Zipi y Zape saltan del cómic a una película de aventuras estilo "Goonies"

  • Magdalena Tsanis.

Magdalena Tsanis.

San Sebastián, 21 sep.- Zipi y Zape, los traviesos gemelos del tebeo de Escobar, han dejado a don Pantuflo, doña Jaimita y todo su entorno habitual encerrado en las viñetas del tebeo a la hora de dar el salto al cine de la mano de Óskar Santos, que hoy ha presentado en San Sebastián su adaptación "descontextualizada".

"Conozco profundamente el tebeo, como todos los chavales de mi generación", ha dicho a Efe el director bilbaíno, que al aceptar el encargo decidió trasladar a los personajes a una película de aventuras como las que él mismo veía en los ochenta, como "Los Goonies".

"Sentí que había una vigencia de los personajes, porque lo que representan Zipi y Zape -la búsqueda de diversión frente a la aburrida disciplina- es algo universal de cualquier niño del mundo, pero las peripecias y el contexto del cómic no tendrían sentido en una película actual", ha dicho.

Por eso, los traviesos hermanos, protagonizados por Raúl Rivas y Daniel Cerezo, son internados en el terrible colegio de verano "Esperanza", un lugar que el equipo localizó en un castillo húngaro, pero que podría estar en cualquier lugar "mágico", señala Santos.

En ese colegio dirigido por el tirano Falconetti (Javier Gutiérrez) están prohibidos los juegos, así que Zipi y Zape, junto con otros tres niños, deciden formar el "club de la canica" a modo de resistencia lúdica frente a la autoridad.

Para los protagonistas, se trata de su primera experiencia de rodaje, según contaron a Efe Raúl (Zipi) y Daniel (Zape), elegidos en un cásting en el que participaron más de 5.000 candidatos.

"A medida que pasaba las pruebas estaba más emocionado, ha sido genial", asegura Daniel, que interpreta a la parte ejecutora del dúo, frente a su hermano, la cabeza pensante.

Ambos conocían los tebeos por sus padres. "Yo era más de Mortadelo, pero ahora he leído más de Zipi y Zape con la película", confiesa Daniel.

Lo que apenas habían hecho antes del rodaje, que tuvo lugar a lo largo del verano de 2012, es jugar con juguetes de los ochenta, como canicas o tirachinas.

"Somos más de videojuegos", afirman al unísono.

Producida por Zeta Audiovisual, Mod Producciones, Antena 3 Films y Kowalski Films, "Zipi y Zape y el club de la canica" ha contado con un presupuesto de unos seis millones de euros, incluido copias y publicidad.

"Están los tiempos como están, era una película muy ambiciosa, en cuanto a guión y producción. En otro tiempo habría costado el triple pero no son esos tiempos", según Santos, por lo que ha habido que "estrujar cada euro".

Para él, el cambio con respecto a su primer largo, el drama "El mal ajeno", ha sido radical.

"Alfred Hichcock siempre decía: 'no ruedes con niños ni con animales', pero nosotros hemos rodado con niños, animales y efectos especiales", advierte.

Al principio fue complicado, pero "los niños son como esponjas y al cabo de una semana estaban listos", dice, satisfecho por el "trabajo extraordinario" que han hecho pero también por la relación de cariño mutuo que se ha creado.

Volviendo a las referencias, Santos sigue enumerando: "ET", las dos primeras de Indiana Jones, "Regreso al futuro", y también novelas de Julio Verne o Robert Louis Stevenson, aunque sobre todo, añade, "una serie de literatura menor que yo devoraba con doce años y se llamaba 'Alfred Hicthcock y los tres investigadores'".

Tras su estreno mundial en el Festival de Toronto, "Zipi y Zape y el club de la canica" se proyecta hoy, fuera de concurso, en la sección "Velódromo" de San Sebastián y a partir del 4 de octubre podrá verse en cines.

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