Disposición de Ureña y Flores, y Bolívar desaprovecha buen toro en Las Ventas

  • La festejo que puso fin al año taurino en Las Ventas deparó una tarde en la que Paco Ureña y Sergio Flores destacaron por la disposición mostrada, y en la que Luis Bolívar dejó escapar el único buen toro de un deslucido envío ganadero.

Javier López

Madrid, 12 oct.- La festejo que puso fin al año taurino en Las Ventas deparó una tarde en la que Paco Ureña y Sergio Flores destacaron por la disposición mostrada, y en la que Luis Bolívar dejó escapar el único buen toro de un deslucido envío ganadero.

FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros -primero, quinto y sexto- de La Dehesilla, dos -segundo y tercero- de José Luis Pereda y uno -el cuarto- de Hermanos Sánchez Herrero, bien presentados en conjunto y de poco juego, a excepción de primero, noble y con clase, ovacionado en el arrastre.

Luis Bolívar: dos pinchazos, media y descabello (silencio tras aviso); y estocada pasada (ovación).

Paco Ureña: dos pinchazo, otro hondo y descabello (ovación tras aviso); y pinchazo y estocada (ovación).

Sergio Flores: estocada baja (palmas); y dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso).

En cuadrillas, eficaz lidia de Curro Vivas al segundo.

La plaza tuvo media entrada en tarde progresivamente fresca.

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SOLO UN TORO, Y SIN APROVECHAR

La corrida de la Hispanidad que echó el telón a la temporada en Las Ventas no ofreció el espectáculo deseado. De los seis toros que saltaron por los chiqueros sólo hubo uno con opciones, el primero, un muy buen toro, que, por desgracia, no fue convenientemente aprovechado por su matador.

Fue Bolívar, que lo recibió extraordinariamente bien de capote con templadas verónicas, cargando la suerte y ganando terreno hasta los medios, de muy buena ejecución.

El toro, ya está dicho, tuvo muy buen son, moviéndose con brío y mucha clase de salida. Y aunque esa alegría la fue perdiendo poco a poco tras su paso por el caballo, sin embargo, con ese poquito fuelle, se dejó también lo suyo en el último tercio, donde se vio a un Bolívar un tanto amontonado.

Quiso mucho el hombre, que principió su labor con un pendulazo en la boca de riego, pero no llegó a acoplarse con un astado al que toreó "al hilo" y sin terminar de fajarse con él, en una labor intermitente, que cerró por manoletinas y varios viajes con la espada. Se le fue el toro al colombiano. Una lástima.

Volvió a manejar bien el percal Bolívar en el cuarto, un "remiendo" mansísimo de Sánchez Herrero, que tomó las dos varas en la querencia, y que ya en banderillas buscó el refugio de las tablas.

En el último tercio no fue nada claro el astado, que se movía pero con poca franqueza, quedándose cada vez más corto y haciendo hilo al final de cada muletazo. Aquí anduvo algo mejor Bolívar, en plan batallador, un punto acelerado pero robando muletazos meritorios y de cierto calado en los tendidos. Fue ovacionado.

Ureña volvía a Madrid después del gran sabor que dejó en la tarde de su confirmación el pasado 25 de agosto, y volvía con la responsabilidad moral de ratificar que aquello no fue casualidad.

Ya dejó retazos de su clásico concepto con su apagado primero, toro de cortas embestidas y muy agarrado al piso, con el que anduvo con notable actitud para robar algún que otro muletazo de muy buen aire, sobre todo al natural.

Muy cruzado, muy de verdad, muy puro y templado en todo momento Ureña salvó la papeleta con creces, aunque el conjunto no tuvo la redondez deseada por lo poco que se prestó el de Pereda y, también, por el poco tino con la espada. Ovación al esfuerzo y la disposición del torero de Lorca.

Volvió a estar firme Ureña con el desclasado quinto, toro que embestía a regañadientes y echando la cara arriba al final del muletazo, con el que el murciano anduvo otra vez perfecto en lo que a colocación se refiere, y muy decidido también para agotar al máximo las pocas posibilidades que le brindó el burel.

El primero del mexicano Flores fue un toro de lo más incómodo, un manso probón y muy informal, con el que se ensañaron en el caballo, y que desarrolló notables complicaciones en la muleta de un Flores muy dispuesto.

Mostró aguante y quietud el de Tlaxcala ante las continuas tarascadas de su antagonista, que nunca humilló y que acabó también defendiéndose, en una faena en la que Flores, muy valiente, estuvo por encima de la fiera, aunque sin poder alcanzar mayores cotas de lucimiento.

El que cerró plaza y temporada en Madrid fue un toro apagadito e insulso, con el que Flores estuvo digno aunque sin brillantez.

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