El escultor Antony Gormley convierte su cuerpo en bloques geométricos

  • Londres.- En su nueva exposición, que se inaugura este viernes en la galería londinense de vanguardia White Cube, el escultor británico Antony Gormley, de 60 años, convierte las formas orgánicas de su cuerpo en bloques geométricos de distintos tamaños.

El escultor Antony Gormley convierte su cuerpo en bloques geométricos
El escultor Antony Gormley convierte su cuerpo en bloques geométricos

Londres.- En su nueva exposición, que se inaugura este viernes en la galería londinense de vanguardia White Cube, el escultor británico Antony Gormley, de 60 años, convierte las formas orgánicas de su cuerpo en bloques geométricos de distintos tamaños.

Son esculturas abstractas que, partiendo de partes del cuerpo, como brazos, cabeza o los distintos miembros, como si fueran piezas de mecano que, representan a la figura humana en distintas posiciones: sentada, erguida, con los brazos abiertos.

Cuando EFE le pregunta por la posible influencia de los constructivistas rusos o la escuela alemana de la Bauhaus, y en concreto Oskar Schlemmer, Gormley menciona por el contrario al español Eduardo Chillida, un escultor al que dice admirar profundamente.

"Chillida traduce las emociones humanas en la muscularidad del hierro", dice el artista británico, que visitó la fundación del español con motivo de la exposición de Gormley en el Artium de Vitoria.

Para sus nuevas obras, Gormley se ha servido del ordenador, que es para él simplemente una herramienta que permite resolver ciertos problemas de dibujo aunque luego hay que hacer todo tipo de adaptaciones.

Junto a su equipo ha desarrollado un software capaz de traducir en formas geométricas las partes del cuerpo, que al fin y al cabo no es para él más que una complejísima estructura de moléculas, en "formas arquitectónicas".

"Trato de desarrollar un léxico básico de posturas corporales, y estoy sólo en el comienzo del proyecto", agrega Gormley, para quien el cuerpo es "una herramienta primaria" de su arte.

Los bloques de hierro fundido traducen "de forma calculada emociones humanas en algo arquitectónico y abstracto", señala el artista, para quien todo ello debe tener algo de "provisional e inestable" como es la propia vida humana.

Las esculturas muestran una pátina rojiza, como la que da el óxido, y Gormley explica que rechaza las superficies pulidas y perfectamente acabadas y prefiere que se note en sus obras la acción del tiempo.

En la planta sótano de la galería, el artista exhibe una gran instalación que ha bautizado "Breathing Room III", un espacio articulado a base de múltiples marcos espaciales foto-fluorescentes en cuyo interior puede verse la escultura de una mujer.

El visitante entra por un pasillo en un espacio totalmente a oscuras y ve de pronto esa extraña estructura, una descripción geométrica del espacio a base de líneas fotoluminescentes como si se tratase de un holograma o de una proyección.

"Breathing Room III" trata de cubrir el foso entre "lo virtual y lo real", explica Gormley.

El artista británico, de 60 años, es conocido sobre todo por las esculturas hechas con moldes de su propio cuerpo que con motivo de una exposición en la galería Hayward colocó en puentes y tejados de Londres o incluso en alguna playa.

Su obra más famosa es el llamado "Ángel del Norte", una escultura de proporciones gigantescas -20 metros de altura- en la que también usó su propio cuerpo como modelo y que en lugar de brazos tiene dos enormes alas desplegadas horizontalmente y que miden en total 54 metros.

Gormley niega que utilizar una y otra vez su cuerpo como modelo y medida de todas las cosas sea un "acto de narcisismo o megalomanía" y dice que es por el contrario fruto de su descubrimiento de que se trata del camino más directo entre la vida y el arte.

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