El actor Peter Mullan asegura que tuvo suerte, pero muchos compañeros de pandilla han muerto

  • Madrid.- El actor escocés Peter Mullan sigue creciendo como director con "Neds", película con la que ganó la Concha de Oro en San Sebastián y en la que recrea con nervio y voz de superviviente la tragedia clasista de su país. "Yo tuve suerte, pero muchos compañeros de mi pandilla han muerto", asegura.

El actor Peter Mullan asegura que tuvo suerte, pero muchos compañeros de pandilla han muerto
El actor Peter Mullan asegura que tuvo suerte, pero muchos compañeros de pandilla han muerto

Madrid.- El actor escocés Peter Mullan sigue creciendo como director con "Neds", película con la que ganó la Concha de Oro en San Sebastián y en la que recrea con nervio y voz de superviviente la tragedia clasista de su país. "Yo tuve suerte, pero muchos compañeros de mi pandilla han muerto", asegura.

Cuando Doris Lessing ganó el premio Nobel, dedicó su premio a los que nunca ganarían tal galardón. A los talentos que cayeron en saco roto por su entorno social, por su falta de oportunidades. En "Neds", que no es sino el acrónimo de "No educados y Delincuentes", Peter Mullan ha hecho su propia versión de ese mismo discurso.

Retrato de la juventud de la clase trabajadora escocesa durante los años setenta, "Neds""no es autobiográfica, porque no se ciñe a una realidad fáctica", explica Mullan en una entrevista telefónica con Efe desde Glasgow.

"Pero mi infancia -dice- fue muy similar", hasta el punto que él se reserva el personaje de padre del protagonista. "En la película interpreto lo que yo recuerdo de mi propio padre", confiesa.

La primera denuncia va dirigida a las instituciones académicas. "Particularmente para los jóvenes de clase trabajadora en Escocia y en Inglaterra la falla entre la educación pública y la privada es terrible", detalla.

Pero la educación, como algo mucho más amplio que lo que se enseña en el instituto, es el eje principal para entener su segundo filme. "Lo verdaderamente preocupante es el entorno. Lo doméstico, lo cultural, es toda una subclase han establecido sus propias maneras de hacer las cosas y están totalmente desconectados de otras esferas sociales", añade Mullan.

Tras recrear el escándalo de "Las hermanas de la Magdalena" en su debut -por la que ganó el León de Oro en Venecia-, el antiguo actor fetiche de Ken Loach se acerca a una tragedia más silenciosa pero más persistente: el patrón de comportamiento que se hereda generación tras generación.

¿Neds en Escocia es como "hooligans" en Inglaterra? "Los 'hooligans' son mayores, más organizados y más ligados a una cuestión de fútbol. Los 'neds' se ciñen a una cuestión más territorial, la extraña alienación de pertenencia a tu barrio", define.

Pero a Mullan no le gusta perfilar y habla de su película como cine "impresionista", por las pinceladas apasionadas e individuales que acaban creando un conjunto.

La figura que aparece es la de un pesimismo atroz hilado por la joven promesa que es el personaje principal: el brillante alumno John, interpretado por Conor McCarron, que se llevó a su vez la Concha de Plata en el certamen donostiarra.

"En un entorno así, si eres un chico con ambiciones académicas, que crea unas expectativas mayores, la frustración es todavía mayor". Y el verdadero conflicto dramático de "Neds" arranca cuando el joven John decide canalizar esos prometedores talentos hacia la autodestrucción.

Aunque con Loach tomó clases privilegiadas de realismo social británico, Mullan introduce pequeños tintes oníricos en su película, siguiendo los pasos de "The Butcher Boy", película de Neil Jordan que pasó desapercibida en su momento y él reivindica, y bajo los efectos de "El ángel exterminador", de Luis Buñuel.

"La imaginación habla más que la documentación. Es una idea que entronca con la tradición del cine y la literatura escocesa. No tiene nada que ver con el optimismo o con un cuento de hadas, sino con la libertad para contar las cosas", afirma.

Y, en concreto, "para el punto de vista de un adolescente mentalmente enajenado" como su personaje principal, necesitaba la fuerza del espejismo. "Los estudios más apasionantes que he visto sobre adolescentes se mueven entre la poesía y la locura", asegura.

Ahora, Mullan aparca su carrera como director y regresa a la interpretación, labor para la que ha sido requerido por Steven Spielberg en "The War Horse" (donde "el verdadero protagonista es un caballo", dice con modestia) y que en 1998 le reportó el premio en Cannes por "Mi nombre es Joe", de Ken Loach.

"Me encanta ganar premios pero, por desgracia, no pagan la hipoteca ni alimentan a mis hijos", concluye. Mateo Sancho Cardiel

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