El futurismo de Valvo y el "vamos México" de Minkoff animan la moda en N.York

  • Los diseños tecnológicos, los juegos geométricos y el "look" cyborg de Carmen Marc Valvo hicieron de su desfile el más aplaudido de la segunda jornada de la Semana de la Moda de Nueva York, en la que Rebecca Minkoff destiló el folclore mexicano, Jason Wu fue por libre y Nautica resultó previsible.

Mateo Sancho Cardiel

Nueva York, 6 sep.- Los diseños tecnológicos, los juegos geométricos y el "look" cyborg de Carmen Marc Valvo hicieron de su desfile el más aplaudido de la segunda jornada de la Semana de la Moda de Nueva York, en la que Rebecca Minkoff destiló el folclore mexicano, Jason Wu fue por libre y Nautica resultó previsible.

Arrecian los desfiles en la Semana de la Moda de Nueva York y tras la jornada amable de inauguración, con BCNGMAXAZRIA y Desigual, las distintas pasarelas de la Fashion Week, y algunas no adscritas pero que también atraen la atención, comenzaron a generar sorpresas, disgustos y ovaciones en sus propuestas para la primavera de 2014.

Carmen Marc Valvo, con sangre estadounidense, española e italiana corriendo por sus venas y diseñador hecho a sí mismo desde que abriera en 1989 su tienda en la Séptima Avenida de Nueva York, renunció a la mirada retrospectiva para dirigirse al futuro.

Con pelucas degradadas del platino de la raíz al negro de las puntas, con caídas rectas y laberínticas transparencias en sus vestidos, Valvo maquiniza a la mujer, establece en sus ropas circuitos a mitad de camino entre la placa de un ordenador y las misteriosas líneas de Nazca en Perú.

Un desfile que creó ambiente hipnótico y sedujo a la audiencia proveniente de un taller textil que emplea los tejidos como elementos de una tabla periódica. Experimenta y mezcla, hasta darles el tono de un vapor o de una emulsión. Dominado por el blanco y el negro, pero con algunas filtraciones de rosa fucsia, su paleta de colores apostó por un trabajo fino y limpio.

Por su parte, Rebecca Minkoff recurrió a unas raíces que no son las suyas, las mexicanas, pero destilando el folclore hasta templarlo. Imprimiendo un "vamos México" en una de sus camisetas y usando estampados aztecas pero sin querer ni acercase al exotismo.

Los colores mucho más apagados, pese a que la inspiración viene de la pintora Frida Kahlo, y frente al nervio latino, la languidez de esta estadounidense que se dirige sin miramientos a la mujer de clase alta pero no oculta su vocación industrial.

Con una base de comodidad deportiva a la que superpone telas vaporosas y estampados florales, Minkoff quiso que la experiencia de su desfile trascendiera el ir y venir de modelos para contar con la actuación en directo de Janelle Monae, lo más enérgico de una colección que no se atreve a gritar un color más que otro y que deja el barroco arrinconado en el calzado.

Finalmente, la marca para hombres Nautica, con su colección "Black Sail" presentó un presunto marinero moderno que acusó el peor mal que puede arrastrar una colección: que el asistente agradezca que el modelo se quite la ropa.

La parte de alta mar jugó con impermeables ultraligeros y sofisticados, mientras que la parte playera, por momentos más cercana al desmadejado mundo del surf que al impecable código del bañista de alto standing que busca la marca, se entregó al nailon y el algodón para crear bermudas, camisas que entran y salen del pantalón buscando la asimetría que marque la diferencia.

Fundada en 1983 por David Chu, Nautica dio hoy argumentos a quienes discuten la Semana de la Moda de Nueva York por no distinguir en ocasiones entre la moda digna de subirse a una pasarela y el escaparate de una tienda convencional, de servir de escaparate a marcas y no a verdaderos creadores.

Quizá por eso, otros diseñadores más punteros se buscan un hueco fuera del programa oficial, con desfiles más privados y pasarelas creadas a su medida. Algunos de los talentos más efervescentes, como Thakoon, Philip Lim o Alexander Wang así lo han decidido este año, igual que quien hoy presentó su nueva colección, el taiwanés-canadiense Jason Wu.

Con una puesta en escena marcada por las luces de neón que interrumpían la rectitud proverbial de la pasarela convencional, el diseñador de 30 años aprovechó las posibilidades de salirse de la oficial carpa para desfilar entre amplios ventanales con vistas a un edificio netamente neoyorquino.

Wu, uno de los favoritos de Michelle Obama, no decepcionó con su juego de opuestos entre lo visionario y el glamur clásico, con su minimalismo fastuoso y con su exquisito manejo de las texturas, el peso y la luminosidad de los tejidos.

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