El Centro Niemeyer: ¿el futuro de Avilés o un proyecto faraónico y ruinoso?

  • Un mes después de su inauguración y aún a medio arrancar el centro cultural Óscar Niemeyer ya hace florecer el turismo y la hostelería en una Avilés que lo ha recibido como una "lotería" que colocará a su ciudad "en el mapa". No todo son sonrisas, sin embargo: no faltan quienes opinan que el reto "se le queda grande" a la villa.
El Niemeyer se abre al mundo como un lugar para el diálogo entre culturas
El Niemeyer se abre al mundo como un lugar para el diálogo entre culturas
Susana López-Urrutia

Como cada día desde que se abrió el Niemeyer, en Avilés se percibe un ajetreo especial. Junto a la ría, los coches de los visitantes se amontonan en el embarrado estacionamiento del apeadero del tren. El aparcamiento del centro aún no ha sido habilitado. Cuando se cumple un mes desde su inauguración, este gran centro cultural aún no está en pleno funcionamiento. La cúpula acoge desde la semana pasada su primera exposición, Luz, a cargo del cineasta Carlos Saura, pero las paredes del resto del complejo están desnudas, y las salas, vacías.

Eso no impide que las visitas guiadas se llenen horas antes de empezar. Todo el mundo quiere conocer la obra del arquitecto Óscar Niemeyer de la que aseguran es su niña mimada.Es domingo por la mañana y a las puertas del edificio polivalente del centro ya espera un populoso grupo de gente. "En esta ciudad sólo han ocurrido dos cosas importantes", le exdice un padre a su niña en la cola de visitantes: "Tu nacimiento y esto".

El Niemeyer despierta entusiasmo entre los avilesinos, que responden con positivismo a cualquier pregunta sobre el tema. "El centro va a ser un revulsivo que va a cambiar totalmente la imagen de Avilés", asegura Susana Argüelles, una de las visitantes. "Detrás del proyecto hay gente muy importante [Woody Allen, Stephen Hawking o Brad Pitt, entre otros, trabajan en la programación]. Con una buena gestión, no me cabe duda de que esto va a poner a Avilés en el mapa".

La opinión es compartida por quienes regentan negocios en la zona. "Hasta hace muy poco Avilés era una ciudad gris, triste e industrial. En los últimos años hemos vivido una transformación. El Niemeyer viene a reafirmar esa línea de cambio", afirma Iñaki, gerente del restaurante La Posada, que ha visto como los turistas que venían a comer pasaban "de uno a cien" en días.

La inauguración del centro ha traído a las calles de Avilés "un nuevo perfil, el del turista". De momento, son fundamentalmente "españoles" del norte, que eso sí, "piden comida tradicional asturiana". El subidón se ha notado especialmente en Semana Santa. La encargada del bar Cabeza de Caballo, situado justo en frente de La Grapa –el puente de acero que da acceso a las instalaciones del centro– lo confirma: "Ha sido brutal. Desde el lunes no hemos parado de trabajar. Esto es bueno para el negocio y para Avilés". Los avilesinos han tenido suerte o al menos así lo sienten ellos. "Creo que la gente de Avilés está orgullosa de haber sido elegida por el destino como depositaria de esta especie de lotería que les tocó", dice la artista Ana Barbolla.

Muchos detractores

Entre los planes de futuro del Niemeyer está el de depositar a centenares de turistas en la ciudad a través de cruceros, que accederán al complejo por una ría que hasta hace muy poco había visto poco más que buques de carga. "Hay que tener los pies en el suelo", repite constantemente el encargado de La Posada, como tratando de recordárselo a sí mismo. "Han abierto muchos negocios pensando que el Niemeyer era un bombazo. Y sí, nos ha tocado la lotería, pero hay que ser coherentes. No se puede cobrar una fabada a 15 euros", recalca.

Como en cualquier proyecto de envergadura, no todo son sonrisas para el Niemeyer. "Hay muchos detractores", explican en Cabeza de Caballo. Son fundamentalmente personas que dudan de que Avilés pueda con un reto de las proporciones del de Óscar Niemeyer. "Ojalá me equivoque, pero creo que el Niemeyer le queda a Avilés tres tallas grande", dice Javier López, abogado de profesión. "Avilés no es Bilbao. El centro hay que llenarlo todos los días y aquí, lo que te queda al final es una población de 80.000 personas. Tarde o temprano va a ser una carga muy grande para una administración pública muy pequeña".

La preocupación de quienes expresan opiniones similares se debe a lo ambicioso de la programación del centro, que en su año inaugural incluye a más de una treintena de nombres de relevancia internacional: Mario Vargas Llosa, Ferrán Adriá, Pelé, Woody Allen, Paulho Coelho, Jessica Lange, Kevin Spacey  o Sam Mendes, entre otros, estarán en Avilés. El centro Niemeyer, que se cederá a la fundación que lleva su nombre –cuyo presidente de honor es el presidente del Gobierno asturiano, Vicente Álvarez Areces- se sustenta gracias a las aportaciones económicas del sector público – principalmente del Principado y secundariamente del Ayuntamiento- y la participación de inversores privados.

Al margen de la financiación, no faltan quienes opinan que, a pocos meses de las elecciones, el Niemeyer se ha "politizado" en exceso, como critica Ana Barbolla: "Las primeras actuaciones no parecen ser muy acertadas: mitin de Felipe González, con pleno de cargos socialistas jaleándolo; designación de presidente vitalicio a Tinín [apodo por el que se conoce a Areces]...  Si no sacan sus manazas los políticos se acabó el proyecto esperanzador, el revulsivo, el catalizador cultural... El centro se convertirá en el arma propagandística del político de turno. Avilés y Asturias habrán perdido una oportunidad única. Todos habremos perdido", sentencia.

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