Chillida y Miró, una amistad que se recuerda en Londres

  • Lienzos y piezas de Joan Miró y esculturas y grabados de Eduardo Chillida se reúnen en una exposición en Londres dedicada a la amistad que mantuvieron los dos artistas españoles, que se conocieron en París en 1940 y siempre se apoyaron el uno al otro.

Alejandra Olcese

Londres, 4 jun.- Lienzos y piezas de Joan Miró y esculturas y grabados de Eduardo Chillida se reúnen en una exposición en Londres dedicada a la amistad que mantuvieron los dos artistas españoles, que se conocieron en París en 1940 y siempre se apoyaron el uno al otro.

"Chillida on Miró", presentada hoy a la prensa en la galería Ordovás de Londres y abierta al público desde mañana hasta el 26 de julio, está presidida por una enorme escultura de acero que Chillida (1924-2004) esculpió cuatro años de morir y que recuerda al icónico "Peine del Viento", instalado a los pies del monte Igueldo en la bahía de la playa de la Concha de San Sebastián (norte de España).

Junto a ella, otras esculturas y grabados del donostiarra se complementan con obras de Joan Miró (1893-1983), con quien mantenía una profunda amistad.

Miró y Chillida se conocieron en París en 1940 "porque se alojaban en el mismo hotel", explicó a Efe Ignacio Chillida, hijo del artista.

"Miró era ya un artista conocido pero mi padre era un desconocido que acababa de llegar a París", añadió.

Desde entonces, coincidieron en varias ocasiones y fueron representados incluso por la misma galería, si bien su amistad se fraguó durante los meses de verano que ambos pasaban en la residencia Maeght en Saint-Paul de Vence, al sur de Francia.

Allí se retiraban junto a otros artistas acompañados de su familia para pasar el verano y, "aunque cada uno hacía lo suyo, uno gráfica y otro escultura, en los ratos libres, en las cenas y en las comidas, coincidían. Vivían en la misma casa y estaban todo el día juntos", explicó Chillida.

Su amistad se muestra también en la correspondencia que intercambiaron.

En la pequeña sala en el centro de Londres, se muestran también tras unas vitrinas cartas que ambos se escribieron, en las que alababan sus respectivas obras y se apoyaban mutuamente, que incluso contienen un poema que Chillida dedicó a su amigo.

"Mi querido Eduardo, fui a París y pude ver tu obra, es morrocotuda", le escribía Miró en una misiva enviada en noviembre de 1973.

Las cartas aparecen junto a varias instantáneas en blanco y negro en las que ambos aparecen durante los veranos en Francia.

Aunque su amistad fue profunda, la influencia de uno en el otro existe sólo a nivel "literario", según apuntó Joan Punyet Miró, nieto del catalán.

"Hay una influencia desde un punto de vista literario, del arte que nace de la madre tierra, de la profundidad", afirmó Punyet, quien cree que las obras expuestas en Londres tienen un "valor incalculable" y podrían exponerse también en el Centro Pompidou de París, en la Fundación Miró de Barcelona o en el MOMA de Nueva York.

Según el nieto de Miró, su abuelo y Chillida tenían una "arquitectura de pensamiento transversal, que se refleja en las terracotas, en los hierros, en los alabastros de Eduardo Chillida y también en la pintura astral, cósmica, metafísica y prehistórica de Joan Miró".

Durante sus años de amistad intercambiaron muchas obras, como un dibujo de colores que Miró envió a Chillida y que se expone también en Londres.

Además de arte y respeto mutuo, los dos artistas compartían un "fuerte compromiso con lo que ocurría a su alrededor, con lo que pasaba en España, tenían una disposición común y, sobre todo, eran libres, muy libres", explicó Ignacio Chillida.

Esta exposición que muestra la amistad entre ellos a través de obras y correspondencia podría llevarse a España, según apuntó el nieto de Miró.

"Allí se nota mucho la crisis económica así que podría ser una buena idea hacer una 'joint venture', que se hiciese la misma exposición, en tres museos españoles para abaratar gastos, con la misma obra y los mismos catálogos", apuntó Punyet.

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