El anciano coleccionista de Múnich: sólo quería vivir con mis cuadros en paz

  • El anciano coleccionista de arte en cuya casa de Múnich se encontró un valioso tesoro que podría contener obras robadas por los nazis, Cornelius Gurlit, ha decidido contar su versión en una página de internet, en la que afirma que "sólo quería vivir con mis cuadros -dice- en paz y tranquilidad".

Berlín, 17 feb.- El anciano coleccionista de arte en cuya casa de Múnich se encontró un valioso tesoro que podría contener obras robadas por los nazis, Cornelius Gurlit, ha decidido contar su versión en una página de internet, en la que afirma que "sólo quería vivir con mis cuadros -dice- en paz y tranquilidad".

La frase, parte de una breve carta dirigida a los "interesados en el arte", abre la página que han diseñado sus abogados y el tutor que se le ha asignado judicialmente para defender sus intereses.

"Hace casi dos años que mis cuadros fueron confiscados y desde noviembre pasado se ha discutido mucho al respecto. Algunas de las cosas que se han publicado sobre mí y sobre mi colección no son ciertas, otras no totalmente", subraya Gurlitt.

Según la información incluida en la página, las autoridades han confiscado a Gurlitt más de 1.400 objetos, entre ellos las 1.280 obras que componían la colección que guardaba en su piso de Múnich.

En esa colección, según desveló en su día la Fiscalía de Augsburgo, encargada del caso, hay cuadros de Picasso, Marc, Nolde, Spitzweg, Renoir, Macke, Courbet o Beckmann, y también obras nunca catalogadas y hasta ahora desconocidas de artistas como Marc Chagall y Otto Dix.

Los abogados de Gurlitt, sin entrar en detalles, explican que 330 de los cuadros están en manos de la familia, una dinastía de coleccionistas, desde antes de 1933, cuando Adolf Hitler accedió al poder.

Alrededor de 380 obras pertenecerían al denominado "arte degenerado" -las obras de los "clásicos modernos" confiscadas por los nazis en museos alemanes a finales de los años treinta-, que el padre de Gurlitt, Hildebrandt, compró "legalmente" al Reich, su propietario.

"Cornelius Gurlitt nunca supo que en su colección podía haber objetos aislados que podrían ser catalogados hoy como arte robado", apuntan los abogados en referencia a las obras de arte requisadas por los nazis en las viviendas de los judíos deportados, o con las que los perseguidos por el régimen de Adolf Hitler "pagaban" el permiso para salir del país.

Las autoridades sospechan del origen de 590 cuadros de la colección de Gurlitt y han colgado sus fotografías en internet para conseguir información.

Pero los abogados critican que se haya actuado sin indicios ni pruebas concretas y destacan que, por el momento, solo hay seis reclamaciones, entre ellas, las de los herederos de los Rosenberg, los Friedmann, los Glaser y los Littman.

La semana pasada el portavoz del coleccionista reveló que Gurlitt tenía otras sesenta valiosas obras de arte en una casa en Salzburgo (Austria) que están siendo también analizadas por especialistas para determinar su origen.

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