El histórico Fuerte Jesús de Kenia cumple 420 años de asedios e intrigas

  • Diseñado para soportar el fuego de los cañones enemigos, el Fuerte Jesús, que levantaron los portugueses por orden de un rey español en Mombasa, cumple 420 años de turbulenta historia transformado en un turístico remanso de paz.

Pedro Alonso

Mombasa (Kenia), 31 ago.- Diseñado para soportar el fuego de los cañones enemigos, el Fuerte Jesús, que levantaron los portugueses por orden de un rey español en Mombasa, cumple 420 años de turbulenta historia transformado en un turístico remanso de paz.

Desde finales del siglo XVI, la imponente fortaleza se alza como un altivo vigía pétreo -acariciado por el sol tropical y la brisa del océano Índico- en la exótica isla sureña de Mombasa, segunda ciudad de Kenia y principal puerto comercial de África Oriental.

El fuerte, marcadamente sobrio por su uso castrense, representa un extraordinario ejemplo de fortificación militar lusa y un hito en la historia de ese tipo de edificaciones, de ahí que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad en 2011 por la UNESCO.

Pese a la fama portuguesa de la autoría de la obra, el arquitecto fue un italiano, Giovanni Battista Cairati, y la responsabilidad de ordenar su construcción recayó en un español, el rey Felipe II.

"En aquel momento, Portugal formaba parte de las posesiones del Rey de España, y el Fuerte Jesús era una de las fortalezas con la que la Corona española intentó mantener su imperio", recuerda el arqueólogo británico James Kirkman en su libro "Fuerte Jesús".

La orden del monarca español se cumplió cuando los portugueses, que llevaban instalados desde 1498 en la vecina localidad de Malindi y habían intentado someter numerosas veces a la irredenta Mombasa, rindieron finalmente esa ciudad comercial y estratégica en 1593.

El 11 de abril de ese año, los invasores lusos comenzaron la edificación del fuerte sobre un espolón de roca coralina, a fin de apuntalar su presencia en las costas de África Oriental y proteger el codiciado puerto de Mombasa.

"El rey Felipe II de España encomendó llamar a este sitio Fuerte Jesús. El color rojizo (aún perceptible en los barracones) evoca la sangre derramada por Jesucristo en la cruz", explica a Efe el guía Ben Kipngetich, al precisar que la construcción duró "tres años".

Protegida por amarillentos muros de un metro de ancho y hasta dieciséis de alto, la base militar "no podía ser destruida y, antes de inventarse las bombas, únicamente podía haber sido asaltada a costa de graves pérdidas humanas", asegura Kirkman.

La fortaleza, que desde el aire se asemeja a una figura humana de brazos abiertos, alberga actualmente un museo, barracones, ruinas de una iglesia, un arsenal, cisternas y hasta el esqueleto de un soldado portugués cuyo origen es todavía un misterio.

En el patio abierto entre los torreones de defensa, las bocas de los cañones apuntando al cielo evocan hoy aquellos días de asedios, hambrunas, bombardeos, asesinatos y traiciones en los que la mera aparición de una silueta en el horizonte era motivo de zozobra.

La ciudadela, que ocupa una superficie de algo más de dos hectáreas, cambió de manos al menos nueve veces entre 1631 y 1875, cuando cayó bajo el dominio de los portugueses, el sultanato árabe de Omán, la población local swahili y el Imperio Británico.

Ese vaivén bélico, que dio a Mombasa el sobrenombre de "Isla de la Guerra", vivió su episodio más trágico entre el 13 de marzo de 1696 y el 13 de diciembre de 1698, durante el asedio omaní del fuerte, cuya guarnición contaba al principio del cerco con el capitán portugués, cincuenta soldados lusos y 1.500 swahilis leales.

Durante más de dos años, los portugueses, diezmados por el hambre y las plagas, repelieron los embates árabes hasta la noche del 12 de diciembre de 1698, cuando los omaníes tomaron el fuerte, pasaron a cuchillo al capitán luso y doblegaron a los catorce supervivientes.

Una flota lusa reconquistó la plaza en 1728 tras un motín interno, pero un año más tarde los habitantes de la ciudad se rebelaron, sitiaron el Fuerte Jesús y asesinaron a numerosos portugueses, expulsados para siempre el 26 de noviembre de 1729.

El baluarte sufrió después nuevos asedios, encajó los bombardeos de una flota del Reino Unido y sirvió de cárcel en la época colonial británica, hasta su declaración como monumento nacional en 1958.

El tumultuoso pasado del fuerte, ubicado cerca del laberíntico casco antiguo de Mombasa, contrasta con la calma que reina hoy día, quebrada sólo por las explicaciones de los guías turísticos, el rumor de los visitantes y el graznido pasajero de alguna gaviota.

Acostumbrados desde la infancia a su formidable presencia, los lugareños alardean de la fortaleza, que recibe "unas 350 visitas al día", según el guía Kipngetich.

"¡Nací en Mombasa y me siento orgullosa del fuerte, que es uno de los monumentos más importantes de Kenia!", exclama a Efe con regocijo Victoria Macharia, de 26 años y empleada de mercadotecnia.

En esta ciudad, nadie duda de que el Fuerte Jesús es parada obligada del forastero porque, como advierte un folleto turístico, "si usted se marcha de Mombasa sin visitar este importante hito de la historia de África Oriental, posiblemente lo lamentará...".

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