Corrida triunfalista, pero con un Talavante destacado en Madrid

  • Juan Miguel Núñez

Juan Miguel Núñez

Madrid.- La terna a hombros, con dos orejas cada uno, en la corrida que inauguró hoy la II Feria de Invierno en la madrileña plaza de Vista Alegre, un festejo en el que por encima de trofeos destacó Talavante por disposición y ejecución.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Garcigrande, el segundo con el hierro de Domingo Hernández, muy desiguales de presencia y, aunque prácticamente en todos predominó la nobleza, de juego también variado. El mejor, el tercero, y el más complicado el quinto. El sexto sencillamente "no sirvió" por flojo y desrazado; y los dos primeros "se dejaron" sin más.

Julián López "El Juli": estocada desprendida y trasera, y dos descabellos (oreja); y pinchazo y estocada trasera (oreja).

José María Manzanares: estocada trasera (oreja tras aviso); y estocada fulminante (oreja tras aviso).

Alejandro Talavante: estocada (dos orejas); y tres pinchazos y estocada caída (silencio).

En cuadrillas, dos buenos pares de Juan José Trujillo en el segundo, y uno de Curro Javier en el quinto.

La plaza tuvo dos tercios de entrada.

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TALAVANTE, INSPIRADO Y CON ARREBATO

La generosidad del "palco" fue notoria a lo largo de la tarde. Y es curioso, pues se trataba de uno de los presidentes que pertenece al equipo que actúa en Las Ventas. Aunque la misma condescendencia hubo en el tendido, y se supone que el público también era el habitual de la monumental madrileña.

Los toros de Garcigrande, sin embargo, no dejaban lugar a dudas: ni mucho menos eran de plaza seria. Un conjunto notablemente desigual. Lo que quiere decir que al ser principio de temporada, cuando en el campo hay de sobra para elegir, se trataba de una corrida barata.

No se entiende que pasen estas cosas con las figuras, a las mismas puertas de Madrid. Podían esmerarse en la presentación, cuando menos igualando más los lotes.

Al "Juli" le toco el toro más fuerte, por decirlo de alguna de manera, el que abrió plaza, y también el menos aparente, el cuarto. Su primera faena, muy técnica y limpia, no tuvo el ajuste debido hasta un pendulazo que puso aquello en valor cuando ya llevaba tres series a derechas sin pasar de lo discreto. Llamó la atención la petición de oreja a pesar de los dos golpes de descabello. Y más curioso si cabe, la concesión del trofeo.

A partir de ahí el festejo se desarrolló por la senda del triunfalismo. El mismo "Juli" arrancaría una oreja más del cuarto, un toro birrioso dada su escasa fisonomía, y con el que la faena no salió apenas de la orilla. Suficiente el torero, no obstante sin entrar en profundidades, al final echó mano del socorrido "parón" con el animal ya sin aliento, en muy poco espacio los cites, pero prácticamente sin enemigo. Con eso, salida a hombros.

Idénticos honores para los otros dos alternantes. Aunque Manzanares, que se las vio con el lote en conjunto menos potable, hizo un esfuerzo más que notable en el quinto, que estuvo siempre al acecho y volviéndose por el izquierdo. Manzanares lo toreó con ligazón y plasticidad por el lado bueno, pero lo mejor es que acabaría dándole "fiesta" por el otro pitón a base de consentirle, perdiéndole pasos entre pases, de uno en uno, lo que se dice "haciéndolo", o desengañándole para que terminara embistiendo.

En el toro anterior, que también tuvo sus complicaciones, el alicantino se mostró mas inseguro. Fue faena de unipase y sin apreturas.

Talavante marcó la diferencia en el tercero. El mejor toro del envío, y la faena de la tarde. Muy inspirado y con arrebato, Talavante toreó con temple, quieto y parsimonioso, ciñéndose y gustándose mucho. Una tanda a derechas, dejando la muleta en la cara para engarzar dos, tres y hasta cuatro seguidos, sin rectificar posiciones, fue el verdadero órdago de su quehacer. En comparación, las dos orejas más justificadas de la tarde.

Ya en el sexto, que no tuvo ningún contenido, no fue posible. Hasta el público le pidió que abreviara. EFE

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