Carlos Sorín da una lección de vida en "Días de pesca", otra historia mínima

  • Alicia G. Arribas.

Alicia G. Arribas.

Madrid, 12 mar.- El cineasta argentino Carlos Sorín, tan sencillo y próximo como las historias que cuenta, vuelve a las salas españolas con "Días de pesca", una reflexión sobre el empeño de un hombre por recuperar a su hija tras ganar la batalla al alcohol, pero "desde una cierta liviandad" y "sin empujar" al público.

"Cuando tratas temas verdaderamente dramáticos, como es este caso, con una relación familiar rota, una hija que guarda rencor a su padre, un hombre que trata de salir del infierno de una adicción, como es el alcohol, yo los trato de aliviar", explica en una entrevista con Efe en una visita relámpago a Madrid para promocionar la cinta.

Cuando Sorín, autor de la premiada "Historias mínimas" (2002), hace cine, necesita que el espectador sienta "que hay algo en el fondo que va haciendo ruido, corrientes ocultas, aunque la ficción tenga una cierta liviandad: la de un viaje al sur para pescar tiburones y tratar de ser feliz. Y después, dejarlas emerger y que el espectador lo sospeche. Me gusta ese tratamiento no enfático".

El guión de "Días de pesca" (que en el título español le han añadido la coletilla "en la Patagonia") lo escribió en tres semanas, y el rodaje se llevó a cabo en siete, y, aunque dice que sus películas se podrían rodar en cualquier parte, el hecho es que ha vuelto a la Patagonia.

"En realidad, ésta es otra historia mínima que comenzó a gestarse por aquella época", explica. Era más o menos el año 2000, y "Días de pesca" tuvo desde entonces no menos de cinco versiones.

Cuenta un trozo de la vida de Marco (Alejandro Awada), un exalcohólico que decide viajar a Puerto Deseado, donde vive su hija Ana (Victoria Almeida), a la que no ve desde hace años, y aprender, como terapia, el deporte de la pesca de tiburones.

Un modo de hacer con el que el realizador de "Bombón el perro" (2004) busca mostrar al espectador una historia, sin "jugarle mal, ni presionarle, ni siquiera con la música. Si la película funciona, es porque la historia funciona, no porque yo traté de hacerla más intensa", asevera.

Y la música es muy importante para Sorín, declarado amante de la ópera; no en vano, una de las escenas más conmovedoras de la cinta muestra a Awada entonando para su hija un aria de Giacomo Puccini.

El director encargó, como es habitual, la banda sonora a su hijo Nicolás, quien "dio en la tecla" a la primera, según explica, con un tema "emotivo, grandilocuente como la ópera y al tiempo optimista".

"Días de pesca" es una película de bajo presupuesto, pero no pequeña, la que el bonaerense ha querido hacer.

"Durante 30 años, quince más de los que hubiera debido -comenta el director-, me dediqué a la publicidad, ganaba muchísima plata, tanta que no sabía en qué gastarla: me compré un barco, después un helicóptero, tonterías totales", confiesa Sorín, pero, "cuando me dediqué a hacer cine, era otra cosa, ya no necesitaba más éxito".

Lo que sí necesitaba, dice, era hacer películas que gustaran, que le permitieran seguir haciendo cine.

Y las películas de Sorín, desde las ganadoras de un Goya "La Película del Rey" (1985) y la ya mencionada "Historias Mínimas" (2002) a esta "Días de pesca", tienen un sello particular, que añade ternura y atrevimiento: utiliza como actores a personas sin experiencia en el cine que no hacen más que interpretar su propia vida.

En este caso, Awada y Almeida, ambos insuperables en sus roles, son los únicos actores profesionales.

"No es nada fácil. Son meses de trabajo para encontrarlos" y después comprobar que pueden hacerlo; un cometido que a los equipos de "casting" les valió para encontrar, por ejemplo, a Óscar Ayala, auténtico entrenador de boxeo, que en el filme es el mánager de María "La Pantera" Romano, boxeadora y su esposa en la vida real.

El director, que reconoce que la crisis está jugando una mala pasada a las películas más independientes, no es muy amigo de expresar opiniones. Una mala experiencia con la manipulación de unas declaraciones suyas en la prensa han hecho de Sorín un hombre precavido y dado a guardar silencio.

"Y más en Argentina en estos momentos, donde nada de lo que uno dice es neutro e impersonal, sino que puede ser utilizado, sean cual sean las intenciones; oí a (Juan José) Campanella decir algo muy parecido a esto no hace mucho", advierte.

Pero a Sorín, un hombre sencillo que sonríe cuando habla y rezuma cotidianeidad y confianza, se le cambia la cara cuando habla de su nieto Santiago, el actor más joven de "Días de pesca", para el que, confiesa, está escribiendo un papel "más largo" en su próxima película.

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