"El Fandi", por la Puerta Grande, y Perera, herido "grave", en ambulancia

  • Burgos.- Dos orejas y la correspondiente Puerta Grande para David Fandila "El Fandi", y una cornada grave a Miguel Ángel Perera, que abandonó la plaza en ambulancia, fue lo que dejó una corrida sin fondo de Gavira, hoy, en el tercer festejo de la feria de San Pedro.

"El Fandi", por la Puerta Grande, y Perera, herido "grave", en ambulancia
"El Fandi", por la Puerta Grande, y Perera, herido "grave", en ambulancia

Burgos.- Dos orejas y la correspondiente Puerta Grande para David Fandila "El Fandi", y una cornada grave a Miguel Ángel Perera, que abandonó la plaza en ambulancia, fue lo que dejó una corrida sin fondo de Gavira, hoy, en el tercer festejo de la feria de San Pedro.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Gavira, aceptablemente presentados, flojos y nobles, a excepción del incierto cuarto que tuvo sus "cositas". Corrida baja de raza y de poco juego.

David Fandila "El Fandi": estocada trasera (oreja); estocada (silencio tras petición); y, en el que mató por Perera, estocada (oreja).

José María Manzanares: estocada (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).

Miguel Ángel Perera: pinchazo y estocada, rematando "El Fandi" con cinco descabellos (silencio tras aviso, aunque previamente una larga ovación acompañó a Perera cuando pasaba a la enfermería).

En la enfermería fue operado Miguel Ángel Perera de "cornada en la cara posterior del tercio inferior del muslo izquierdo, con una herida inciso contusa con trayectoria anterior de aproximadamente doce centímetros que produce desgarros musculares, rotura de venas colaterales y contusión del nervio ciático. Pronóstico grave".

Tras la intervención Perera fue trasladado al Complejo Hospitalario de Burgos, según el parte que firma el doctor Juan Manuel Aguado.

La plaza tuvo dos tercios de entrada en tarde agradable.

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LA GLORIA DE UNO Y LA SANGRE DE OTRO

Una corrida fácil sobre el papel, de toros cómodos por fuera y de mucha nobleza por dentro. Corrida que no empujó lo más mínimo quitando al descompuesto cuarto, que por no entregarse también fue el único que no dobló las manos.

No se explica el contratiempo del grave percance de Perera, cuando más seguro, más a gusto estaba toreando. Un toreo parsimonioso de acuerdo a las condiciones del astado, lento y suave, de inmaculada limpieza. Aunque no era una estética de gran profundidad, entre otras cosas porque no había ajuste en las formas.

Había muchas y muy claras ventajas para el torero, y por eso se entiende todavía menos la cornada. Pero al rematar una tanda por la derecha, el toro hizo un extraño y fue certero.

Perera no quiso darle importancia aun sangrando abundantemente. Y siguió en el ruedo desoyendo los consejos de las asistencias. Todavía antes de montar la espada se entretuvo en un par de pases que estaban de más. Y menos mal, se decidió por fin a entrar a matar. La sangre, muy escandalosa, anunciaba la gravedad de la cornada.

Fue luego el suceso de la tarde. Aunque cuentan también con otro signo las dos orejas que arrancó "El Fandi" por entrega y pundonor.

Tuvo poco contenido la primera faena del granadino por la falta de toro, un animal insulso y de tan pocas fuerzas que llegó a estar en el suelo antes de ir al caballo. Torito de medias y espaciadas arrancadas.

"El Fandi" lo banderilleó con la espectacularidad que acostumbra. Y lo toreó por alto en el último tercio dándole muchos desahogos, a media altura y con pases de uno en uno. Mucho esmero puso el torero para suplir la falta de emoción. Al matar a la primera, oreja al canto.

No pudo ser con el cuarto, toro descompuesto, con el que no valieron confianzas. Y eso que con el capote "El Fandi" todavía se permitió un quite por chicuelinas de rodillas y tres pares de banderillas con cierta facilidad.

La entrega del "Fandi" tuvo finalmente recompensa en el último, al que lanceó a la verónica con temple y gusto, luciéndose a continuación en un galleo por tapatías al paso. Banderillas con el consabido clamor. Y faena de muleta en las cercanías de chiqueros, de medios pases, sin embargo de mucha limpieza.

Acabó "El Fandi" desplantándose de rodillas en una escena que fue el delirio. Estocada, y la oreja que necesitaba para estar en la Puerta Grande.

Manzanares tuvo un primer toro derrengado más que blando, y desde luego muy desrazado. Un animal que fue al suelo antes que al caballo, que blandeó otra vez sin haber sido banderilleado, y que volvería a perder las manos hasta cuatro veces en el inicio de faena. Intentó Manzanares a pesar de todo lo imposible, naturalmente sin llegar a nada.

Y algo parecido en el quinto, al que como buen manso hubo que tratar siempre en las cercanías de chiqueros, y así y todo se negó a embestir cuando no andaba a costalazo limpio.

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