Del drama de Padilla a la antología de Talavante

  • La grave cornada en el rostro sufrida por Juan José Padilla en la primera corrida del abono marcó el desarrollo de una Feria del Pilar de discretos resultados artísticos, aunque con el cenit de una antológica faena de Alejandro Talavante a un toro de Núñez del Cuvillo.

Paco Aguado

Zaragoza, 17 oct.- La grave cornada en el rostro sufrida por Juan José Padilla en la primera corrida del abono marcó el desarrollo de una Feria del Pilar de discretos resultados artísticos, aunque con el cenit de una antológica faena de Alejandro Talavante a un toro de Núñez del Cuvillo.

Esos dos hitos fueron, en lo negativo y lo positivo, las notas más destacadas de un ciclo en el que ningún día se abrió la Puerta Grande (en Aragón el reglamento exige para ello el corte de dos orejas de un mismo toro), como tampoco se colgó el cartel de "no hay billetes".

Sólo tres veces se llenaron los tendidos del coso de La Misericordia en un año de crisis en que los abonos no sobrepasaron el millar. Pero el resto de entradas, nunca menos de medio aforo cubierto salvo en las tardes laborables iniciales, pueden hacer ver a la empresa la botella medio llena, pues las expectativas sobre el papel eran algo inferiores económicamente.

También hubo mucha desigualdad en el apartado ganadero, con corridas más que aceptables, como las de Antonio Bañuelos, Núñez del Cuvillo, Las Ramblas y Alcurrucén, pero también con fracasos sonados con los encierros de Benjumea y Parladé, que sumaron entre ambos un total de siete toros devueltos a los corrales.

Pese al entusiasmo de los aficionados más "exigentes", tampoco hubo apenas matices positivos en las corridas "toristas" de Ana Romero, Prieto de la Cal y Celestino Cuadri. Solo en esta última corrida salió un toro notable, aunque muy medido de fuerzas.

En general, también fue muy dispar la presentación del ganado, con demasiados toros de feas hechuras y otro buen número de cinqueños, tónica de una feria que hace años que no ha encontrado la tónica ganadera.

Con tal material, se salpicaron los éxitos menores y escasearon las tardes redondas. David Mora, enrachado y en progresión, aprovechó la oportunidad que para muchos toreros de segunda y tercera fila supuso la feria zaragozana para cortar dos orejas a los toros de Bañuelos. Se ganó así la sustitución de Morenito de Aranda en la corrida estelar del día 11, cuando paseó un nuevo trofeo, que supo a poco, con dos buenos toros de Las Ramblas. El madrileño fue el único espada que repitió paseíllo en la feria.

Si Mora fue el triunfador numérico, Alejandro Talavante hizo la faena más importante y relevante del ciclo, una antología de hondura, imaginación y variedad frente a un buen toro jabonero de Núñez del Cuvillo, al que pinchó dos veces con la espada. Se cerró así la puerta grande y la posibilidad de cortar un más que posible rabo.

También hubo orejas sueltas para el novillero Javier Jiménez (que resultó herido de menor gravedad), Serafín Marín, César Jiménez, Daniel Luque y José María Manzanares, que cerró discretamente su gran temporada del 2011. Y dos en una misma tarde, que no de un mismo toro, para Alberto Álvarez, el único de los diestros locales que "puntuó" en el abono. También los rejoneadores Diego Ventura y Leonardo Hernández "tocaron pelo" en el cierre.

Con buen tono pasaron por Zaragoza Miguel Abellán, Iván Fandiño, Salvador Vega y El Cid, mientras que, en tardes de pasión torista, se valoraron poco las generosas actuaciones de toreros modestos como Fernando Robleño, Alberto Aguilar, Carlos Gallego, Javier Castaño, Paulita e Iván García.

Sin mayores opciones pasaron Uceda Leal, Miguel Ángel Perera y Curro Díaz, y por debajo de lo esperado El Fandi, Sebastián Castella, Enrique Ponce, Juan Bautista y Leandro, que tuvieron toros para mejores resultados.

Casi todas las tardes hubo dos o tres brindis, a través de los micrófonos de la televisión, para Juan José Padilla. Todos los toreros de la feria pasaron antes o después por la habitación del jerezano en el hospital Miguel Servet, donde estuvo centrada la atención informativa desde el 7 de octubre.

Esa tarde, un toro de Ana Romero le infirió a Padilla la tremenda cornada por la que será recordada una feria que no pasó de discreta.

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