El arte tiende puentes entre Portugal y España a través del Siglo Dorado luso

  • Valladolid.- El arte portugués se adelantó al español al plasmar en pintura el "mundo deslumbrante" que significó la apertura a la modernidad de la vieja Europa a partir del Descubrimiento de América, con pintores como los escogidos para la exposición "Primitivos (1450-1550)", inaugurada hoy en Valladolid.

El arte tiende puentes entre Portugal y España a través del Siglo Dorado luso
El arte tiende puentes entre Portugal y España a través del Siglo Dorado luso

Valladolid.- El arte portugués se adelantó al español al plasmar en pintura el "mundo deslumbrante" que significó la apertura a la modernidad de la vieja Europa a partir del Descubrimiento de América, con pintores como los escogidos para la exposición "Primitivos (1450-1550)", inaugurada hoy en Valladolid.

El Siglo Dorado de la pintura portuguesa, así conocido, es fruto de "uno de los momentos más importantes de la historia de Portugal", del desarrollo comercial y económico generado por el flujo comercial y cosmopolita luso de los siglos XV y XVI, ha explicado a los periodistas María Bolaños, directora del Museo nacional Colegio de San Gregorio, donde permanecerá la muestra hasta el 2 de octubre.

Originalidad, calidad y estética son los rasgos característicos de unos pintores cuya visión del "nuevo ciclo cultural" que arrancó en Europa supieron transformar en un arte "no muy conocido en España a pesar de venir del país vecino", ha agregado.

"En muchas ocasiones hemos vivido de espaldas pese a ser vecinos y de haber compartido buena parte de una historia en común", ha insistido la directora del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, dependiente del Ministerio de Cultura, antes de destacar el mutuo conocimiento hispano-luso como uno de los valores de la exposición.

Otras de las contribuciones de "Primitivos", en palabras de esa historiadora del arte, consiste en el doble lenguaje, religioso y estético que manejaron los pintores portugueses del Siglo Dorado portugués para captar "a la perfección" ese momento.

Junto al enfoque religioso, preeminente en la temática y composición de las tablas expuestas -cerca de medio centenar-, se puede apreciar el rostro humano a través de elementos en apariencia accesorios pero de significado relevante como la indumentaria, armamento, construcciones, arquitectura e interiores domésticos, así como pertrechos y enseres cotidianos.

En apenas un siglo, el que media entre 1450 y 1550, la pintura portuguesa evoluciona desde la primacía de la figura aislada por encima del discurso narrativo -abanderada por Nuno Gonçalves, considerado el fundador de la Escuela Portuguesa del Siglo Dorado- hasta la adopción de esquemas y modelos del arte flamenco, "pero siempre con personalidad e identidad propia, según Bolaños.

Superada la etapa de Gonçalves, la pintura lusa adopta el gusto de la pintura flamenca como consecuencia de la prosperidad económica y contactos comerciales con Flandes, más rica en color y en potencia descriptiva que la 'gonçalvina' y que representaron Vasco Fernandes y Francisco Henriques con obras las catedrales de Lamego o Viseu.

Ambos trabajaron durante los veintiséis años del reinado de Manuel I (1495-1521), junto al Maestro de Lourinha y el flamenco Fray Carlos quien en 1517 profesó en el monasterio jerónimo de Nuestra Senhora del Espinheiro, en las inmediaciones de Évora.

Una de las siete salas de la exposición está dedicada a Jorge Afonso, pintor real y titular de un taller que sintetizó las dos corrientes estilísticas del momento: la vernácula y la flamenca, con piezas como "Lo Infierno", una tabla de autor desconocido y procedente de un convento de frailes que representa el juicio final con rasgos propios de la pintura de Flandes.

La estela de Jorge Afonso, pintor de cámara de Manuel I, fraguó en una escuela a la que se adscribieron maestros de las décadas siguientes como Gregorio Lopes, García Fernandes y Gaspar Vaz, activos principalmente entre 1520 y 1530.

A partir de 1530 se aprecia una tendencia a la recepción de modelos plásticos y arquitectónicos propios del Renacimiento italiano, hasta el punto de ser acuñados expresiones como 'a la romana' para definir un arte que recuerda a obras de Miguel Ángel como el "Juicio final", de maestro desconocido, procedente del monasterio de San Benito da Saúde, en Lisboa.

"Primitivos" es una selección de las piezas exhibidas durante los últimos meses en los museos de Arte Antiguo de Lisboa y de Évora.

Mostrar comentarios