Una desconocida Alaska, con 14 años y guitarra de dos puntas, es uno de los primeros recuerdos de La Movida que retiene la mirada fotográfica de Miguel Trillo. El fotógrafo documental, por aquel entonces, realizaba así su primera foto de un concierto pop.
A través de su obra fotográfica, pueden recuperarse momentos únicos de la transición española. Toda la obra de Trillo atestigua el cambio generacional y del sentido identitario de la juventud.
Cuenta el artista que 'lo embrionario' es algo que siempre le ha atraído, que considera la cámara como un microscopio, un elemento gráfico que capta aquello que aún está oculto a la mirada de muchos de nosotros.
Trillo siempre ha tenido una sensibilidad especial para detectar culturas que no siempre saltan a la vista. Sus primeras imágenes de cantantes de rap se editaron en la revista de creación Sur Exprés, allá por los años finales de los 90. Fueron instantáneas que arrastraron al público a los primeros conciertos del género en nuestro país.
Época surrealista
El décimo aniversario del festival de fotografía de Arles 2013hoy ya suma el 40 ediciones- le encontró ensayando la fotografía surrealista. Posteriormente, su trabajo se tornó pop y cobró identidad propia. Antonioni, Pasolini y Roland Barthes alimentaban por entonces su universo.
El artista se considera un producto de los 70 y los 80, según explica y rememora. En 1979, viajó a un macrofestival de fotografía que organizó el hermano de Robert Capa en Venecia. Allí, descubrió la obra de Diane Arbus y August Sander.
Su descubrimiento del street style ocurrió décadas antes de que se impusiese en las grandes urbes. Esta mirada precursora se exhibirá próximamente en la primera exposición individual en Andalucía, una exposición simultánea en su Cádiz natal y en Málaga, organizada por la Fundación Unicaja. Este primer solo hace especial ilusión al artista, que acaba de recibir el Premio Villa de Madrid por su serie Identidades.
Tras cinco décadas en la profesión, Trillo dio el salto a la fotografía digital hace tan sólo cuatro años. Su proyecto, sin embargo, sigue inalterable. Trabaja en estos momentos en tres series simultáneas, detectando las subculturas underground de Asia, los países árabes y Nueva York. El fotógrafo busca terminar con los tópicos y arrojar una nueva mirada sobre la vida moderna de megalópolis, como Pekín, Seúl o Bombai.
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