El director del Ballet de Lyon cree que "es absurdo que España haya dejado irse a Duato"

  • Madrid.- El Ballet de la Ópera de Lyon pertenece al club de las contadas compañías intérpretes del "caro" y difícil repertorio clásico, aunque también haga contemporáneo, y desde esa atalaya su director, Yorgos Loukos, clama que es "absurdo" que España "se haya permitido el lujo" de dejar marchar a Nacho Duato.

El director del Ballet de Lyon cree que "es absurdo que España haya dejado irse a Duato"
El director del Ballet de Lyon cree que "es absurdo que España haya dejado irse a Duato"

Madrid.- El Ballet de la Ópera de Lyon pertenece al club de las contadas compañías intérpretes del "caro" y difícil repertorio clásico, aunque también haga contemporáneo, y desde esa atalaya su director, Yorgos Loukos, clama que es "absurdo" que España "se haya permitido el lujo" de dejar marchar a Nacho Duato.

"Los que están en el ministerio de Cultura son funcionarios y Duato el artista, que supongo que sabe más de danza que ellos. Es, de lejos, el coreógrafo con más éxito de España y el ballet español es conocido gracias a él", afirma en una entrevista con Efe Loukos, que dirige este fin de semana en el Festival Madrid en Danza la "Giselle" de Mats Ek.

"Si uno tiene la suerte de contar con un coreógrafo como él hay que conservarlo. Es como si Italia hubiera hecho lo mismo con Giorgio Strehler o Polonia con Jerzy Grotowsky. Tampoco me parece muy interesante que fuercen a la compañía a hacer clásico, la verdad", agrega el bailarín maestro y director, que ha trabajado con Jiri Kylian, William Forsythe, Ohad Naharin o Mats Ek.

Su compañía interpreta este fin de semana la "revisión" que hizo en 1982 el coreógrafo sueco Mats Ek, para el Ballet Cullberg, de "Giselle", en la que convierte a la protagonista de la célebre obra romántica, estrenada en 1841 en la Ópera de París, en una "tonta de pueblo".

"Hemos hecho un gran tour con la obra por Asia -acaban de llegar de China- y creo que se entiende muy bien la idea de una Giselle 'tonta de pueblo', de ingenua a la que engañan y que cae en la locura, así como el gran contraste entre el primer acto, realista, y el segundo, totalmente onírico", explica Loukos.

En el mundo, detalla, sólo pueden "permitirse" hacer el gran repertorio clásico -para el que se necesitan cerca de 80 bailarines-, compañías como el Mariinsky, el Royal Ballet, el Bolshoi, la Ópera de París, la Royal Danish o ellos mismos, que también tienen repertorio contemporáneo y neoclásico.

Luego, enumera, estarían las "de coreógrafo", como la Compañía Nacional de Danza (CND) "de Duato", la de Cullberg o la de Forsythe, y las pequeñas, con unos diez bailarines, como las de Jerôme Bel, que recurre a distintos coreógrafos, con un repertorio que va del romántico a Kylian pasando por lo más contemporáneo.

En ese panorama, subraya, no son muchas las que pueden sobrevivir si no son versátiles y el Ballet de la Ópera de Lyon puede presumir de "pasar de un repertorio a otro", de Petipa a Kylian o Duato, "por eso la gente joven quiere estar en el".

"El bailarín está cambiando, es más curioso y quiere ver más cosas. Les apetece hacer un poco de todo, una apertura del espíritu que se corresponde con el del público, quizá por eso quieran venir tantos jóvenes a Lyon", "la capital de la danza", subraya, donde se celebra una bienal a la que acuden cerca de 50 compañías de distintos países.

Concha Barrigós

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