El Guggenheim Bilbao exhibe la obra del pintor autodidacta Henry Rousseau

  • Bilbao.- El Museo Guggenheim Bilbao exhibe desde mañana, 25 de mayo, hasta el 12 de septiembre una exposición retrospectiva dedicada a la obra del pintor autodidacta francés Henri Rousseau (1844-1910), quien, desde el campo del amateurismo, introdujo innovaciones técnicas en la composición que influyeron en el arte moderno europeo de la primera mitad del siglo XX.

El Guggenheim de Bilbao dedica la primera retrospectiva en España a Rousseau
El Guggenheim de Bilbao dedica la primera retrospectiva en España a Rousseau

Bilbao.- El Museo Guggenheim Bilbao exhibe desde mañana, 25 de mayo, hasta el 12 de septiembre una exposición retrospectiva dedicada a la obra del pintor autodidacta francés Henri Rousseau (1844-1910), quien, desde el campo del amateurismo, introdujo innovaciones técnicas en la composición que influyeron en el arte moderno europeo de la primera mitad del siglo XX.

La muestra, que consta de una selección de 30 de sus mejores cuadros, es la primera que se dedica en España a conocer en profundidad la obra de este peculiar artista francés de entre siglos con motivo de cumplirse el centenario de su fallecimiento, ha explicado hoy el director del museo bilbaíno, Juan Ignacio Vidarte, en la conferencia de prensa de presentación de la exposición a los medios.

Henry Rousseau nació en 1844 y, tras desempeñar diversas profesiones, acabó trabajando como funcionario público del municipio de la capital francesa, motivo por el que en el mundo artístico del París de finales del XIX y principios del XX fue conocido por el apodo de "el aduanero".

No fue hasta 1884, con 40 años, cuando comenzó a interesarse por la pintura y, de una forma completamente autodidacta y como aficionado, empezó a copiar cuadros exhibidos en los museos de París, para pasar a interesarse posteriormente por las escenas costumbristas que veía en los jardines y postales de París, así como a retratar a los animales salvajes que veía en sus visitas al zoo de la capital francesa.

Pese a no tener formación académica alguna, Rousseau se las ingenió para exponer en los salones académicos de París, sobre todo en el que acogía la obra de los pintores independientes.

La falta de formación pictórica hizo que, según ha explicado la comisaria de esta muestra y conservadora de Colecciones de la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York, Susan Davison, desarrollase una obra fundamentalmente plana, carente de perspectiva y movimiento y con composiciones no siempre proporcionadas, lo que da a sus retratos y paisajes un cierto aire infantil y "naíf".

Para solucionar estas carencias, Rousseau, que no se dedicó de lleno a la pintura hasta su prematura jubilación en 1893, a los 49 años, creó un personal estilo pictórico basado en la segmentación de los planos en que presentaba sus composiciones, que, posteriormente, fue adoptado por artistas europeos de la corriente cubista.

Este artista francés, que no consiguió ganarse la vida con la pintura hasta casi el final de su vida (vendió su primer cuadro, titulado "El león hambriento se abalanza sobre el antílope" y uno de los más famosos de Rousseau, en 1905, cinco años antes de que falleciera), redefinió el espacio pictórico de una forma que no se conocía hasta entonces, ha explicado Davison.

Rousseau, ha agregado, comenzó a ordenar los elementos del cuadro desde el fondo hacia el primer plano, método que adoptarían posteriormente los cubistas, en una técnica acumulativa que anticipó, seguramente sin él proponérselo, la autonomía del plano sobre la composición global tan característica del arte moderno, motivo por el cual algunos especialistas en arte le consideran el precursor del modernismo en la pintura.

La obra de Rousseau atrajo la atención de otros artistas jóvenes que se formaban en el París entre siglos, convertida entonces en la capital mundial del arte, algunos de los cuales, como Picasso, Leger o Kandinsky, buscaron su amistad y compraron algunas de sus obras.

La exposición ocupa tres salas de la última planta del Museo Guggenheim Bilbao y en ella se podrán ver, aunque sin un orden cronológico determinado, los cuadros más relevantes de los tres géneros que cultivó: el costumbrismo, los retratos y los paisajes, tanto los selváticos, que nacían de su imaginación, como los de las afueras de París.

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