Crosthwaite se pregunta por qué los narcos matan periodistas

  • El escritor mexicano Luis Humberto Crosthwaite, considerado a su pesar como precursor de la "narconovela", ha hecho un ejercicio de "travestismo" literario para meterse en los personajes de la pareja protagonista de "Tijuana, crimen y olvido", en la que ha buscado las razones de los narcotraficantes para matar a periodistas.

Gijón, 26 jul.- El escritor mexicano Luis Humberto Crosthwaite, considerado a su pesar como precursor de la "narconovela", ha hecho un ejercicio de "travestismo" literario para meterse en los personajes de la pareja protagonista de "Tijuana, crimen y olvido", en la que ha buscado las razones de los narcotraficantes para matar a periodistas.

Su última obra es "absolutamente negra" con una trama en la que la ficción se confunde con la realidad cotidiana de Tijuana, la capital de la violencia hasta que Ciudad Juarez la relegó al segundo puesto en el ránking del crimen, según ha explicado hoy el director de la Semana Negra de Gijón, Paco Ignacio Taibo.

Crosthwaite ha renegado del título de "precursor de la 'narconovela'" que le ha puesto la crítica literaria de su país, aunque ha admitido la posibilidad de que la realidad mejicana esté pariendo un nuevo género, en un movimiento cultural similar al del "narcocorrido" en la música.

En "Tijuana, crimen y olvido", el autor "aterrado" por los asesinatos de periodistas a manos del narcotráfico busca respuestas que no encuentra pero que le sirven para justificar una historia que al menos denuncia este tipo de "aberraciones".

Hoy en la Semana Negra, Crosthwaite ha dicho que se ha "travestido" en hombre y en mujer en la elaboración de los personajes protagonistas, una pareja de periodistas en la que uno de ellos es asesinado.

El narrador ha recuperado su oficio de periodista y los recuerdos de cuando ejercía esta profesión en Estados Unidos y todos los días cruzaba la frontera para ir al trabajo, esperando a veces más de una hora de cola para cumplir con los trámites aduaneros y de migraciones.

Esta frontera real entre los dos países adquiere un simbolismo especial en la novela, en la que se vislumbran otras fronteras que separan la vida de la muerte con una línea imperceptible a veces y siempre difusa.

Cuál es la línea que cruza un periodista para estar amenazado de muerte o para que su cadáver sea colgado de un puente, se ha preguntado el escritor mejicano.

Y el caso es que no tiene respuestas. Cualquiera puede caer en la telaraña de esta espiral de violencia en que se ha convertido la "guerra" al narco, ha afirmado.

Taibo, en cambio, ha ensayado una hipótesis: "Hasta un artículo sobre urbanismo en un pueblo puede llevar al periodista a la tumba porque sin saberlo ha escrito sobre las propiedades secretas de un alcalde o del posible negociado de alguien poderoso".

La relación entre la guerra del narcotráfico y los medios de comunicación es de "retroalimentación" porque los narcos matan para dejarle un mensaje a sus enemigos y a la sociedad y para ello necesitan de la prensa, ha explicado el escritor.

Cuando un cadáver sin cabeza amanece colgado de un puente es que alguien le quiere decir algo a otro, es el mensaje lo que cuenta en el lenguaje del terror.EFE

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