María Pagés replica a Mérimée y Bizet en "Yo, Carmen" al dar voz a la mujer

  • Una réplica al mito de Carmen, que a finales del siglo XIX alumbraron el escritor Prosper Mérimée y el compositor Georges Bizet, ha dado la bailarina y coreógrafa María Pagés con su nuevo espectáculo "Yo, Carmen", donde cede palabra y protagonismo a la mujer, y que estrenará el viernes en Valladolid.

Valladolid, 1 oct.- Una réplica al mito de Carmen, que a finales del siglo XIX alumbraron el escritor Prosper Mérimée y el compositor Georges Bizet, ha dado la bailarina y coreógrafa María Pagés con su nuevo espectáculo "Yo, Carmen", donde cede palabra y protagonismo a la mujer, y que estrenará el viernes en Valladolid.

"No estoy de acuerdo con el tratamiento de 'Carmen', un invento de la sociedad masculina para expresar sus pasiones", ha explicado Pagés durante una rueda de prensa, dos días antes del estreno de una obra que le ha costado más de dos años de investigación y engranaje, con un resultado que ha definido como "el contrapunto de un mito".

Este desacuerdo entre el enfoque de la novela de Mérimée, que en 1875 estrenó Bizet como una ópera cómica, es el origen de la conocida resistencia de la bailarina sevillana a abordar en una versión de la historia de la célebre cigarrera, que ahora afronta desde un punto de vista personal, muy próximo a la revisión.

"Sigo fiel a mi deseo de no querer hacerlo", ha matizado Pagés para aclarar que no ha montado una versión, sino que ha corregido la ausencia en "Carmen" de una "reivindicación femenina" que ella restaura y, en cierto modo, actualiza, con la palabra poética de siete autoras de diversas generaciones y territorios.

Esta es una de las principales novedades y aportaciones de este montaje que después de Valladolid, viajará a Singapur el 13 de octubre y, en fechas posteriores, a Japón y Francia.

Pagés y su elenco bailan al son de los versos de la española María Zambrano, la japonesa Akiko Yosano, la franco-belga Marguerite Yourcenar, la canadiense Margaret Atwood, la marroquí Widdad Benmoussa, la ruandesa Cécile Kayirebwa y la iraní Forug Farrojzad, en una de las diez piezas en que se estructura el espectáculo.

A sus 51 años de edad y 25 de compañía propia, la bailarina y coreógrafa cree que ha llegado el momento de "reivindicar la voz de la mujer".

"A la vista está lo que pasa cada día, ahí están las estadísticas. No hemos conseguido superar las diferencias y desequilibrios aún existentes en la sociedad (entre el hombre y la mujer). No hay una equiparación real", ha denunciado quien es Premio Nacional de Danza (2002), Premio Cultura de la Comunidad de Madrid (2007) y Medalla de Andalucía (2011).

Por esa razón, otro de los actos de "Yo, Carmen" -donde la coma entre el sujeto y el nombre propio revela toda una declaración de intenciones- lleva por título el de "Miedo", que Pagés desliza como "esa sensación del miedo a vivir" en un mundo de preponderancia masculina con las correspondientes consecuencias que ha insinuado pero no mencionado de forma explícita.

"La mujer, como ser humano que es, guarda una esencia" donde residen, entre otros aspectos, "el deseo, la posibilidad de elegir", de realizarse, un mensaje que también desliza en un espectáculo de raíz y coreografía flamencas, donde María Pagés realza y denuncia a través de la escenografía, música, luminotecnia y vestuario.

Consciente de que se ha librado de una obsesión que le ha acompañado desde los inicios de su trayectoria, el mito de "Carmen", la artista sevillana considera que, a estas alturas de su vida y madurez profesional, en su persona habrá "un antes y un después" de este proyecto escénico.

"Cuando bailo, me dejo parte de mi vida, baila toda mi persona. A veces no soy capaz de distinguir entre persona y personaje. Todo en mí participa y aporta", ha manifestado.

Otra de las reivindicaciones de Pagés con este montaje ha sido la paternidad del compositor vasco Sebastián Iradier (1809-1865) de la habanera más famosa del libreto original de "Carmen", que George Bizet asumió como parte del acervo popular sin saber que su origen musical estaba en "El arreglito", de Iradier, "no la letra, pero sí la música: está fusilado".

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