El pintor Eduardo Arroyo denuncia el silencio "casi clandestino" que envuelve al boxeo

  • Valladolid.- El pintor Eduardo Arroyo, uno de los artífices de la nueva figuración en España, ha denunciado hoy el silencio "casi clandestino" y la condición "tan denostada" que envuelve al boxeo, una de su pasiones más queridas y un deporte que ha reivindicado a través de una exposición inaugurada en Valladolid.

El pintor Eduardo Arroyo denuncia el silencio "casi clandestino" que envuelve al boxeo
El pintor Eduardo Arroyo denuncia el silencio "casi clandestino" que envuelve al boxeo

Valladolid.- El pintor Eduardo Arroyo, uno de los artífices de la nueva figuración en España, ha denunciado hoy el silencio "casi clandestino" y la condición "tan denostada" que envuelve al boxeo, una de su pasiones más queridas y un deporte que ha reivindicado a través de una exposición inaugurada en Valladolid.

Ni los medios informativos ni las instancias públicas han restituido a la sociedad y a los aficionados lo que Arroyo ha considerado "un deporte magnífico para la juventud", una "bellísima manera" de ejercitarse y una de las pocas disciplinas donde pervive la relación entre el maestro y el alumno.

"Boxeo y Literatura", lema de la exposición promovida por el Ayuntamiento de Valladolid junto al Museo de la Ilustración de Valencia, 'hacen guantes' a partir de un centenar de piezas donde, en torno al arte del pugilismo, confluyen los dibujos a lápiz y óleos del propio Arroyo (Madrid, 1973), pero también litografías, carteles, libros, manuscritos y artículos con otras firmas pero pertenecientes a la colección personal de este artista de 73 años.

Este pintor, pero también escritor y escenógrafo, ha recordado cómo el "mundo mítico, casi arcaico" del cuadrilátero ha inspirado obras maestras dentro de la literatura a escritores como Ernest Hemingway y Jack London, así como películas consagradas como "Toro salvaje" y "Más dura será la caída".

El pugilismo, ha reflexionado Eduardo Arroyo, se ha erigido así en sustancia cultural por el envoltorio social y humano que acusa una práctica vinculada a biografías arrastradas por la fuerza del destino, como la del panameño Al Brown (1902-1951), cuya biografía redactó hace décadas el propio Arroyo y que, después de tenerlo todo, "murió en la miseria, en un lecho de cristales rotos", ha dicho a los informadores.

Al Brown, primer púgil hispano que logró un campeonato del mundo, es uno de los protagonistas de la exposición, que permanecerá en Valladolid hasta el 6 de junio, con una serie de fotografías mostradas en uno de los paneles instalados en la antigua iglesia de Las Francesas.

Buena parte de los fondos, a través de retratos a lápiz, carteles y entradas, corresponden al recordado combate celebrado en Barcelona el 23 de abril de 1916 entre Jack Johnson (1878-1946), apodado "El Gigante de Galveston" y el primer negro en lucir un cinturón de campeón del mundo, y el suizo Arthur Cravan (1887-1918), campeón de Europa.

Se celebró en la plaza de toros Monumental y la bolsa jugada sumó 50.000 pesetas de las de principios del siglo XX.

De forma directa, Eduardo Arroyo exhibe un óleo del púgil francés Raymond Famechon (1924-1978), otro con la imagen de Janek Walzack, un retrato del polaco Dariusz y una serie de diez a lápiz con la evolución del rostro de Arthur Cravan después de medirse a Jack Johnson en el referido combate de Barcelona.

Un manuscrito de ocho páginas firmadas por Jean Cocteau y una serie de fotos de Hemingway con el púgil cubano Tunero en la masía de Joan Miró figuran también entre las piezas expuestas, además de un cartel de la Monumental de Barcelona, fechado en 1926, para anunciar la bolsa de 100.000 pesetas que se jugaron Paulino Uzcudun y Herminio Spalla.

Arte, danza, poesía, drama y épica son algunos de los rasgos que Eduardo Arroyo ha observado en esa práctica deportiva y que ha plasmado con su personal acento en las obras expuestas, tanto en las creadas por él como en otras de mano ajena pero pertenecientes a su colección personal.

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