Cluzet: "Quería ser actor de acción y acabé haciendo cine de autor"

  • Magdalena Tsanis.

Magdalena Tsanis.

Madrid, 10 dic.- Después de interpretar al multimillonario tetrapléjico de "Intocable", François Cluzet aparca la silla de ruedas y coge el timón para dar la vuelta al mundo en velero en "En Solitario", un papel que le acerca un poco más a su sueño de juventud, ser un héroe de películas de acción.

"De joven quería ser actor de acción, pero acabé haciendo cine de autor", asegura a Efe el intérprete francés, que ha trabajado con directores como Claude Chabrol ("Asunto de mujeres", "El Infierno"), Bertrand Tavernier ("Alrededor de la medianoche") o, más recientemente, Guillame Canet.

"Me suelen proponer médicos, abogados, profesores, políticos, pero nunca un papel deportivo y físico como este", añade Cluzet. Eso sí, si le preguntan ahora, a sus 58 años, elige al psicópata de Javier Bardem en "No country for old men", de los hermanos Coen.

"Me encantaría hacer un papel así, enigmático, un poco peligroso, ambiguo", asegura.

"En Solitario" es una ambiciosa producción de 17 millones de euros, realizada por el hasta ahora director de fotografía Christophe Offenstein, y cuenta la historia de Yann, un hombre que, cuando está a punto de hacer realidad su ambición de dar la vuelta al mundo en solitario a vela, descubre un polizón a bordo (Samy Seghir).

Rodada en Francia y en el océano Atlántico, cerca de Fuerteventura (islas Canarias), buena parte del metraje transcurre en alta mar.

"Los productores habían planteado hacer una película a la americana, en un estudio y con efectos especiales y ventiladores. Yo no estaba muy por esa idea, porque es complicado sentir cuando todo es fabricado, así que me alegré cuando decidieron hacerlo en el mar".

El equipo, con 18 personas a bordo, se embarcaba cada día a las siete de la mañana en Fuerteventura, navegaba una hora y media hasta llegar a un lugar suficientemente alejado de la costa, y regresaba a las nueve de la noche. Cluzet fue el único que no se mareó. "Tuve suerte", señala.

O quizá se metió tanto en el papel de ese buscador de desafíos que es Yann Kermadec, que no sintió el vértigo.

"Había momentos, cuando estaba solo en el puente del barco o cuando tenía que correr a la proa, en que sentí miedo de caer al agua, pero tenía siempre en mente ese reto de probarme a mí mismo", explica.

Lo cierto es que la búsqueda de autenticidad por parte de Cluzet complicó aún más las cosas en un rodaje ya difícil.

"Pedí que todas las comunicaciones por Skype y teléfono con los otros actores fueran reales, lo que obligó a tener un equipo en tierra filmando al mismo tiempo", reconoce.

Luego se justifica: "El cine es situación, es poder vivir y sentir qué te provoca tener a alguien delante".

A cambio, también hizo reír a todo el mundo. "Más que ocuparme de mi papel, cosa que hago antes del rodaje, lo que me gusta es compartir con el equipo", señala, "intento que todo el mundo trabaje con una sonrisa".

Sobre el éxito de "Intocable", la película más taquillera de la historia de Francia, Cluzet cree que la mayor suerte fue que la película fuera realmente "buena".

"Si triunfas con un filme mediocre y tienes que repetir 20 veces las mismas cosas hablando de él, puede ser una pesadilla", apunta.

En todo caso, el éxito comercial le ha pillado ya curtido, después de más de tres décadas de carrera, que empezó sobre las tablas de un teatro y que ha tenido sus altibajos.

"Cuando sea viejo, no me interesará haber hecho 150 filmes que me han hecho ganar 25 millones. Lo que me interesará es la satisfacción de haber encontrado gente interesante, generosa, a veces cultivada, a veces no", afirma.

"Estoy convencido de que son los otros lo que te modelan y te transforman, que cuando estás siempre con imbéciles acabas pareciéndote a ellos, y al revés".

Mostrar comentarios