El Bigotes traerá de cabeza a los alumnos de Curso del 63

  • Los alumnos de hoy en día no soportarían la educación del año 63, pero¿y los profesores de antes, aguantarían a los alumnos de hoy? Puesprobablemente tampoco.  Miguel Lago, quien da vida a Don Luis, alias El Bigote en el internado de ‘Curso del 63’ que hoy se estrena en Antena 3, no salede su asombro al comprobar lo “contestatarios que son los jóvenes dehoy en día” y “la poca autoridad que tiene el profesor en las aulas”.
El más severo de Curso del 63
El más severo de Curso del 63
Mamen Borreguero
Mamen Borreguero

- Así son los alumnos de 'Curso del 63'

Miguel Lago se mete en el papel de Don Luis, prefecto de los alumnos de ‘Curso del 63’, docu-reality que hoy estrena Antena 3. Más allá de la pequeña pantalla es un licenciado en filología  monologuista de Paramount Comedy, aunque la educación de hoy en día es un tema que no se toma a risa. Le gustaría que el respeto volviera a las aulas y de sus alumnos en la ficción resalta lo contestatarios que son “los chicos de hoy en día”.

Don Luis es el “coco” de todo el alumnado del San Severo, especialmente de los chicos. Pese a su juventud, don Luis es un claro exponente de la rigidez académica de hace unas décadas y puede llegar a mostrarse prepotente con sus alumnos para dejar claro quién es el que manda.

Tras su paso por San Severo, Don Luis no entiende como los alumnos plantan cara a los profesores. “Están muy acostumbrados a hacer lo que quieren, a tenerlo todo y a no respetar la autoridad del aula”, asegura. Lo que más le ha sorprendido ha sido lo contestatarios que son los jóvenes. “Era muy difícil que yo tuviera la última palabra. Siempre escuchaba un eco”. Y es que Don Luis cree que sus alumnos traían un exceso de información que ha ocasionado que  no valoraran lo que tenían. De ahí que algunos alumnos se hayan dado cuenta del daño que han causado a sus familiares en más de una ocasión.

Don Luis lamenta las ocasiones en las que ha tenido que hacer llorar a algún alumno “no de forma premeditada” para que aprendiera.  Eso muchas veces le ha llevado a castigarles. El más utilizado era el colectivo. “Al final terminaban pidiendo al que había hecho algo mal que se presentara ante mí porque no querían pagarlo todos”.

Pero también ha habido momentos divertidos, “como el día que me fui del comedor el primero y conté las croquetas que quedaban. Antes de empezar la clase me pasé por el comedor para volver a contarlas y vi que faltaban cuatro. Al llegar a clase pregunté por ellas y los alumnos se las sacaban de los bolsillos”.


Así es Curso del 63

Como ya contamos hace dos semanas, nada más llegar a San Severo  las normas son muy claras. Ellas no podrán ir maquilladas “como puertas”  ni como “tutankamon” y todos pasarán por la peluquería. Nada de crestas, ni mechas ni extensiones ni pelo largo. Esto supone el primer choque entre ambas generaciones.“A mi no me corta el pelo nadie. Me niego en rotundo” o “no me dejes flequillo que parezco la tonta del bote” se escuchan acompañadas de gritos, lloros y cabreos. La profesora es muy clara: “Te recomiendo dos tilas y un poco de educación”.

Uno de los chicos, Kevin, abandonará el programa en unas horas porque no está dispuesto a cortarse el pelo. “Tardo unos 30 minutos en arreglármelo y es muy importante para mi. Utilizo champú, crema suavizante, unas ampollas…”  ¿Tan importante es el aspecto físico?

Sin móvil y sin rechistar

Previamente los alumnos ya habían tenido que guardar en una bolsa todos aquellos objetos que en 1963 no existían. “¡Yo estoy hablando por el móvil 24 horas al día!”, intenta explicar una alumna mientras otra exclama:“Tengo 14 piercing por todo el cuerpo, no me los puedo quitar todos…”.

El vestuario también causa mucho cabreo, sobre todo en el grupo de las chicas. “Esta falda me queda fatal, yo me la voy a dar una vuelta para que sea más larga”, se escucha. Otro de los alumnos, que deberá llevar gafas de la época, se niega a utilizarlas.

De boca de los profesores solo se escuchará: "Si sigue así lo echo". "Entran unos niños y niñas y saldrán unos hombres y mujeres". "No quiero ninguna interferencia de ruido". "Cuando yo hable, se me mira". Y entre los castigos, la mayoría impuestos por Don Luis Dopazo, al que llamarán 'el bigotes', tendrán que hacer flexiones, copiar cientos de veces alguna frase o estar siete horas metidos en una clase sin hablar.

El Ebro pasa por... ¿Sevilla?

Pese a las quejas los profesores no admiten que los alumnos opinen sobre sus decisiones. ¿El diálogo menoscaba la autoridad? ¿Es necesario ser inflexible para mantener el orden? Son algunas de las dudas que surgen entre frases como “el primero que abra la boca lo rapo al cero” o “que no me llame tío”. Una de las cosas que más resalta el profesorado es que ninguno sabe llamarles de usted. También han puesto el grito en el cielo al darse cuenta que más de uno no se sabía la tabla de multiplicar "porque ahora todo lo hacen con el móvil". También hay quien confunde el Ebro con el Guadalquivir, situa el Júcar en Galicia y Lérida en la provincia de Málaga.

Nada de castigos, religión o política

Estos son sólo algunas de las quejas a las que se deberán enfrentar unos profesores de hoy en día metidos en el papel de los de antaño. Durante 6 capítulos de 70 minutos de duración “no se defenderá ni atacará los métodos educativos de una época u otra, sino que se llevará a la práctica esa frase que los mayores suelen decir a los más jóvenes: “¡Ay, si tú tuvieras que pasar por lo mismo que pasé yo…!”,  asegura Álvaro Díaz, director del programa.

Los responsables del programa han hecho especial hincapié en que‘Curso del 63’ no pretende ser un retrato exacto de los institutos de comienzos de los setenta y habrá aspectos políticos, sociológicos y disciplinarios que se han soslayado deliberadamente, como por ejemplo el castigo físico.

Aún así alguna alumna asegurará que“esto es un infierno, pero que Rambo, ni la legión”. Eso sí, el orgullo será lo que les haga seguir ahí.

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