"El Coyote", estrella de la novela popular y precursor del best-seller actual

  • "El Coyote", el justiciero enmascarado creado en 1943 por José Mallorquí, es uno de los principales protagonistas de la muestra "Hoy es ayer", que se inaugura esta tarde en la Casa del Lector en forma de homenaje al género de la novela popular, en el que se la considera origen del best-seller.

Madrid, 19 jun.- "El Coyote", el justiciero enmascarado creado en 1943 por José Mallorquí, es uno de los principales protagonistas de la muestra "Hoy es ayer", que se inaugura esta tarde en la Casa del Lector en forma de homenaje al género de la novela popular, en el que se la considera origen del best-seller.

En el año en que se conmemora el centenario del nacimiento de Mallorquí (Barcelona, 1913), la Casa del Lector, en el espacio cultural madrileño de El Matadero, ha organizado una muestra que reconoce los méritos de la novela popular gracias a la cesión de parte de la Colección Eguidazu, propiedad del coleccionista Fernando Eguidazu.

Para Eguidazu, a pesar de que la novela popular tenía una calidad literaria "bajísima", es preciso reconocerle otras valías, como su "enorme interés sociológico de tipo histórico-cultural, porque es lo que la gente leía, y también económico", ya que las primeras multinacionales españolas de la historia fueron editoriales como Bruguera, Molino o Juventud.

Por encima de todas, según el propietario de la colección Eguidazu -una parte de la cual a partir de ahora se incorpora a los fondos bibliográficos de la Casa del Lector, perteneciente a la Fundación German Sánchez Ruipérez- destacó durante una década (1943 -1953) la serie de "El Coyote", el justiciero enmascarado que lucha por los derechos de los hispanos en la Baja California.

"Sin duda, 'El Coyote' fue el triunfador de la novela popular no solo en España, sino en todo el mundo", según Eguidazu, quien recuerda que fue traducido a muchos idiomas -algunas de cuyas ediciones están en la muestra- y que formaba parte de la vida cotidiana: "se hablaba del Coyote en la calle como ahora se habla de Messi".

La evolución del género fue espectacular, de forma que si en el siglo XIX la literatura popular era de tipo social y cargada de historias lacrimógenas, de justicia social, huérfanos y viudas y obreros explotados por los patrones, a finales de siglo la llegada de la novela americana a Europa hace que se transforme en obras "de más evasión", con aventuras "puras" llenas de piratas o vaqueros.

"En una época en la que la gente no viajaba y no había televisión, el mundo exterior empezaba en Perpignan", asegura Eguidazu, quien asegura que los niños "sabían de Malasia por Sandokán", y la única forma de evasión era la novela popular con obras "absolutamente ingenuas y maniqueas, en las que los negros eran salvajes y en el oeste americano había hasta gorilas".

La exposición reúne títulos emblemáticos de colecciones como FBI, SS (Servicio Secreto), El Coyote, Amapola o Azucena (de amor), ST (de terror) o las novelas románticas de Corín Tellado, con cubiertas que dan cuenta de un imaginario asociado a una realidad sociopolítica dónde la asignación de roles venía marcada desde la cuna.

Así, en cubiertas como "Por mis ojos negros" o "Robaré tu corazón" se constata la normalidad con la que se apreciaba la violencia contra la mujer, en una etapa en la que la moneda común era el desprecio del diferente o la compasión mal entendida.

Los interesados en el género podrán acceder a libros de las editoriales Juventud, Bruguera, Molino o El Gato Negro, cuyo fondo de literatura popular es hoy prácticamente imposible de conseguir, con colecciones en las que no faltan curiosidades como "La Saga de los Aznar", del valenciano Pascual Enguídanos, en la que se narraba una historia de ciencia ficción ligada a batallas interplanetarias.

Para Eguidazu, Marcial Lafuente Estefanía, uno de los autores más prolíficos del momento, era un escritor "espantosamente malo", a pesar de escribir más de 4.000 novelas que daban "un producto industrial que la gente quería", en el que no agradaban las sorpresas y todo se regía "bajo los mismos cánones", un patrón seguido -asegura- también por otra grande del género, Corín Tellado.

La máquina de escribir de la que salieron muchas de las historias de Mallorquí, cedida por su hijo, cuelga de las paredes de la Casa del Lector junto con su cámara personal de fotos y su inseparable pipa, en una exposición que, según Antonio Basanta, director de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, trae "el ayer al hoy y, desde el hoy, recupera el ayer".

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