Cine y Letras lloran a Borau, todo un "padrazo" de la cultura española

Madrid, 23 nov.- Muchos han sido los sectores que han llorado la pérdida hoy de José Luis Borau, cineasta y académico que ha sido tildado de "padrazo" por su trato, su apuesta por la formación y su corpus creativo, del que destacó la película "Furtivos".

La bandera de la Real Academia de la Lengua a media asta por la muerte de quien ocupaba su letra "B"; la Academia de Cine llorando al que había sido "su mejor presidente", en palabras del vigente, Enrique González Macho; la SGAE lamentando su pérdida y directores como Monxto Armendáriz recordando en Twitter que "con él se va un trozo de nuestra vida".

"Hemos perdido una voz y una palabra de cine", afirmaba hoy el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, tras visitar la capilla ardiente de Borau, una desaparición que ha pillado por sorpresa a Soledad Puértolas, que ayer participó en un homenaje al realizador en Madrid y que hoy desde París no era capaz de articular palabra.

O Concha Velasco, que lloraba la pérdida de Borau de la que se enteraba por Efe minutos antes de subirse al escenario para interpretar "Yo lo que quiero es bailar", en un teatro madrileño.

José Luis Borau, nacido en Zaragoza, moría hoy a los 83 años dejando como legado una carrera más "visible" en el cine, una más legible en la literatura y otra de fondo, por su promoción de la formación cinematográfica.

Con "Furtivos" como pináculo de su trayectoria como director y como canto de cisne del cine ensombrecido por el franquismo, Borau ganó la Concha de Oro e impactó a todo el país. Su actriz, Alicia Sánchez, lo recordaba como alguien "que tenía una categoría humana y cultural impresionantes".

En la gran familia del cine español, Álex de la Iglesia le agradecía el haber "abierto las miras del nuevo cine español", con ese lenguaje descarnado, abierto de miras, insobornable.

Pero Borau también hizo una labor de recámara, pues estaba preocupado por el cine nuevo y por el viejo, como dejó patente en su "Diccionario del cine español", obra de consulta fundamental en el sector.

Así, su compañero José Luis Cuerda destacaba su labor "no sólo por las películas y por los guiones que escribía, y que también producía, sino porque ejercía el magisterio y era un hombre de opiniones justificadas y justificables".

En la televisión, donde destacó en los años noventa con "Celia", descubrió a Ana Duato, que le dedica palabras cariñosas: "Borau era muy inteligente y todo un padrazo con los actores", decía la protagonista de "Cuéntame".

Mientras, en las redes sociales, Agustín Almodóvar le despedía en Twitter diciendo que la suya era una "muy triste pérdida", mientras que J.A. Bayona recordaba "con cariño algunos encuentros con él en la escuela de cine".

Y desde la Real Academia de la Lengua, Blecua recordaba también a ese hombre "que tenía un sentido del humor único y una capacidad de autocrítica enorme (...) Era de una tradición del aragonés puro, inteligente".

Mezcló sus dos aficiones, el cine y la palabra, en el libro "Palabra de cine", en el que demostró la incidencia de las películas en el lenguaje cotidiano. Y es que, al fin y al cabo, era defender el cine su gran labor, por lo que Inés París consideraba que "el mejor homenaje a Borau es que se siga haciendo cine".

Porque Borau "marcó un antes y un después en la historia del cine", como ha señalado la portavoz de la Academia de Televisión Concha García Campoy, mientras que Alicia Sánchez, la protagonista de "Furtivos", ha destacado su "categoría humana y cultural". "Era cercano, maravilloso y tierno", ha asegurado.

Una figura que ayer mismo merecía un homenaje en la Real Academia Española de la Lengua, que incluso anunció el nacimiento de los premios "José Luis Borau", que reconocerán el mejor guión cinematográfico del año en honor a la figura del conocido cineasta aragonés.

Aunque a él, como recordaba González Macho a Efe, no le gustaban los actos, los homenajes, ni nada por el estilo.

José Luis Borau será enterrado mañana sábado, a las 14,00 horas, en la Sacramental de San Justo de Madrid en un acto que se celebrará en la más estricta intimidad, por deseo de la familia.