El comprometido iraní Mandanipour publica su "historia de amor y censura"

  • Madrid.- Un relato de amor que no se convirtiera en una crónica política fue el reto que se impuso Shahriar Mandanipour cuando se planteó escribir "Una historia iraní de amor y censura", pero muy pronto se dio cuenta de que era "imposible" porque de mil maneras "la dictadura" de su país penetra en la vida cotidiana.

El comprometido iraní Mandanipour publica su "historia de amor y censura"
El comprometido iraní Mandanipour publica su "historia de amor y censura"

Madrid.- Un relato de amor que no se convirtiera en una crónica política fue el reto que se impuso Shahriar Mandanipour cuando se planteó escribir "Una historia iraní de amor y censura", pero muy pronto se dio cuenta de que era "imposible" porque de mil maneras "la dictadura" de su país penetra en la vida cotidiana.

"Esa es la tragedia cuando se vive en un país como Irán, si uno trata de escribir una hermosa historia de amor todo se convierte en política", explicó hoy en una entrevista con Efe el autor iraní, afincado desde 2006 en Estados Unidos y quien visita ahora Madrid.

"Una historia iraní de amor y censura", publicada en España por Lumen, se convierte a la vez en un recuento de los esfuerzos de un escritor por superar las duras barreras de la censura en Irán, al tiempo que se presenta como una novela protagonizada por dos jóvenes: Sara y Dara.

Sara, una joven que estudia Literatura iraní en la Universidad de Teherán, y Dara quien aspira a convertirse en cineasta.

El autor, un ensayista conocido por ser muy crítico con la situación actual de Irán, se emociona cuando recuerda a su compatriota el realizador Jafar Pahani, quien ayer recobró la libertad tras varias semanas encarcelado y después de diez días de seguir una huelga de hambre.

Mandanipour describió a Panahi como un gran director que representa a todos los iraníes. "Simboliza -dijo- lo que los iraníes van a hacer: dejarse matar para tener una oportunidad de vivir. Porque la muerte otorga un poder liberador".

De vuelta a la novela y siempre con tintes reivindicativos, Mandanipour relata que la joven pareja protagonista vive un romance prohibido bajo la atenta mirada de su familia y la policía, en un país en el que se considera "pecado mortal" cualquier proximidad o diálogo entre un hombre y una mujer que no están casados ni son familiares.

Los jóvenes asiduos visitantes de una biblioteca mantienen una relación furtiva a través de los libros que se intercambian y en los que unos puntos rojos marcados bajo determinadas letras se convierten en su código secreto.

Un lenguaje que, dice el autor, se le ocurrió precisamente porque "ha vivido bajo una dictadura y un régimen de censura", y uno, precisa, debe encontrar el modo de hablar y escribir aun cuando "ese régimen trate de matarte o silenciarte".

Unos puntos bajo las letras de un libro, una mirada o un ínfimo roce callejero conducen una relación que comienza en una manifestación política pacífica.

Y es que para Mandanipour la "no violencia" es el único camino. "Justo ahora tenemos que actuar como Gandhi, porque no tenemos ninguna otra opción", precisa.

Recuerda que "los iraníes exportaron la revolución islámica al mundo y después de 30 años se dieron cuenta de que habían cometido un gran error. Ahora están tratando de cambiar las cosas, borrar esos errores, y de ahí procede el 'llamado movimiento verde'", que apoya al líder opositor Mir Husein Musaví.

El escritor pide a los países occidentales que "no lleguen a acuerdos económicos con Mahmud Ahmadineyad tan sólo porque tiene dinero. Eso sería una visión a corto plazo".

"Lo que tiene que hacer Occidente es pensar a largo plazo, por ejemplo, un marco temporal de 30 años. Nosotros los iraníes podríamos darle más dinero a Occidente -dice entre sonrisas- si consiguiéramos tener democracia. Por ello -reclama- que dejen que los iraníes lleven a cabo esta 'revolución'".

Convencido de que la situación de su país es "compleja y complicada" y que el régimen islámico iraní es "un símbolo para el mundo por el poder que ostenta", Mandanipour no renuncia al poder de la literatura.

"Yo pienso que el arte es lo único que tenemos en este mundo terrible. Vivimos en un lugar oscuro, en un mundo tenebroso. El arte es la única esperanza", concluye, no sin antes desear que "Una historia iraní de amor y censura" suponga también "una puerta abierta a la esperanza y al amor.

Mercedes Bermejo

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