El arte más joven se instala frente a la barra de un bar

  • A los puristas les parecerá, seguro, un lugar inapropiado, carente de glamur y hasta poco serio, pero los artistas jóvenes, con menos remilgos, intentan buscarse la vida en su ansia por dar a conocer, y vender, su obra. Y que mejor lugar que los bares, eso sí con "pedigrí" y clientela pudiente.

Carlos Mínguez

Madrid, 21 oct.- A los puristas les parecerá, seguro, un lugar inapropiado, carente de glamur y hasta poco serio, pero los artistas jóvenes, con menos remilgos, intentan buscarse la vida en su ansia por dar a conocer, y vender, su obra. Y que mejor lugar que los bares, eso sí con "pedigrí" y clientela pudiente.

Al menos, es lo que piensan Almudena Cruz, Blanca Uría y María Mallol, tres jóvenes amantes de la creación más actual que se conocieron en un máster del Museo Thyssen y que, conscientes del grave momento que atraviesa el mundo del arte, por la crisis, se han empeñado en buscar nuevas fórmulas de mecenazgo privado.

"Queremos hacer de la crisis nuestra ventaja", dice Blanca Uría a modo de eslogan publicitario de una novedosa iniciativa de mecenazgo que acaban de poner en marcha en Madrid.

Una iniciativa que ha servido para que dieciséis artistas -todos españoles, más un cubano, y con edades que no superan, en ningún caso, los 45 años- tengan la oportunidad de hacer visible su obra, gracias a la ayuda desinteresada de tres empresas: Mahou, American Express y la cadena de bares-restaurantes Lateral.

Tres empresas que coinciden en su "compromiso firme con el mundo de la cultura, en un momento en que su apoyo es vital para la supervivencia del arte español", han destacado. "El hambre se nota, más si cabe, en el mundo del arte", apostilla Almudena Cruz.

El "nuevo modelo de mecenazgo" ideado por las tres emprendedoras apuesta por "una relación de confianza" de los artistas con sus mecenas, "que les permita expresar en qué momento de la creación necesitan apoyo", sobre todo económico.

En unos casos ese respaldo "en euros" ha servido para financiar un viaje, o para comprar los materiales necesarios para pintar, esculpir o fotografiar, mientras que en otros ha permitido al artista enmarcar la obra o revelar sus fotografías. "Las posibilidades son muchas", destaca María Mallol.

Pero el mecenazgo no acaba ahí, ya que cuatro de los seis locales que Lateral tiene en Madrid se convertirán durante un año en galerías de arte, y de sus paredes colgarán los óleos, collages o fotografías de los dieciséis artistas que han tenido la suerte de superar una selección previa.

"En torno al viaje", una de las exposiciones, reunirá fotografías de los madrileños Juan Millás, Paco Gómez, Carlos Sanva y Juan Valbuena, además del valenciano Eduardo Nave; "Convergencias" mostrará las de Jonás Bel, Arles Iglesias, José Luis de la Parra y Miguel Trillo; y "Mundos propios" es el título escogido para exhibir las de Íñigo Aragón, Cristina Sánchez Escandell y Jocelyn Weibel.

La cuarta de las exposiciones, "En torno a la pintura", permitirá a tres artistas madrileños que aún no han cumplido los 30 años, Álvaro Borobio, Miguel Marina y Sofía Montenegro, mostrar sus cuadros.

Exhibir su trabajo en un circuito artístico tan poco ortodoxo como es una cadena de bares-restaurantes, y ante un público amplio que, quizás, visita poco las galerías de arte. "El arte -destacan las promotoras de la iniciativa- se integra en el día a día y la visita a la exposición se produce de manera espontánea", mientras se disfruta de una copa de buen vino y unas tapas.

Si finalmente hay intención de compra, la operación será entre el artista y su cliente, al margen de los mecenas, que no perciben "ningún beneficio en el caso de ventas".

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