"El Juli" y Manzanares empatan a una oreja, aunque de distinto peso

  • Bilbao.- Una oreja cada uno pasearon los diestros Julián López "El Juli" y José María Manzanares hoy en Bilbao, sin embargo, de distinto peso, más importante la del primer espada, y más livianita la del segundo.

"El Juli" y Manzanares empatan a una oreja, aunque de distinto peso
"El Juli" y Manzanares empatan a una oreja, aunque de distinto peso

Bilbao.- Una oreja cada uno pasearon los diestros Julián López "El Juli" y José María Manzanares hoy en Bilbao, sin embargo, de distinto peso, más importante la del primer espada, y más livianita la del segundo.

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de "El Ventorrillo", bien presentados pero mansos y de poco fuelle. Se salvó el sexto, aunque gracias a que lo cuidó mucho su matador; y en parte también el cuarto a pesar de terminar en chiqueros. El quinto, sobrero de Ortigao Costa, siempre a más, fue muy superior a los titulares.

Enrique Ponce: estocada desprendida (silencio); y estocada baja y tendida (aviso y vuelta tras petición).

Julián López "El Juli": estocada desprendida (silencio); y estocada desprendida (oreja).

José María Manzanares: media que termina tragándose y tres descabellos (ovación tras aviso); y estocada (oreja con petición de la segunda).

En cuadrillas, saludaron en el tercero Juan José Trujillo y Luis Blázquez.

La plaza se lleno "hasta la bandera" en tarde de nubes y calor bochornoso.

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¿TOROS PARA "FIGURAS"?

Corrida de "figuras" con todos los defectos que conlleva la exigencia de este tipo de toros, que no embistieron en Santander, que tampoco dieron la talla hace unos días en Almería, y que igualmente dejaron mucho que desear hoy en Bilbao.

La ganadería de "El Ventorrillo", en manos de su anterior propietario Francisco Medina, alcanzó un momento extraordinario, hasta el punto de encapricharse de ella Fidel San Román, que ha venido lidiando estos últimos cuatro años los productos seleccionados por Medina con unos resultados excelentes.

Sin embargo, se están viendo ahora los gustos de San Román, que van por camino muy diferente.

Hoy, como en las corridas precedentes de la actual camada, ha predominado la mansedumbre, la falta de clase. Toros sin fondo. Hasta qué punto que un sobrero de Ortigao Costa ha dejado en evidencia a los cinco titulares.

Aunque habría que advertir que este de Ortigao "rompió" hacia adelante gracias al "Juli", que lo cuidó mucho en varas, midiéndole el castigo. Concretamente en el segundo puyazo lo único que hizo fue enseñarle el caballo.

Otro toro que "sirvió" fue el sexto, aunque nada que ver, pues fue siempre a media altura, y sin que Manzanares le apretara.

Esa fue la tarde en cuanto a toros.

De toreros cabe decir que Ponce intentó lo imposible con el primero de la corrida, absolutamente blando y "metiéndose" por los dos pitones. Antes de montarle la espada el hombre lo mostró bien, lo que no deja de tener su mérito.

En el cuarto no pasó nada. El toro con la cara arriba al final de cada muletazo, y queriéndose ir, hasta acabar donde quería, por donde salió, en chiqueros. Ponce no lo molestó, pues era la única manera de sacarle partido. Pero ni así. Ni la faena, ni la estocada, ni el toro valieron la pena. No se entiende la petición de oreja, desatendida por el presidente con buen criterio.

"El Juli" cortó la primera oreja de la tarde, también la de más peso. Fue al de Ortigao, que tuvo mucha "transmisión", metiendo la cara abajo, y siempre a más, como la misma faena.

"El Juli" tocó las teclas oportunas y el toro aguantó lo suficiente. La faena tuvo ritmo y continuidad, hilvanando series por los dos pitones que crecían en número de muletazos. Solamente no colaboró el toro en un circular invertido a final de faena, porque "El Juli" pensaba que era cosa de pegárselo, así por las buenas, sin tener en cuenta que la bravura tiene también sus exigencias.

En el anterior, pendiente siempre de irse, desinflado al final, "El Juli" le buscó las vueltas al límite, sin apretarle y sin sacar nada en claro.

Manzanares cortó la otra oreja, al sexto, el único con ciertas posibilidades de la corrida titular. Toro con el recorrido justo, que, no obstante, Manzanares aprovechó en series muy cortas a media altura, a lo sumo de tres muletazos.

Embistió el toro, si es que embestir es desplazarse sin más, pues no tuvo ninguna clase. La mansedumbre le llevó al final de faena a tablas. Manzanares había cuajado cosas bonitas pero aisladas. No se entiende cómo hubo petición todavía para la segunda oreja, aunque el presidente dio por bien despachada la cosa con un solo trofeo.

El primero fue de los menos mansos del envío, pero manso al fin y al cabo. Manzanares le acompañó las embestidas marcándole los tiempos y los terrenos que pedía el animal, es decir, sin obligarle, sin profundizar, por supuesto sin llegar a estructurar faena.

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