¿Ropa de segunda mano en una pasarela de moda? Hasta hace muy poco nadie habría pensando en un desfile realizado con prendas que ya han sido usadas, pues estos shows se celebran precisamente para presentar las nuevas colecciones de los diseñadores. Si bien hoy en día, cuando la sostenibilidad es ya una obligación en el mundo de la moda, no es tan descabellado pensarlo y mucho menos verlo. Y Wallapop lo ha hecho realidad.
La plataforma de venta de segunda mano española, que se ha convertido en una de las apps de referencia para más de 20 millones de personas en todo el mundo, ha debutado en la Mercedes-Benz Fashion Week madrileña este miércoles de la mano de una de las diseñadoras españolas más importantes, María Escoté. Juntos han creado la colección 'Walla Bibidi babidi bu!', que hace referencia a las "palabras mágicas que transforman cualquier prenda usada en una nueva".
Algo que ha demostrado la creadora catalana con unos looks totalmente salidos de prendas que estaban a la venta en la plataforma y que demuestran que reciclar ropa no está reñido con ir a la moda. En la pasarela hemos podido ver vestidos de fiesta espectaculares, conjuntos moteros y también deportivos con las camisetas de algunas selecciones internacionales e incluso los típicos vestidos 'preppy' de Escoté con tejidos como el nido de abeja, totalmente veraniegos.
Las modelos han desfilado al ritmo de música disco con estos originales e irreverentes estilismos que reflejan que hay mucha moda escondida en la ropa que ya no se usa. Una tendencia cada vez más en boga en el mundo pero que hasta ahora no se había subido a la pasarela española, a la que Escoté ha vuelto por la puerta grande con una propuesta inédita que ha sido muy aplaudida por un público repleto de rostros conocidos y famosos influencers, como Miranda Makaroff, amiga y musa de la diseñadora.
De este modo, la sostenibilidad se impone como la tendencia imperante en un mercado de la moda muy saturado y bajo el punto de mira de una sociedad cada vez más concienciada con el medio ambiente y la imperante necesidad de reducir la contaminación. Precisamente, la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, solo superada por la petrolera, lo que obliga a reducir la producción masiva de los últimos años para evitar que se sigan gastando recursos ingentes sin control, algo que ha llegado a provocar verdaderas catástrofes naturales en países del tercer mundo donde se realiza la producción textil a gran escala.
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