La impostura de Armstrong, un actor de altura en la Mostra de Venecia

  • Lance Armstrong mintió al mundo entero durante años. Mientras se dopaba para ganar siete Tour de Francia clamaba sin parar que estaba limpio y utilizaba sin pudor al realizador Alex Gibney, que hacía un documental sobre su heroica figura y que ha acabado siendo el testimonio de su autodestrucción.

Alicia García de Francisco

Venecia (Italia), 3 sep.- Lance Armstrong mintió al mundo entero durante años. Mientras se dopaba para ganar siete Tour de Francia clamaba sin parar que estaba limpio y utilizaba sin pudor al realizador Alex Gibney, que hacía un documental sobre su heroica figura y que ha acabado siendo el testimonio de su autodestrucción.

"Tiene un gran talento, es el escritor, el creador de su propio mito", afirmó hoy Gibney en la Mostra de Venecia, donde presentó fuera de concurso su documental "The Armstrong Lie", en el que el exciclista no muestra un atisbo de arrepentimiento y considera que en otro momento sus mentiras no hubieran sido tan importantes.

En 2009, Gibney rodaba el regreso de Armstrong al ciclismo. Había superado un cáncer, ganado siete Tour consecutivos y se había convertido en una leyenda dedicada a ayudar a los demás. Pero fue él mismo con su ambición el que cavó su propia tumba.

El documental comienza con una entrevista que Gibney le hizo a Armstrong tres horas después de que confesara su impostura ante Oprah Winfrey y millones de espectadores de todo el mundo.

"No he vivido muchas mentiras, pero he vivido una grande", afirma sin pestañear un Armstrong que demuestra ser un gran actor, que se mostraba igual de seguro cuando reiteraba su inocencia como cuando reconoció su gran mentira.

"Me gusta la idea de ganar pero lo que verdaderamente no puedo soportar es la idea de perder porque significa morir", dice Armstrong, que también insiste en que, ante todo, es un luchador.

Gibney, que tenía muy avanzado un filme que hablaba de la gran figura de Armstrong, tuvo que retroceder y empezar casi de nuevo para empezar a contar la gran mentira del ciclista.

Imágenes de alguno de los siete Tour de Francia que ganó -de 1999 a 2005- y cuyas victorias le fueron retiradas por la Unión Ciclista Internacional (UCI) en octubre de 2012 se alternan con testimonios de sus compañeros de equipo y de un prepotente Armstrong que en 2009 seguía proclamando que estaba limpio y que volvería a ganar la competición francesa.

El documental recoge las declaraciones del italiano Michele Ferrari, responsable científico de los sistemas de dopaje a los que se sometía Armstrong y la mayoría de los ciclistas de la época.

Un personaje "interesantísimo y fascinante" y que es "muy cínico sobre el mundo del dopaje porque considera que hay reglas arbitrarias", explicó hoy Gibney.

Y también recuerda la mala relación del estadounidense con el español Alberto Contador, ganador del Tour en 2009 y 2010 y que también fue sancionado con dos años de suspensión y con la retirada de la victoria de su segunda vuelta francesa por dopaje.

Gibney señaló que trató en varias ocasiones de recabar el testimonio de Contador durante el Tour de 2009. "Él creía que yo estaba enrolado en el ejercito de Armstrong, al que veía como su enemigo, y no quiso hablar conmigo".

En la película sí hablan algunos de los que fueron compañeros de equipo de Armstrong, como George Hincapie o Frankie Andreu, uno de los primeros en denunciar el dopaje y que sufrió personalmente las consecuencias, siendo apartado del ciclismo.

El documental, que resulta un tanto confuso en su narración de hechos, apunta al que fuera presidente de la UCI entre 1995 y 2001, Hein Verbruggen, como responsable de haber ocultado el primer positivo de Armstrong.

Y va introduciendo poco a poco declaraciones de la última entrevista que Gibney realizó a Armstrong, en la que casi aseguraba ser víctima de un circo en el que todo el mundo se movía por dinero.

Con un patrimonio de 125 millones de dólares (94,6 millones de euros) y una seguridad a prueba de bombas, Armstrong ni siquiera trata de justificar sus actos y considera que hizo lo que todos hacían en una época en la que el dopaje se extendió como práctica habitual en el mundo del ciclismo.

Un personaje que parece vivir fuera del mundo, que sigue asegurando que no creía estar haciendo daño a nadie en el momento de los hechos, que es fuerte y que, pese a todo, cree que se le acabará perdonando todo lo que ha hecho.

"La historia de Armstrong comenzó como una historia positiva del deporte para derivar en un abuso de poder", indicó Gibney, que ha querido mostrar "cómo una figura del deporte pudo mentir no sólo a los medios de comunicación sino a todo el mundo".

Un documental que aún no ha visto Armstrong -"no quería que la gente pensara que él había tenido influencia sobre el montaje del filme", afirmó el realizador- y que se ha convertido en una "anatomía de una mentira".

Además, agregó Gibney, la historia que cuenta "The Armstrong Lie" se puede interpretar en un ámbito más general del deporte, donde todo se vicia cuando entra en juego el dinero.

"Se protege a los mitos a toda cosa porque son los que dan dinero", afirmó convencido.

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