Deslucida tarde de toros en Salamanca donde sólo Hermoso de Mendoza tocó pelo

  • Justino Sanchón.

Justino Sanchón.

Salamanca, 16 sep.- Una tarde desapacible y unos toros flojos y sosos han deslucido el festejo mixto celebrado hoy en Salamanca, donde el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza ha logrado el único trofeo concedido, ya que los matadores José Antonio Morante de la Puebla y José María Manzanares se han ido de vacío.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros para lidia ordinaria de Vellosino, desiguales de presentación, flojos y distraídos; y dos para rejones de Carmen Lorenzo, que cumplieron

Pablo Hermoso de Mendoza, ovación y oreja.

Morante de la Puebla, silencio y ovación.

José María Manzanares, ovación con petición y silencio.

La plaza de La Glorieta registró una buena entrada, rozando el lleno, en una tarde desapacible, con lluvia y viento que complicaron la lidia.

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NI SOL NI TOROS.

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza hizo gala, como siempre, de su excelente doma de sus caballos, clavó rejones y banderillas entre las que destacó una serie de tres cortas y un par a dos manos, aunque mató al segundo intento y fue ovacionado a la muerte de su primero.

A su segundo, el rejoneador navarro volvió a clavar rejones y banderillas con acierto, remontando la faena con un gran rejón de muerte de efectos fulminantes, lo que le valió la primera oreja de la tarde.

Morante de la Puebla deslumbró, en su primero, con portentosas verónicas, pero el toro llegó a la muleta sin fuerzas, y aunque el diestro dibujó algunos muletazos marca de la casa, la emoción no pudo llegar a los tendidos y lo mató de media estocada y un descabello que dejó paso a un respetuoso silencio.

Bajo una incesante lluvia, el diestro de la Puebla del Río recibió al quinto de la tarde, muy protestado por su flojedad, al que logró sacarle algunas buenas series con derroche de torería, de forma especial por el pitón izquierdo, pero tardó en matar por lo que escuchó dos avisos antes de dejar una media atravesada y cinco descabellos. Fue fuertemente ovacionado.

José María Manzanares tuvo que hacer frente a la lluvia y al viento, aunque porfió con el toro al que logró sacarle alguna serie de mucho mérito, rematando su labor con una estocada, tras escuchar un aviso, por lo que el público premió su labor y entrega pidiendo una oreja que el presidente no concedió.

Ante su segundo, de clara embestida, Manzanares toreó con elegancia pero demasiado despegado, lo que provocó algunas protestas del público y mató de una gran estocada, aunque fue silenciado. EFE 1010946

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