El Festival de Valladolid distingue el sentido crítico y la coherencia de Chabrol

  • Valladolid.- El Festival de Valladolid ha distinguido esta tarde, con la entrega de una Espiga de Oro honorífica, el sentido crítico y la coherencia del realizador francés Claude Chabrol, fallecido en septiembre, a quien el certamen ha dedicado un ciclo con su última película, "Bellamy" (2009).

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Valladolid.- El Festival de Valladolid ha distinguido esta tarde, con la entrega de una Espiga de Oro honorífica, el sentido crítico y la coherencia del realizador francés Claude Chabrol, fallecido en septiembre, a quien el certamen ha dedicado un ciclo con su última película, "Bellamy" (2009).

Minutos antes de recoger el galardón en nombre de su padre, Cécile Maistre, ha recordado en una mesa redonda cómo Claude Chabrol "tenía el cine metido en la cabeza" y estaba dotado de una facilidad innata hasta el punto de tener "dos o tres soluciones para cada plano".

"Rodábamos en unos cuarenta días, muy deprisa", ha recordado Maistre, quien durante veinticinco años permaneció junto a Chabrol como asistente y que ha sido la productora ejecutiva de "Bellamy" (2009), el testamento cinematográfico del genio francés, pionero de la Nouvelle Vague.

Claude Chabrol (1930-2010) "no ponía la cámara en un sitio por causalidad, en esa cualidad se encuentra lo que yo llamo cine de autor. No manipulaba a los actores, pero tampoco le gustaba darles demasiada información, tan sólo unas claves para que le entendieran", ha añadido.

"Fue el retratista por excelencia de la burguesía francesa de provincias, de la que denunció su sistema de valores, su hipocresía y contradicciones morales", ha explicado por su parte a Efe el crítico cinematográfico Carlos F. Heredero, director de la edición española de la revista francesa "Cahiers du Cinema".

Compañero de generación de François Truffaut, Erich Rohmer y Jean Luc Godard, entre otros integrantes de la "Nouvelle Vague" -el movimiento rupturista o innovador frente al cine de Hollywood en los años 50 del siglo XX-, Chabrol acusó una "enorme facilidad" para la realización de largometrajes, prácticamente uno al año.

Desde "El bello Sergio" (1958) hasta "Bellamy" (2009), principio y final de su filmografía, "que algunos han comparado con la monumental obra del escritor Balzac", dejó cerca de 67 títulos "muy personales y reveladores" que le han situado como "uno de los mejores directores de la historia del cine francés y europeo de la segunda mitad del siglo XX", ha asegurado Heredero.

Ribetes colindantes con el cine negro delatan la obra del célebre realizador francés, un "todoterreno" muy apegado "a un cierto cine de género" que, debido a su condición prolífica, conectó más con el público y acusó, por tanto, un aire comercial que le desplazó "del corazoncito de los muy aficionados".

"La mirada del entomólogo" es el libro que el Festival de Valladolid y Cahiers du Cinema ha dedicado a Claude Chabrol, firmado por el propio Carlos F. Heredero y cuyo título alude a la capacidad que tuvo el fallecido realizador para diseccionar con minuciosidad las "mentiras e hipocresías" de una determinada clase social.

La película "Bellamy" (2009), proyectada esta tarde en Valladolid, protagonizada por Gerard Depardieu e inédita en España hasta la fecha, "entronca perfectamente con la última parte de su trayectoria", ya que "no deja de ser la obra de un cineasta veterano y socarrón que retrata a un personaje en su plena decadencia".

En su película póstuma "derrocha sentido del humor y acusa una mirada distanciada, la de quien nada tiene que demostrar ya, sin preocuparse por el acabado; escribe con el trazo suelto de quien sabe que le basta un poco de algo para hacer una obra maestra", ha añadido Heredero.

Chabrol, admirador de la literatura y de los clásicos de su país, tuvo de adolescente su primer contacto con la gran pantalla al fundar un cine en el garaje de la casa de su abuela, y se estrenó más en serio con la crítica, publicada en 1953 dentro de las páginas de Cahiers du Cinema, del filme "Cantando bajo la lluvia".

Tres años después, en 1956, creó su propia productora (AJYM FILMS), donde se iniciaron varios compañeros suyos en la Nouvelle Vague, un movimiento al que el Festival de Valladolid dedicó una atención especial en su edición de 2009, año en que cumplió medio siglo de vida.

Por Roberto Jiménez

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