Ecos del Festival: ricos y pobres, guerra y perdón hipnotizan a Venecia

El mundo rico y sofisticado del cineasta Tom Ford en su filme "Animales nocturnos" hipnotizó el festival de Venecia con un sofisticado thriller de traición y violencia con una elegante Amy Adams y un convincente Jake Gyllenhaal.

El célebre exdiseñador de moda de Gucci, Tom Ford compite en el festival italiano con una original historia de traición y violencia, elegante y refinada ambientada entre ricos muy ricos y gente marginal y violenta.

La segunda película de Ford después de la exitosa "A Single Man" (2009) es un retrato de la fragilidad humana y de impotencia.

"La lealtad es algo muy importante para mí", confesó en una conferencia de prensa el ex modista, revelando la clave de un filme bien construido, que se vive casi como la lectura del libro que hace la hermosa Adams del manuscrito enviado por su exmarido.

Ford, autor del guión, basado en la novela Tony and Susan, de Austin Wright, publicada en 1993, fue generosamente aplaudido en Venecia por su capacidad de mezclar imágenes estéticas y ambientes sofisticados con historias muy íntimas y violentas.

La pérdida del amor, de los hijos no nacidos, la traición de los sueños de juventud y la necesidad de seguridades son las emociones que el filme arranca a través de la rica, elegante y frustrada galerista de arte Adams y el repaso de su propia vida con la inquietante lectura del libro escrito por su exmarido.

Impresionantes las imágenes iniciales con un grupo de señoras desnudas obesas que danzan sin alguna vergüenza, emblema de un mundo opulento y perturbado.

Como las historias de ricos y pobres, también la guerra y el perdón, el dolor y la rabia capturaron al espectador con el melodrama "Frantz", del cineasta francés Francois Ozon, quien se inspira en un célebre film de Ernst Lubitsch de 1932 para recordar casi un siglo después los sufrimientos vividos en esa Europa devastada por el odio entre Francia y Alemania tras la guerra de 1914-1918.

Basada a su vez en un drama teatral de los años 30, la película, rodada en blanco y negro, hablada en francés y alemán, es una oda al pacifismo y a la tolerancia, en un momento delicado para el Viejo Continente y cuenta la historia de un soldado francés que arrepentido de haber matado en guerra a un coetáneo alemán, visita al término del conflicto a los padres y a la novia de su víctima para pedir perdón, un perdón que no todos están dispuestos a conceder.

El ministro de la Cultura italiano, Dario Franceschini, lanzó desde Venecia una original campaña para que los jóvenes vean cine en los cines. Dos miércoles al mes entrar a las salas de cine costará sólo dos euros, en vez de los habituales ocho.

"Queremos que los jóvenes descubran el placer del cine en una sala oscura y silenciosa", explicó el ministro, quien espera alejar al menos por unas horas a las jóvenes generaciones de las pantallas del computador. A la campaña adhirieron 3.000 propietarios de salas.

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