El convento extramuros de Madrigal, de universidad a granero agrícola

  • Valladolid.- Dos siglos y medio, exactamente 267 años, han transcurrido desde la venta en pública subasta del convento de agustinos de Madrigal de las Altas Torres (Ávila) hasta la decisión de una institución de acudir al rescate de un cenobio que fue universidad en el siglo XVI y granero hasta hace unos meses.

El convento extramuros de Madrigal, de universidad a granero agrícola
El convento extramuros de Madrigal, de universidad a granero agrícola

Valladolid.- Dos siglos y medio, exactamente 267 años, han transcurrido desde la venta en pública subasta del convento de agustinos de Madrigal de las Altas Torres (Ávila) hasta la decisión de una institución de acudir al rescate de un cenobio que fue universidad en el siglo XVI y granero hasta hace unos meses.

Es el tiempo que media entre el 18 de junio de 1844, cuando el "Diario de Madrid" anunció su pública subasta a un precio de salida de 97.743 reales, y el pasado 1 de abril, fecha en que la Junta de Castilla y León divulgó el inicio de unas obras de emergencia en el monasterio, de propiedad privada, que declaró Bien de Interés Cultural (BIC) en 2007.

"La única restauración del convento la hizo mi padre, en los años cincuenta del pasado siglo, con el dinero que tenía y que no tenía", ha rememorado hoy a Efe Joaquín Sobrino, uno de los tres propietarios del recinto monacal donde el 23 de agosto de 1591 falleció de forma repentina el monje y poeta Fray Luis de León.

Limpió de escombros el cenobio -en sus orígenes un beaterio de mujeres piadosas antes de ser fundado en 1353 por privilegio real de Allfonso XI-, levantó parte de la fachada caída como consecuencia de un vendaval y cerró la iglesia para alquilarla como granero al Senpa (Servicio Nacional de Productos Agrarios), durante dos décadas, y más tarde a diversos agricultores de Ávila y Valladolid.

Este uso como silo o depósito de cereal, según ha desvelado Joaquín Sobrino, "ha posibilitado la conservación del monasterio" y evitado, antes de tiempo, la "definitiva e irreparable" ruina que desde hace más de una década amenaza al claustro de doble piso y traza herreriana que proyecto Nicolás Vergara en el último tercio del siglo XVI a expensas del Inquisidor General Gaspar de Quiroga.

Estas obras de emergencia, ya que algunos sillares de granito de las arquerías del claustro están desencajados por la maleza, la incuria, la meteorología y los continuos expolios, han sido posibles merced al acuerdo alcanzado entre la propiedad del monasterio y el director general de Patrimonio, Enrique Saiz.

Los dueños han cedido el monumento por un periodo de cincuenta años a la Junta de Castilla y León, que en un principio se encargará de rehabilitaciones urgentes, y al Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), que se responsabilizará de su vigilancia, limpieza y regulación de visitas turísticas.

"Nuestro deseo es que las restauraciones continúen con el tiempo, aunque somos conscientes de que la crisis económica lo impedirá durante cierto tiempo debido a las especiales características de este edificio", ha explicado por su parte Rufino Rodríguez, alcalde de la villa donde nació Isabel la Católica en 1451.

Más de 50.000 metros cuadrados ocupa el convento de extramuros, como se conoce a este recinto que en el siglo XVI fue Casa Capitular de la Provincia Agustina de Castilla, y que albergó cátedras de Filosofía, Cánones, Humanidades, Teología y Leyes, lo que explica la presencia de Fray Luis de León cuando allí le sorprendió la muerte, a los 64 años de edad, recién nombrado Vicario General de la Orden.

"Al menos se ha tomado conciencia del valor histórico y cultural que atesora", ha añadido el alcalde de esa población de algo menos de 3.000 habitantes, situada en el norte de Ávila, en plena comarca cerealista de La Moraña, y cuyo recinto amurallado está fechado en el siglo XI.

Estas obras de emergencia "llegan un poco tarde, es verdad, pero también que el deterioro alarmante no es cosa de unos pocos años hacia acá, sino de más de dos siglos", ha reflexionado el regidor acerca de una inminente rehabilitación que en todo caso ha considerado "muy oportuna".

Las desamortizaciones decimonónicas, en especial la propiciada por el ministro Juan Álvarez Mendizábal, dejó en manos seculares numerosos bienes considerados de 'manos muertas' o en poder del clero, como el cenobio madrigalense, que cuando salió a subasta, en 1844, su iglesia ya estaba sin tejado ni cubiertas de ningún tipo.

"Se compone de capilla, dos sacristías, iglesia sin madera ni techo, patio, refectorio, escalera principal, celdas, cocinas, despensas, enfermería, puertas carreteras, corral y atrio", señala el anuncio de subasta publicado por "Diario de Madrid" y que, tras varias vicisitudes, en 1891 llegó a manos del bisabuelo de los actuales propietarios.

La restauración de la Junta afectará exclusivamente al claustro herreriano, levantado durante la reforma propiciada a finales del siglo XVI por el entonces cardenal e inquisidor general Gaspar de Quiroga (1512-1594), natural de la villa y que pretendía construir allí su mausoleo.

Roberto Jiménez

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