El Real patea las ocurrencias de Warlikowsky para "El rey Roger"

  • Madrid.- Cuando se estrenó hace dos años el montaje de Krzysztof Warlikowski de "El rey Roger" en la Ópera de París cada noche cosechaba religiosamente un abucheo casi sin fisuras, similar al que le ha recibido en su estreno de hoy en el Real, que sí ha aplaudido, y mucho, a los cantantes, al coro y al director de la orquesta.

El Real patea las ocurrencias de Warlikowsky para "El rey Roger"
El Real patea las ocurrencias de Warlikowsky para "El rey Roger"

Madrid.- Cuando se estrenó hace dos años el montaje de Krzysztof Warlikowski de "El rey Roger" en la Ópera de París cada noche cosechaba religiosamente un abucheo casi sin fisuras, similar al que le ha recibido en su estreno de hoy en el Real, que sí ha aplaudido, y mucho, a los cantantes, al coro y al director de la orquesta.

Ha sido, como adelantaba el intendente del Real, Gerard Mortier, una hora y media "trepidante" -sin descansos-, gobernada por el caos y la locura que emanan del libreto hilado por Jaroslaw Iwaszkiewicz y su compositor, Karol Szymanowski, en el que Warlikowski ha querido subrayar los "muchos elementos autobiográficos" que, según él, contiene.

El director de escena ha querido subrayar del libreto, basado en "Las Bacantes" de Eurípides, la lucha entre lo dionisíaco y lo apolíneo, entre el placer y la razón, pero también al descubrimiento del "sur" y de la homosexualidad del compositor y del libretista.

Sin embargo, la muñeca atrapada como un insecto en el ámbar, muy presente desde el comienzo en el friso transparente que levanta el suelo del escenario al lado de la "piscina"; el luminoso-espejismo con la palabra "sun"; los "picos" de heroína, como guiño a la libertad salvaje del Bangkok de los 70; las máscaras a lo Micky Mouse o la estética playera de Benidorm no han explicado al auditorio los derroteros por los que transcurría este "drama erótico", estrenado en 1926.

Si ya en el libreto es difícil reconocer los elementos que pertenecen a la imaginación del protagonista y los reales -si es que en un relato que transita entre lo mitológico y lo mesiánico ese término es apropiado- la dirección de Warlikowski huye deliberadamente de lo explícito.

Pero lo que aparentemente se ha comprendido menos, a juzgar por los comentarios al final de la representación de esta noche, ha sido la inclusión, al comienzo del primer acto, de imágenes de la película de Andy Warhol "Flesh", mezcladas con otras en blanco y negro de "Teorema" de Passolini, y proyectadas sobre un telón translúcido que separaba al coro de los protagonistas.

En las de "Flesh" se ve a un bebé rubio vestido con una "rana" y mirando a cámara mientras se come, a miguitas, una magdalena. A su lado le observa, tumbado y desnudo, un jovencísimo Joe Dallesandro, el que fuera el actor preferido del artista norteamericano en su mítica "Factory".

El barítono Mariusz Kwiecien, que ya estuvo en el Real en "Las bodas de Fígaro" y en "Eugene Onegin", ha sido muy aplaudido en su papel como el rey Roger II de Sicilia, al igual que la soprano ucraniana Olga Pasichnyk -de un gran parecido con la actriz Juliane Moore- en el de la "dionisiaca" Roxana, el tenor norteamericano Will Hartmann como Pastor y el tenor eslovaco Stefan Margita como Edrisi.

El británico Paul Daniel, que ya estuvo en Madrid con "L'upupa" y "El caso Makropoulos", se ha enfrentado a la "peligrosa y explosiva" partitura de Szymanowski "jugando con fuego", y buceando en las múltiples capas en las que el polaco envolvió una música que tiene reminiscencias de "los mil y un sentidos".

El coro, dirigido por Andrés Maspero, que, como subrayaba Mortier, puede presumir de la calidad que ha logrado, ha sido también muy aplaudido, no sólo por su interpretación musical sino por su "actuación" cuando la cámara en escena emitía en directo sus gestos.

El Real ha proyectado por primera vez los subtítulos en las columnas laterales que abrigan el foso, algo que es posible, según fuentes del teatro, que se repita en otras producciones.

Concha Barrigós

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