El Grosz más ácrata, agitador y puntilloso, en una retrospectiva en Berlín

  • Berlín.- La Academia de las Artes -Akademie der Künste- berlinesa muestra desde hoy el George Grosz (1893-1959) más ácrata, agitador y puntilloso, en una retrospectiva que incluye los dibujos de su juventud, cartas y documentos que dejó en un viejo sótano de la capital alemana antes de exiliarse a EEUU.

Berlín.- La Academia de las Artes -Akademie der Künste- berlinesa muestra desde hoy el George Grosz (1893-1959) más ácrata, agitador y puntilloso, en una retrospectiva que incluye los dibujos de su juventud, cartas y documentos que dejó en un viejo sótano de la capital alemana antes de exiliarse a EEUU.

"Nadie como Grosz para representar la agitación y el combate, desde el arte, del capitalismo y el militarismo. Sus dibujos plasman unos sentimientos que nos sacuden a muchos en la sociedad actual. Era el momento de sacar sus dibujos del viejo baúl", dijo el presidente de la Akademie der Künste, Klaus Staeck, al presentar la muestra.

El título de la retrospectiva, "George Grosz. Korrekt und anarchisch" -"George Grosz. Correcto y anarquista"-, expresan lo que su comisaria, Birgit Möckel, considera que sintetiza la personalidad del artista: "Por un lado, la agitación; por el otro, el prurito puntilloso y hasta pedante con que trabajaba", explicó a Efe.

Grosz, tanto en sus años jóvenes como en la plenitud artística, se tomaba su tarea más en serio, como lo muestra la serie de bocetos y dibujos realizados entre 1925 y 1926 hasta llegar al autorretrato del literato Max Herrmann-Neisse, su amigo y correligionario.

La serie de 23 estudios sobre el escritor llena una de las salas de la exposición, que ocupa 525 metros cuadrados de la Akademie, en la céntrica Pariser Platz berlinesa, junto a la Puerta de Branburgo, el lujoso Hotel Adlon y con las embajadas de EEUU, Francia y Reino Unido como vecinas.

"Si Grosz estuviera aquí seguro que encontraría nuevos motivos para seguir hurgando en la vena el anticapitalismo. Mucho no ha cambiado en el panorama. Los poderosos, políticos y financieros, siguen fumando gruesos cigarros, como los representó en sus dibujos. Sólo que ahora además van al 'fitness'", ironizó Staeck.

La muestra recoge tanto algún iconoclasta Jesucristo crucificado con máscaras de gas, como corruptos políticos cigarro en ristre y con los genitales al aire prototípicos de sus dibujos, en los años 20, como sus colages dadaístas y postales de las etapas posteriores.

El conjunto ilustra la personalidad de un artista que se las tuvo que ver con la iglesia y los representantes del poder -por presunta blasfemia, en el primer caso; por azote de la burguesía, lo segundo-, tanto bajo la República de Weimar como con la irrupción del nazismo, que acabó retirándole la ciudadanía alemana, en 1938.

Asimismo se exhiben fotografías privadas, cartas y otros documentos, actas que dan fe de sus encontronazos con la justicia, ejemplares de las revistas que fundó o en las que participó, como "Die Pleite".

"Hay que tomarse tiempo, pararse en el detalle, detenerse en las vitrinas", aconseja la comisaria respecto a la selección de las obras, que van de los dibujos en gran formato a los cuadernos privados salpicados de esbozos y anotaciones.

La mayoría del material incluido en la muestra procede de los archivos de la Akademie, enriquecidos con el hallazgo en un sótano de Berlín de la Savingyplatz, número 5, donde vivió la familia Grosz: "una gran caja que sobrevivió primero al acoso nazi, luego a una inoportuna inundación", recuerda Möckel.

La caja en cuestión se recuperó en 1984, pero su contenido no había sido hasta ahora expuesto. Forma parte del legado de Grosz, quien dejó Berlín en dirección a EEUU en 1933, con la llegada al poder de Adolf Hitler, y no regresó a su ciudad natal hasta 1951; de visita, primero, y para quedarse luego, en 1958, un año antes de morir.

Seleccionar todo ese material ha sido labor meticulosa, para la que conviene armarse del carácter "positivamente puntilloso" que Möckel atribuye a Grosz.

La exposición estará abierta en la Akademie, junto a la emblemática Puerta de Brandeburgo, hasta finales de abril.

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