícil fue decidir cuándo debía acabar con la búsqueda y volver a escribir. Era tan fácil perderse en esos hechos históricos...", recuerda.

El período gustaviano es uno de los más interesantes en Suecia ya que, dice la escritora, reúne todos los elementos dramáticos de la historia europea de la época: el desarrollo de las ideas revolucionarias, las pugnas de poder entre monarquía y aristocracia, el fin de la era de la magia y el inicio de los ideales científicos y de la ilustración.

A ello hay que añadir el controvertido carácter del rey sueco y su asesinato, lo que conformaba "una irresistible época para situar una historia".

La inspiración para usar la cartomancia en el libro surgió de la investigación que llevó a cabo Larsson que, inspirada en el tarot, ideó "el octavo" como un método adivinatorio en el que hay ocho personajes implicados en el futuro de quien recibe la lectura a través de las cartas.

Los juegos de cartas eran una forma corriente de las relaciones sociales en Suecia durante esa época y por ello, el narrador, Emil Larsson, aparece como un ávido jugador que frecuenta los salones de juego de Sparrow, personaje inspirado en la historia real de Ulrica Arfvidsson, una mujer que predecía el futuro en el Estocolmo de la época.

"No conozco personajes históricos que utilizaran la cartomancia antes de Napoleón y Josefina, pero muchos dirigentes utilizaron magos, alquimistas, astrólogos y otros practicantes de artes esotéricas como adivinos y guías. Gustavo III y su hermano, el duque Karl, están entre los miembros de la realeza que lo hicieron", señala la escritora.

Junto a la cartomancia, los abanicos son un elemento central del argumento de la novela, donde además de ser una parte esencial de la vestimenta de la mujer de hace 200 años, se convierten en una forma secreta de comunicación e, incluso, en un arma.

Para su próximo proyecto, Engelmann abandona el siglo XVIII, a pesar de "adorar" esa época, y se sitúa a finales del siglo XX.

Aunque la trama está todavía en desarrollo, la escritora adelanta algunas pinceladas de su argumento: "lo que los abanicos son en 'El Octavo', serán las tarjetas de felicitación en el nuevo proyecto: un híbrido de arte y forma de comunicación al que la gente le da poca importancia".

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