El festival "Visa pour l'image" le toma el pulso al fotoperiodismo

  • París.- El fotoperiodismo tiene estos días una cita mundial en el festival "Visa pour l'image" de Perpiñán, en el sur de Francia, donde fotógrafos, editores, agencias, periódicos y amantes del periodismo gráfico se reúnen anualmente para analizar y debatir sobre el estado y el futuro de la profesión.

El festival "Visa pour l'image" le toma el pulso al fotoperiodismo
El festival "Visa pour l'image" le toma el pulso al fotoperiodismo

París.- El fotoperiodismo tiene estos días una cita mundial en el festival "Visa pour l'image" de Perpiñán, en el sur de Francia, donde fotógrafos, editores, agencias, periódicos y amantes del periodismo gráfico se reúnen anualmente para analizar y debatir sobre el estado y el futuro de la profesión.

El festival (hasta el próximo 11 de septiembre) se desarrolla en un contexto de crisis económica, mientras los testimonios noticiosos prosperan en las redes sociales y con la digitalización de la imagen incorporada en los teléfonos móviles de buena parte de la población mundial.

La calidad del fotoperiodismo "no se ha deteriorado", asegura el director de la muestra, Jean-François Leroy, en una entrevista telefónica con Efe en la que subraya que "el nivel general se ha mantenido" aunque quizá haya "menos cosas excepcionales".

En la misma línea se expresa el responsable de la agencia de fotografía EPA para Francia, Reino Unido, Holanda y Luxemburgo, Horacio Villalobos, quien explica que ahora "se hace un fotoperiodismo diferente", pero no peor.

"La digitalización de la imagen ha favorecido enormemente a la democratización de los medios a los cuales tienen acceso aquellos que quieren iniciarse en la profesión. Las comunicaciones (...) también ayudan y ha generado un enorme cambio", agrega quien tomó la última foto del presidente chileno Salvador Allende con vida.

Se trata de una "segunda democratización de la fotografía", después de "aquella a finales del XIX cuando Kodak inventó la máquina con la que cualquier particular podía hacer fotos", precisa el fotógrafo y corresponsal de ABC en el Magreb, Luis de Vega, que responde a la entrevista por correo electrónico desde Libia.

Pero una cosa es la democratización de los medios y otra la reproducción de comentarios vertidos en la red por individuos anónimos, lo que demuestra que "siguen siendo necesarios buenos profesionales que nos cuenten lo que ocurren en el mundo con imágenes", agrega De Vega.

"Hay lugar para las redes sociales, cada uno que haga lo que quiera. Lo que no hay lugar es a vincularlas de ninguna manera con el periodismo, porque no lo son", añade Villalobos.

El periodismo es "un oficio, una pasión, una tarea y una vocación que viene muy de antiguo y que se basa en una correcta evaluación de los hechos y (...) comprobación de las fuentes y un aprecio absoluto por la verdad", subraya Villalobos. El resto es "opinología", que "no tiene que ver con ninguna definición de periodismo".

Leroy, más pesimista, asegura que "la popularización de las imágenes a través de las redes sociales como Facebook o Twitter" es una catástrofe para la profesión.

"Es una tragedia porque ya no sabemos reconocer una fotografía" y porque "vivimos en una civilización de rumores", explica Leroy, quien detecta que ya "no verificamos las informaciones.

Y cita como ejemplo la supuesta captura por parte de los rebeldes libios de Saif al Islam, uno de los hijos del dictador Muamar el Gadafi, que se demostró falsa.

"Todos los medios de comunicación del mundo, sin excepción, anunciaron su detención. No era verdad, pero todos lo anunciaron. ¿Dónde buscaron la información? No tengo ni idea", dice el director de "Visa pour l'image", que receta a los medios "gastar un poco más de dinero porque la información no es gratuita".

Sobre ese rumor -que abochornó incluso a la Corte Penal Internacional (CPI), que dio por confirmada la captura- Villalobos señala que "hay muchísimas menos posibilidades de mentir con la foto que de mentir con el texto" porque "dentro de las ramas del periodismo, la que menos tiene posibilidades de perder su honestidad es el fotoperiodismo".

"A menos que uno sea un habilidoso sinvergüenza que decida usar Photoshop (...) para hacer un montaje, si el tipo no estuvo, la foto no está. La realidad no pasa por el texto que dice: 'los rebeldes capturaron al Gadafi júnior', la realidad pasa porque apareció Gadafi júnior y están las fotos", resume.

Leroy, característico por sus críticas expresiones a bocajarro, asegura que aún hay esperanza para el reportaje gráfico y señala a nuevos talentos que marcarán la profesión en los próximos años, entre los que cita a Álvaro Ybarra Zavala (Bilbao, 1979).

"Hay gente, como yo, a la que no nos importan una mierda las bodas de los príncipes y que queremos saber lo que pasa en Libia, en Afganistán, en Pakistán, en Sudán, en Costa de Marfil y en todas partes. Afortunadamente, también hay quienes que quieren dar testimonio", concluye.

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