El fin de una era para la Orquesta Nacional de España

  • El catalán Josep Pons deja la dirección de la Orquesta Nacional de España (ONE) después de nueve años al frente y se despide "con 15 kilos de más, tres cólicos, pastillas para la tensión... pero también con la satisfacción de un trabajo bien hecho". De su sucesor, de momento, nada se sabe, aunque eso sí a Pons le espera un reto de gran calibre: la dirección de la orquesta del Liceo.
Josep Pons hace mutis en su despedida de la "vehemente" Orquesta Nacional de España
Josep Pons hace mutis en su despedida de la "vehemente" Orquesta Nacional de España
Ylenia Álvarez
Ylenia Álvarez

Josep Pons ya no es más el director de la ONE (Orquesta Nacional de España) desde el pasado agosto, pero ayer el Auditorio Nacional acogió su despedida "oficial" (y cariñosa) a los medios. Su nueva labor será a partir de ahora dirigir la orquesta del Liceo de Barcelona (que igualmente se presenta como un verdadero reto por la situación que atraviesa el teatro actualmente).

Con su marcha el director catalán pone fin a toda una etapa al frente de la institución musical nacional que comenzó allá por 2003. "Han sido nueve largos años en los que ha pasado de todo: me voy con 15 kilos de más, tres cólicos, pastillas para la tensión... pero también con la satisfacción de un trabajo bien hecho".

Cuando llegó a la dirección se encontró con una Orquesta en huega y regulada por un acta del año 91 (y que por lo tanto, que no estaba al día). Sin duda, era una situación "encallada", como él describe, y "un tren que se le parará", como en ese momento le comentaron. En general, el terreno por el que se mueve la ONE para Pons es "farragoso" porque aunque depende de Cultura, en verdad se tienen que poner de acuerdo tres ministerios distintos.

 

El catalán no ha querido dejar de insistir en que deja muchas cosas en el deber y otras tantas en el haber, pero que se va con la mochila cargada de muchos recuerdos,"y aunque no hay empresa fácil, me llevo un maravilloso recuerdo de Madrid".

Su legado

En su despedida apostó por hacer un breve resumen (con cierto orgullo en la mirada) de las dos vertientes en las que ha trabajado. La principal: el diseño de un proyecto ("la creación de una estantería para poner los libros" -como él denominó-). Un proyecto que abarca entre otras cosas todas las temporadas temáticas, sus famosas (y a veces polémicas) cartas blancas, el contacto con otros directores e intérpretes para construir una red de contactos, un proyecto pedagógico y también un proyecto centrado en diversos sectores.


"Una orquesta tocando en un escenario es muy poco", afirmó el ya exdirector de la ONE en tono solemne. Para Pons la Orquesta Nacional debe dar más y por eso ha intentado que la música de élite diera un paso adelante trabajado con escuelas, hospitales y grupos de riesgo.

Su otro gran objetivo ha sido "intentar que losproyectos de la ONE lleguen al máximo posible de público y que a cada uno le llegue por la neurona que el tenga que llegar". Y aunque la crisis también le ha tocado suspendiendo giras por Brasil, EEUU (con las entrdas ya vendidas), China, Corea y Japón, al menos ha luchado por conservar los conciertos previstos para Viena y otras ciudades europeas.

Durante estos nueve años Pons logró desbloquear la huelga, definir los horarios y también que la Orquesta cediera todos los derechos audiovisuales, lo que han permitido que saliera en Radio Clásica, en televisiones y que se pudieran grabar discos. Además, en esta etapa se ha dado una renovación necesaria de la Orquesta con la salida de 41 plazas estatales adjudicadas.

Si hablamos de la parte más musical, los objetivos promordiales de Josep Pons han sido la búsqueda de un tipo de sonido, la búsqueda de un balance, de un equilibrio y un trabajo especial en cuestiones estilísticas en todos los repertorios. Sin duda, si Pons se lleva bajo el brazo un éxito es el de traer a Madrid un repertorio más desconocido, más sorprendente, muchas veces cuestionable, pero ya asentado y reputado.

"La música si no la hacemos sonar no existe, hay que ser responsable y no sólo programar lo esperado". El director está convencido de que "hemos puesto una dosis de innovación importante".


La relación con los intérpretes

Como en todas las despedidas también hubo tiempo para confesiones y el director relató que a nivel humano su tarea no ha sido nada fácil y que ha tenido que tomar muchas decisiones, muchas veces "consultadas hasta la saciedad".

"He encontrado mucha generosidad en la Orquesta porque ha habido solistas de cierta edad que han cedido su espacio a otros más jóvenes. También he encontrado a otros que no lo han hecho y esa ha sido la peor parte", afirmaba el director. "Es duro decir: "Usted ha sido fenomenal pero me gustaría que dejara paso a otra gente". ¿Quién prepara a un director de orquesta para esto?

Cuando llegó en 2003 encontró a "una orquesta con mucho caracter" y "con una entrega a su trabajo enorme", aunque "siempre hay quien "pone palos a las ruedas"".

Ante la leyenda negra que ha rodeado a la misma durante años Pons añadió en tono de humor que "no ha sido una orquesta que desayune directores y escupe los huesos".

Bromas a parte, con una media sonrisa en la cara, confirmó que se siente un sembrador y no un recolector y que lo deja porque le ha llegado un sentimiento contra el que no puede hacer nada (no desilusión), simplemente: "No doy para más y después de nueve años es más que suficiente". Y así, sin más, y con doble silencio de redonda, se va sin decir quién podría ser su sucesor ni dar la más mínima pista.

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