Christine Goerke, "loca" de feliz en su debut de la "extraordinaria" Electra

  • La soprano Christine Goerke es una mujer inmensa y "disfrutona", que igual que estremece las paredes con sus carcajadas desgarra con su capacidad para el drama. Ahora, a sus 42 años, ha creído que es el momento de cantar el papel más "exigente" del repertorio, Electra, que debuta el viernes en el Teatro Real.

Concha Barrigós

Madrid, 25 sep.- La soprano Christine Goerke es una mujer inmensa y "disfrutona", que igual que estremece las paredes con sus carcajadas desgarra con su capacidad para el drama. Ahora, a sus 42 años, ha creído que es el momento de cantar el papel más "exigente" del repertorio, Electra, que debuta el viernes en el Teatro Real.

"Si no dijese que estoy aterrorizada estaría loca, pero tengo la impresionante suerte de estar en el mejor sitio, en el mejor momento, con el mejor director y el mejor equipo técnico que se puede desear. Es todo extraordinario", asegura en una entrevista con Efe esta neoyorquina "de pura cepa".

Goerke alternará el papel con la "señora" Deborah Polaski (1949, Wisconsin), una institución entre las voces dramáticas y la Electra del primer montaje en el que ella cantó el papel de Crisotemis.

"La tengo en un pedestal, es muy generosa, de una calidad impresionante. Un ser humano excepcional", dice sobre su compatriota, a la que, una vez que decidió aceptar el reto, pidió apoyo para afrontar el papel de la trastornada heroína de Richard Strauss.

"Me contestó que ella también lo iba a cantar. Casi me mareo", recuerda mientras se le saltan las lágrimas de la risa.

Su rol, explica, tiene casi tantas formas de afrontarlo como montajes posibles y en el elegido para el Real por Semyon Bychkov frente a la orquesta y Klaus Michael Grüber en la dirección de escena "lo más importante" es que "todo y todos" estén coordinados.

"He tenido largas conversaciones con el director de escena porque nos interesa mucho exponer claramente el personaje. Electra está loca, y es verdad, pero también es la más cuerda porque está dispuesta a afrontar valientemente el pasado. El problema es que cuando cumple su venganza vuelve a la locura", resume.

En este "papel único" es "absolutamente imperativo" proyectar la voz cambiando el color para ser magnética y creíble tanto cuando se comporta como una niña con su padre, como cuando es una mujer enamorada o una implacable vengadora.

"No es como cantas sino cómo cambias y proyectas la voz con cada giro dramático, aparte de la forma física que hay que tener para aguantar los 140 minutos que dura. Es agotador y exigente al máximo pero es lo que Electra requiere".

Es de tal intensidad, compara mientras se pone bizca, que a su lado el de Brunilda, la heroína wagneriana de "El anillo del nibelungo", "es como un paseo por el parque".

Una de las cosas que más le gustan de "ese trabajo maravilloso" que es el suyo es interpretar "cambiando como cambia" el personaje: "sacar lo que todos tenemos dentro y que encima me paguen por ello", remacha a carcajadas.

Da igual, precisa, que cante a Mozart o a Wagner. "La expresión del drama es lo importante, sacar del libreto todas los sentimientos que encierra y mostrárselos al público. Es maravilloso soltarlos".

Su papel preferido es el que canta en cada momento, pero este es, dice, "uno de los más fascinantes de todo el repertorio. Es simplemente brillante y ser capaz de hacerlo es increíble para mí. Estoy muy agradecida", dice humilde.

Está "muy contenta" con la carrera que ha hecho, dedicada durante más de una década a Mozart y Haendel, ya que ha cantado prácticamente todo lo que quería y de lo que aún le queda, el ciclo del "Anillo" de Wagner y "El holandés errante" lo tiene ya contratado.

"Me queda 'Tanhausser' así que si alguien quiere...", se postula regocijándose ante la posibilidad.

"Estoy como despertando a una vida nueva y eso me tiene emocionada cada día", añade esta enamorada de la España y de Madrid, donde ha descubierto lo cariñosos, "relajados y felices" que son sus habitantes y "la belleza" de las claras y "ese pulpito tan rico" que pide casi cada noche. Y después, paella.

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